La gratitud es una profunda emoción que nos ayuda a vivir plenamente cada día de nuestra vida. Y tiene tal poder porque hunde sus raíces en el amor.
Solemos pensar que solo podemos estar agradecidos cuando las cosas nos van bien, cuando alcanzamos nuestros sueños y nuestros planes salen adelante.
Yo hoy quiero mostrarte que la gratitud existe más allá de tus deseos, más allá de que la vida sea como siempre has querido. Y cuando tienes etapas dolorosas en tu vida, donde el sufrimiento y las adversidades están presentes, la gratitud te puede salvar, la gratitud cambia tu vida.
Quiero que sepas que puedes estar agradecido por cualquier cosa… por poder respirar, por tener cerca a seres queridos, por tu cuerpo que te ayuda a vivir, puedes agradecer también a tu ansiedad, que llega como un huracán para mostrarte que debes cuidarte, que has de atenderte. Incluso creo que podemos agradecer a nuestras enfermedades, porque ellas nos ayudan a conocernos más, a vernos claramente, incluso a sentir nuestros cuerpos más presentes.
Pero existe una gratitud más allá de lo cotidiano… Hay un concepto, amor ágape, que usaban los Griegos para referirse a un amor que va más allá de los individuos, de las parejas y la familia, para adentrarse en el amor por la humanidad, en el amor por la naturaleza y por la propia vida. Este concepto tan profundo de amor, es el que permite la existencia de la gratitud existencial.
La gratitud existencial es un profundo agradecimiento que sentimos por el mero hecho de vivir, por estar en este planeta, por aprender y compartir con otros nuestra esencia. Experimentamos este tipo de gratitud cuando vivimos en el presente, cuando sentimos y nos comunicamos con nuestras emociones, cuando no nos dejamos llevar por los pensamientos y aprendemos a estar con nosotros mismos, en soledad, totalmente serenos.
La gratitud nos ayuda a reconocernos como parte importante de este mundo y de este universo, al tiempo que reconocemos que los demás también son importantes. Estos nos lleva a la plena aceptación de quienes somos en el presente, de quienes son los demás y de cómo es la vida que vivimos.
Sé que no es fácil… la gratitud debe crecer lentamente, poco a poco, de dentro hacia fuera… acompáñame… te ayudo…
Pasos para vivir una vida llena de gratitud
Dar las gracias: Una manera sencilla y muy eficaz de introducir la gratitud en tu vida, es acostumbrarte a dar las gracias a otras personas. Puedes comenzar agradeciendo en tu entorno más cercano… a tu madre por cocinar, a tu vecino por abrirte la puerta, a un compañero de trabajo o a ese amigo que dedica parte de su tiempo a escucharte y apoyarte.
Poco a poco, ve extendiendo tu círculo de gratitud y comienza a introducir un sencillo “Gracias” o un simple “Buenos días” en tu día a día. Puedes mostrar tu gratitud al camarero que te sirve en el restaurante, al conductor del autobús, al dependiente de la tienda, al vecino con quien compartes el ascensor.
Y lo mejor de todo, es que la gratitud es contagiosa, de modo que tu amabilidad cambia a otras personas y es una invitación para que ellas mismas comiencen a ser más agradecidas en sus vidas.
Diario de gratitud: Una buena manera de introducir este hábito saludable en tu vida, es tener una libreta o cuaderno donde cada día apuntes tres o cuatro cosas por las que estás agradecido. Sé que la primera semana te parecerá un ejercicio fácil, pero pasado ese tiempo te puede parecer algo absurdo porque siempre apuntas lo mismo.
En lugar de darte por vencido y abandonar este diario de gratitud, te propongo que busques la gratitud en lugares insospechados… en la belleza sutil de las cosas… como el juego de luces y sombras en la naturaleza que puedes ver gracias a tu vista, como la enorme amabilidad de la naturaleza, que nos acoge. Incluso puedes agradecer la presencia de algún problema en tu vida porque te ayuda a conocerte mejor y a tomarte un respiro.
Mostrar conductas llenas de amor y gratitud: Cuando ayudas a alguien, cuando sonríes, cuando te quedas junto a aquel que sufre, cuando no huyes del dolor y la tristeza de otros y del tuyo propio, estás desarrollando tu gratitud. Cuando eres genuino y coherente con quien eres en este instante de tu vida, cuando te ríes a pleno pulmón porque te sientes feliz, cuando enseñas a otras personas los descubrimientos que estás haciendo sobre ti mismo y sobre esta manera alternativa de vivir, estás desarrollando tu gratitud.
Observa cómo la gratitud todo lo impregna… está presente en todo cuanto te rodea y cuando respiras consciente y amablemente, la gratitud por el mero hecho de respirar y vivir, llegará a ti… déjate arropar por esta agradable sensación.
Desarrollar tu gratitud existencial: Cuando vives en el presente, cuando aceptas tus emociones y dejas de luchar con tus pensamientos, cuando observas que todas las situaciones de tu vida tienen el fin de enseñarte importantes lecciones, estás desarrollando tu gratitud existencial porque reconoces que todo es perfecto tal y como es.
Cierra tus ojos, pon una media sonrisa en tu boca y observa el ir y venir de tu respiración… no existe nada más… solo tú y la eternidad que ahora sientes, la paz y serenidad que hay en ti… Esto es sentir la gratitud existencial.
La gratitud crece dentro de ti… suelta tus ataduras y siente cómo fluyes con la vida… cómo vuelas libremente