Shiva es el dios hindú de la creación y de la destrucción.
Habitualmente, este dios se asocia a la destrucción, pero en realidad se encarga de crear y para crear algo nuevo, se tiene que destruir lo antiguo. Por eso Shiva no es un destructor sin piedad y cruel, en realidad este dios nos recuerda que el cambio es natural y que es el único camino de la vida y evolución.
El dios Shiva encarna muchas facetas…
- Representa la unión de las energías masculinas y femeninas.
- Representa la destrucción, la reparación y la creación.
- Creador y destructor del Universo.
- Es la fuerza que conserva todo el universo.
- Es el amo del tiempo, por eso tiene una luna en fase de cuarto creciente en su tercer ojo.
- Es considerado el rey de la danza. La danza divina representa la plenitud de Dios o la divinidad. La danza es expresión de plenitud interna, manifestando el gozo interior. La danza es la creación.
La danza de la dicha furiosa
En la imagen que acompaña a este artículo, puedes ver esta danza que hace Shiva, donde pone en movimiento una rueda de fuego que le da el impulso para cambiar lo que ha de moverse.
En esta danza, podemos observar el momento exacto en que destruye algo para volver a crearlo después (Shiva nataraja). Esta representación, nos muestra el dinamismo de la creación y destrucción, el movimiento eterno que está presente en todo cuanto existe y en los ciclos de creación y destrucción del universo.
La conciencia suprema, Shiva, acepta ciertas limitaciones al tomar diferentes formas (incluido el ser humano), para poder experimentarse a sí misma como un ser individual. Y para convertirse en un ser individual, la conciencia divina debe asumir muchas limitaciones, pasando de la perfección a la imperfección y del conocimiento absoluto, al limitado y la eternidad se convierte en una existencia temporal.
Cada uno de nosotros, tenemos la misma potencialidad que la energía divina, solo que a un nivel más pequeño y en un estado contraído e imperfecto.
Ciclos de creación y disolución – “OM”
Un concepto budista que me gusta mucho y que tiene implicaciones en nuestra vida cotidiana, es el de impermanencia. El cambio eterno que ocurre en nosotros y fuera de nosotros. Shiva encarna el cambio eterno a través de sus ciclos de creación y disolución.
Todo se tiene que destruir para ser reconstruido, en nuestras vidas ocurre igual, solo que interpretamos el cambio y la destrucción como negativo, cuando en realidad es la naturaleza de la vida, que actúa a través de este ciclo.
El concepto de impermanencia nos habla del cambio desde una perspectiva más profunda. Porque se refiere a la transformación. Y todo se transforma en esta existencia… el agua se evapora para crear la nube, la nube se deshace en lluvia que moja los árboles y cultivos, ese agua se transforma en nutrientes para las plantas que crean verdura y fruta, los alimentos nos nutren a nosotros y reemplazan la energía desgastada.
Cuentan los textos védicos antiguos, que Shiva creó el universo al unirse a su consorte Shakti (la energía divina). En esta fusión de energías, se produjo una vibración (spanda) que dió lugar a la materia del universo, esa vibración es el sonido sagrado “OM”, creado por Shiva con un tambor.
Esta vibración, “OM” es energía concentrada de la que todo nace y cuando esta vibración estalla, da lugar a todo el cosmos, manifestando el universo al completo -esta descripción es casi igual que la de la ciencia con el “Big Bang”-. La energía se convierte en materia, manifestando el mundo físico y esta creación es estática y dinámica al mismo tiempo. La creación del universo, se describe como el juego amoroso entre Shiva y Shakti en el “Vijñana Bhairava Tantra”.
Shiva también nos habla del orden que mantiene en este universo recién creado, que a veces se considera más importante incluso que la creación misma. Esto significa también que hay esperanza y protección, que no debemos temer nada. Podríamos decir que Shiva realiza cinco procesos cósmicos:
- Creación cósmica.
- Sostenimiento: Mantenimiento de lo creado y orden.
- Disolución: En lugar de hablar de destrucción, la cultura hindú nos habla de disolución para hacer referencia al cambio de forma, de modo que la conciencia individual, al morir, se funde con la divinidad o conciencia primordial.
- Ocultamiento: La energía divina creadora de todo, queda oculta tras manifestar el cosmos, esperando una nueva oportunidad para crear. A nivel individual, este ocultamiento lo podemos observar en la energía vital o conciencia dormida en nuestro cuerpo, como ocurre con nuestro Kundalini cuando está dormido en la base de la columna.
- Revelación: Este es el momento en que sufrimos el gran despertar del Kundalini, que pone en marcha de nuevo el proceso de retorno a la unidad primordial. La energía suprema elige materializarse por medio de la contracción y elige también el retorno a la fuente primordial a través de la expansión, volviendo a su estado original. Representa la unidad del Ser consigo mismo. El Ser es un actor que representa diferentes papeles… nosotros somos ese Ser, ese actor.
El movimiento de la vida
Todo gira, todo se mueve, todo cambia, fuera y dentro de nosotros.
El proceso de creación y las acciones realizadas por Shiva, nos muestran diferentes maneras de dirigir la energía. En primer lugar se produce una expansión de la energía para crear la materia física y al mismo tiempo se produce una contracción de la conciencia. Cuando se desintegra la materia, volvemos a liberar la energía en un proceso de expansión. El objetivo es que limitemos nuestra ignorancia y expandamos nuestro conocimiento.
Muchas de las cosas que ya decían estos textos antiguos, están siendo verificadas por la ciencia, especialmente por la física cuántica. Todo en el cosmos, se mueve… las galaxias, las estrellas, los planetas, nuestro ADN. Se ha descubierto que incluso los agujeros negros giran, llegando a alcanzar la velocidad de la luz en ese giro. Y ese movimiento organizado, lo vemos en la escala más grande del universo y también en la más pequeña, porque toda la materia organizada, gira. Las galaxias rotan sobre sí mismas constantemente, al igual que los planetas y los soles.
La energía se mueve de cierta manera. En la Tierra, el campo electromagnético que la rodea, se mueve en forma de toroide, lo mismo que ocurre a escala humana en nuestro cuerpo, pues los centros energéticos de nuestro cuerpo se mueven en una dirección concreta, creando alrededor del cuerpo un campo electromagnético que se mueve en forma de toroide. La forma toroidal se repite por todas partes en el cosmos, porque es un sistema que se retroalimenta a sí mismo, la energía se separa y une constantemente, como ya nos decían los textos védicos (de 3.500 años de antigüedad) con Shiva y su contracción y expansión (Haramein, N., Hyson, M., Rauscher, E.A., 2008).
Ahora ya sabes que el cambio es natural, no es un castigo. El cambio nos habla de dinamismo, evolución y crecimiento, aunque por el camino tengamos que abandonar cosas que ya no encajan con nosotros o con la vida que vivimos.
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En tu mente todo cambia, todo es impermanente