La vida es una danza. La danza implica movimiento y también aceptación.
Esto que parece tan obvio, es un verdadero reto en nuestra vida cotidiana. Porque solemos querer quedarnos inmóviles, luchando contra el flujo natural de la vida.
Y cuando luchamos contra el movimiento natural, rechazamos la vida y eso es justo lo contrario a la aceptación.
Solemos confundir aceptar algo con resignarnos, cuando son conceptos totalmente opuestos…
La resignación es lucha, es rechazar lo que está ocurriendo, pero obligarnos a quedarnos con ese malestar. De esta manera nos convertimos en seres pasivos, donde todo nuestro poder se lo hemos cedido a una persona o situación. La resignación nos quita poder personal y nos hace sufrir.
La aceptación es neutral, objetiva. Aceptar algo está más allá de todo juicio, no significa que me guste lo que está ocurriendo o lo que estoy sintiendo, tan solo es hacerme consciente de lo que vivo y siento al tiempo que dejo de luchar por vivir o sentir otra cosa. Y nos damos cuenta de que en el abandono de la lucha, en el abandono de los juicios, todo cambia, todo se equilibra.
Por lo tanto, para liberarnos del sufrimiento, debemos aceptar las cosas, abandonando los juicios constantes que hacemos de nosotros mismos, de nuestras emociones y de todo aquello que nos ocurre.
La aceptación es un proceso y debemos aprenderlo en las diferentes situaciones de la vida.
Apertura
Podríamos decir que la aceptación es una apertura total. Es una apertura hacia quiénes somos, sin querer cambiarnos, es una apertura hacia lo que vivimos, sin tratar de escapar ni de prolongar nada. La apertura nos habla de movimiento, danza, cambio.
En este proceso de apertura, hay dos cosas esenciales que nos pueden ayudar…
Mente Neutral: Nuestra mente, tiende a ser una juez muy dura. Hemos ido creando una serie de parámetros que nos parecen “buenos” o “malos” y todo lo tratamos de clasificar en solo dos categorías. La clave está en ser conscientes de que esas categorías son solo nuestras y lo que para m
La verdadera naturaleza de nuestra mente, es neutral, sin juicios, sin clasificaciones. Y la mente neutral nos libera, nos hace responsables en lugar de culpables. La mente neutral la podemos cultivar de diferentes maneras:
- Acoger y escuchar cualquier emoción que llegue a nosotros.
- Quedarnos con la emoción el tiempo que sea necesario, aunque no nos guste lo que sentimos.
- Acompañar a la emoción, evitando decisiones impulsivas para evadirnos.
- Observando los pensamientos como producciones de la mente, no como reflejo de quién soy.
- Abandonando las etiquetas y juicios que hacen más simple nuestro mundo pero que nos hacen perdernos.
- Observar las lecciones dormidas en las experiencias vividas.
- Yo solo soy responsable de mi felicidad, no de la de otros.
- Comprender que todo es un ciclo, que todo pasa.
Corazón abierto: Abrir nuestro corazón puede ser un deporte de riesgo. Porque sentimos que cuando abrimos nuestro corazón a otros, somos vulnerables y frágiles, nos pueden hacer daño. Pero cuando nos quedamos encerrados, el miedo se apodera de nosotros.
La apertura es sinónimo de aceptación, porque no podemos controlarlo todo. Cuando somos genuinos, nos pueden hacer daño, pero también vivimos plenamente. Cuando nos cerramos, vivimos perdidos en un mundo que realmente no existe, porque es un mundo lleno de temores que pocas veces se hacen realidad.
Podemos abrir nuestro corazón de diferentes maneras…
- Siendo sincero contigo mismo, con tus miedos, heridas y emociones.
- Abriéndote con personas de confianza que te escuchen y apoyen.
- Indagando más en tu interior, en lo que te hace ser como eres.
- Abrirte a la belleza de la vida.
- Vivir en el presente para disfrutar plenamente de lo que hay en tu vida.
- Siendo amable contigo y con otros.
Aprendiendo a aceptar
Aceptar es quedarnos con el dolor y el sufrimiento. La aceptación real, es serena, sin culpa, sin reproches. La aceptación serena nos ayuda a crecer. Aceptar algo es volver a la realidad, es abandonar la realidad alternativa que crea nuestra mente, para volver al aquí y ahora, regresando a la tierra.
La ausencia de aceptación, la vivimos como si estuviéramos condenados a repetir una y otra vez los mismos patrones, las mismas conductas adquiridas hace tiempo. Cuando comenzamos a aceptarlo todo de nosotros, comenzamos a salir de esa programación antigua y podemos cambiar. Pasos para aprender a aceptar:
- Observar: De la observación nace la sabiduría. Es una de las primeras formas en que aprendemos cuando venimos a la vida y el propio método científico se basa en la observación. En este caso, me refiero a observarnos desde dentro, desde la mente, las emociones, desde las heridas y sombras. La observación está ausente de juicio, consiste en contemplarnos para comprendernos.
- Toma de consciencia: Cuando nos observamos, comenzamos a elevar nuestro nivel de consciencia y empezamos a darnos cuenta de cosas que antes pasaban desapercibidas. Nos ayuda a re-interpretarnos, a comprender por qué somos como somos y así es como recuperamos nuestro poder personal.
- No repetir patrones: Tras la observación y toma de consciencia, empezamos a comprender que en nuestra vida, hay ciertos patrones repetitivos, que hacemos ciertas cosas sin ser conscientes del todo. Y al ver estos patrones, estamos en disposición de no repetirlos. Los patrones actúan de manera automática porque no los conocemos, pero al ser conscientes de ellos, repetirlos o no, será una decisión que podremos tomar libremente.
- Amabilidad: La aceptación real y profunda, se basa en la amabilidad. En la amabilidad conmigo misma cuando no repito lo de siempre, pero también amabilidad cuando se activa el patrón repetitivo de siempre. Porque comprendo que conocerme en profundidad es un proceso y en todo proceso el aprendizaje es acumulativo. Cuando elimino la presión de hacerlo todo bien siempre, me libero del sufrimiento y aprendo más.
- Paciencia: La observación, contemplación, la toma de conciencia y la amabilidad, están llenas de paciencia. He de reconocer que soy paciente por naturaleza y eso me ha ayudado en este proceso de aceptación en el que me encuentro. Pero si no eres paciente por naturaleza, aún hay esperanza, porque la paciencia se aprende. Es una actitud basada en la calma y cuando aprendes a vivir en el presente, respirando conscientemente y meditando, ejercitas tu paciencia.
- Amar la imperfección: Nos han hecho creer que debemos ser perfectos, que no debemos tener ni mostrar defectos y que si cometemos un error, somos unos fracasados. La imperfección es bella, muestra nuestra humanidad, muestra que somos seres en evolución, aprendiendo constantemente. Un error es solo una manera de buscar mejores formas de hacer las cosas. Un error no te define, porque tú eres un ser humano bello por tus imperfecciones.
La aceptación es una apertura total hacia quiénes somos ahora