La causa de morir, es vivir
Nuestro cuerpo físico envejece a cada segundo, pero también se renueva. Y esto me hace pensar en los opuestos… luz y oscuridad, frío y calor, vida y muerte, enfermedad y sanación.
Cuando leemos las palabras que hemos asociado a algo negativo, nuestra mente se pone en guardia para luchar, porque teme la vulnerabilidad de ser humano.
Pero he de decirte que de esa fragilidad, de esa vulnerabilidad física, emocional y mental, nace la mejor versión de ti mismo.
Y es que cuando comenzamos a reflexionar, la parte de nuestra mente que suele quedar oculta en esa lucha que establece consigo misma, nos susurra que no hay oscuridad porque siempre podemos crear luz, que podemos calentarnos incluso en el frío más gélido y también nos indica que estar enfermo nos lleva a la sanación.
¿Y qué hay de la muerte?
No podemos huir de ella, pero he aprendido que el final de la vida guarda importantes lecciones.
Como ya sabrás, soy psicooncóloga y me especialicé en cuidados paliativos, es decir, que acompañaba a los pacientes moribundos y sus familias, a transitar el último tramo de sus vidas.
Y ese trabajo me ha enseñado tantas cosas, estoy tan agradecida al universo por haberme guiado hasta ese punto de mi vida, que hoy quiero compartir algunas de esas lecciones aprendidas en el umbral de la muerte.
¿Me acompañas?
Lecciones aprendidas en el umbral de la muerte
Las prioridades vitales
Cuando la vida va rápido, llegan a nosotros cosas que creemos importantes y nos dejamos distraer por ellas. Cada persona tiene unas prioridades vitales y todas son buenas, siempre y cuando las elijamos conscientemente y no porque otra persona nos las imponga o porque la sociedad o nuestra familia nos diga lo que debe ser importante para nosotros.
En el lecho de los moribundos, he sido testigo de transformaciones increíbles… tanto que parecen imposibles.
Cuando la vida se escapa entre los dedos, tenemos tiempo para reflexionar y es en ese tiempo cuando nos damos cuenta del camino que hemos recorrido, de las cosas que hemos hecho porque lo decidimos nosotros y de aquellas que fueron impuestas por otros.
Y es en este momento donde surge el arrepentimiento por haber hecho cosas que no se deseaban y también por haber abandonado sueños que parecían imposibles.
La ventaja del final de la vida, es que podemos dar un paso atrás y ver la vida tal y como ha sido y tal y como la hemos sentido.
Por eso es importante vivir conscientemente, porque cuando decides el camino que recorrerás desde tu centro, desde tu esencia, construyes una vida con sentido y cuando llega el final, solo queda la alegría de haber reclamado tu poder personal y de haber hecho lo que sentías que era lo mejor para ti. Y de esa manera el arrepentimiento desaparece.
Puedes construir hoy la vida que deseas, revisa tus prioridades vitales y pregúntate si son metas fijadas por ti o si han sido impuestas desde fuera
Da un paso atrás, tómate tiempo libre y reflexiona.
El desapego es la clave
Tememos a esta palabra porque nos recuerda a abandono absoluto. He de decirte que no es así. El desapego real nos hace más libres porque nos permite ser más flexibles y adaptarnos a todo lo que la vida nos traiga.
Los budistas dicen que el desapego no hace referencia a no poseer nada, sino a que las cosas materiales no nos posean a nosotros. En realidad el desapego es cuestión de perspectiva, de cómo creamos dependencia hacia cosas o personas que no nos pertenecen.
¿Quiere decir eso que rechaces la abundancia económica? No… el desapego nos dice que no nos convirtamos en esclavos de nuestras posesiones, que no nos aten a una vida donde estemos obsesionados por esas posesiones y nos perdamos el resto de cosas. Pero podemos y debemos disfrutar de la abundancia económica.
Podemos empezar a practicar el desapego aquí y ahora con cada suceso de la vida… podemos desapegarnos del resultado de nuestros proyectos, de modo que podamos disfrutar del camino independientemente del resultado final, podemos desapegarnos del coche, de la casa, del móvil, de nuestra cuenta bancaria. Y cuando hacemos esto, todas esas cosas cumplen su función, la de facilitarnos la vida.
Esta práctica cotidiana del desapego, nos facilitará el desapego final, donde deberemos renunciar a nuestros seres queridos y a la propia vida.
Aceptar el final de las cosas
Otra gran lección que aprendí en el umbral de la muerte, es que debemos aceptar que las cosas acaban, aunque no queramos. Y este tema es ampliamente tratado en el budismo con la ley de la impermanencia, donde nos dicen que todo cambia, nada permanece.
Aceptar que el final de la vida se aproxima, no es fácil, pero si vivimos conscientemente, estaremos acostumbrados a aceptarlo todo… lo que nos gusta y lo que no, lo bueno y lo menos bueno y eso nos ayudará a aceptar que la vida física ha de terminar para comenzar una nueva existencia energética que es eterna.
La escucha está llena de sabiduría
Como buena introvertida, soy muy observadora y toda mi vida he practicado eso de escuchar más que hablar, creo que por eso me sentía cómoda acompañando en el final de la vida, porque debía callar y escuchar, dejando que fuera el moribundo quien hablara, quien comprendiera.
Esto me hizo ser espectadora de vidas ajenas llenas de sabiduría y poco a poco fui aprendiendo lecciones que otras personas habían vivido y que me estaban legando a través de sus palabras y de sus silencios.
Si quieres aprender, si deseas comprender mejor la vida… simplemente escucha
El amor es lo único que importa
Esta es la gran lección que aprendí en cuidados paliativos. Porque al final, cuando tu cuerpo comienza a desligarse de la vida, el amor es lo único que importa.
Y es que el amor lo sentimos dentro de nosotros pero también podemos verlo. Yo lo sentía cada vez que visitaba la habitación de un paciente moribundo y era aún más fuerte cuando se aproximaba la agonía… los últimos días u horas de vida.
Fueron muchas las veces que entré en una habitación y sentía el amor como una presencia más, acompañándonos. Me di cuenta de que el amor lo irradiamos desde dentro y se esparce a nuestro alrededor… por todo el universo.
Solo el amor importa… cuánto amas a otros, cuánto te han amado y cuánto te amarán aunque ya no estés físicamente. En el duelo por mis abuelos maternos me di cuenta de esto también… de que ya no están, pero me siguen acompañando porque mi amor por ellos está intacto… mi tristeza se debe a que no les puedo abrazar o besar… pero sé que me acompañan en cada paso.
Prepararnos para la muerte
Como ya has podido comprobar por mis palabras, puedes hacer muchas cosas hoy para vivir la muerte como algo natural, una etapa más de la vida.
En resumen, puedes trabajar en ti para que la muerte se convierta en algo que vivirás conscientemente…
- La vida está llena de opuestos que nos permiten comprender mejor todo. La muerte es una de ellas.
- Sé consciente de tus prioridades vitales y asegúrate de que sean tuyas.
- Practica el desapego para disfrutar plenamente de tu vida.
- Acepta los finales que pueden llegar y que forman parte de la vida.
- Si quieres aprender y ser sabio, escucha atentamente, incluido a ti mismo.
- Comparte con otros toda la abundancia que vive en ti.
- El amor es lo único que importa, de modo que ama con todo tu corazón.
Todos morimos porque es una etapa más de la vida… pero entre medias, vive conscientemente