Tu mundo emocional está vivo.
Las emociones son energía que desea moverse, por eso las emociones son cambiantes y les gusta no pasar mucho tiempo con nosotros.
Tememos a nuestras emociones porque estamos desconectados de ellas, porque nos las escuchamos y porque creemos que tienen vida propia y hacen lo que quieren con nosotros.
Pero lo cierto es que podemos establecer una nueva relación con nuestras emociones, podemos conocerlas y comprenderlas mejor, logrando así conocernos más profundamente.
Acompáñame por este viaje a través de tus emociones y su regulación.
Qué son las emociones
Como te he comentado, las emociones son energía que nacen en nuestra mente y cuerpo. Por eso se expresan en diferentes niveles y por eso podemos identificarlas en cualquiera de ellos…
- Afecto: Es la experiencia emocional en sí misma. Es esa sensación de estar sintiendo algo agradable o desagradable. A veces es una sensación clara y otras veces es más difusa. Debes saber que las emociones agradables hacen que te sientas expansivo, mientras que las desagradables, te hacen sentir contraído.
- El cuerpo: Las emociones se expresan también en nuestro cuerpo, en forma de molestias, nudos o vacíos. Observar el cuerpo y sus molestias, nos ayuda a conectar con la emoción, haciéndonos conscientes de emociones que suelen pasar desapercibidas.
- Pensamientos: Primero se crean las emociones y después llegan los pensamientos, que son capaces de reforzar y aumentar la intensidad de lo que sentimos. Solemos quedarnos atrapados en pensamientos que fortalecen las emociones desagradables, olvidándonos de que podemos cambiar lo que sentimos, al cambiar lo que pensamos.
- Auto-diálogo: Tenemos un monólogo constante con nosotros mismos que se nutre de los pensamientos (que a su vez surgen por las emociones). Tal vez te cueste identificar el auto-diálogo porque es un susurro al que estás tan habituado, que ni siquiera lo reconoces como algo diferente a ti. Tiene la capacidad de cambiar lo que sentimos.
- Conductas: Lo que sentimos, pensamos y nuestro auto-diálogo, tiene el poder de cambiar lo que hacemos, por eso respondemos de manera precipitada, creando conflictos. Por eso tomamos decisiones impulsivas que nos generan sufrimiento. Todo esto ocurre porque no regulamos lo que sentimos.
Por qué regular las emociones
Tal vez ya has adivinado por qué es tan importante regular tus emociones… porque tienes el poder de crear la vida que deseas… pero también la que no deseas.
La regulación emocional es cíclica y nunca termina, para ello debemos tomar la decisión de estar en contacto con nosotros y con nuestras emociones. Requiere mucha observación y paciencia. Y esto no siempre es fácil.
Regular nuestras emociones, supone no responder llevados por la emoción, dejamos de ser impulsivos y reflexionamos acerca de lo que sentimos, modificando nuestras emociones para que no sean intensas ni muy duraderas.
Solemos alimentar a las emociones para que se hagan más grandes. Es habitual ahondar nuestra tristeza con música triste, nos esforzamos por sentirnos peor e incluso somos capaces de herir a otras personas o castigarlas para que se sientan tan mal como nosotros. De esta manera, prolongamos la emoción y la hacemos más intensa.
Otra cosa que solemos hacer antes de saber regular nuestras emociones, es aferrarnos a lo que sentimos, ya sea agradable o desagradable. Así, solemos abrazarnos fuerte a la alegría para que nunca acabe, pero también rechazamos la tristeza para que se aleje de nosotros. De esta manera, prolongamos artificialmente nuestras emociones, alterando nuestro mundo emocional.
La regulación emocional consiste en lo contrario… es fluir con las emociones, observarlas y permitir que se vayan a su ritmo. Esto requiere adaptarnos al flujo de nuestras emociones y a sus ritmos.
Regular las emociones fácilmente
En este proceso cíclico de regulación emocional, podemos seguir algunos pasos…
- Identificar lo que sentimos: Este es el primer paso de todos y requiere observación. Podemos escuchar nuestras emociones de diferentes maneras:
- A través de las sensaciones de expansión o contracción.
- Observando el cuerpo y sus molestias, nudos y vacíos.
- Escuchando la mente a través de los pensamientos y el auto-diálogo.
- Aceptar nuestras emociones: Una buena regulación emocional, requiere que dejemos nuestra lucha contra las emociones, por eso debemos aceptarlas tal y como son. Aceptar algo no quiere decir que nos guste, simplemente es que somos conscientes de que las son como son, más allá de nuestros deseos. Cada emoción es una oportunidad para conocerte mejor.
- Respirar: La respiración es una estrategia ideal para regular nuestras emociones, especialmente para evitar que crezcan mucho y tomen el control. Cuando respiramos con calma y conscientemente, logramos calmar también nuestro cerebro, especialmente la amígdala, el vigilante de amenazas. Así calmamos nuestro cuerpo, mente y nos damos un tiempo para re-situar nuestras emociones.
- Modificar lo que pensamos: La magia de las emociones está en que podemos regularlas al cambiar nuestros pensamientos y auto-diálogo. Por eso es importante que cuando sientas una emoción muy intensa, tengas pensamientos neutrales, descriptivos y que no ahonden tu emoción.
- Expresar lo que sentimos: La expresión emocional es otra manera de regular lo que sientes. Y lo puedes hacer de varias formas: hablando con alguien de confianza, escribiéndolo, dibujando o haciendo artesanía. El arte es una manera sencilla de regular lo que sientes.
- Meditar: Para mí es la gran herramienta de auto-conocimiento y me ayuda a comprender mejor mi mundo emocional, me permite fluir con las emociones y darles el espacio suficiente para que fluyan a su ritmo. He descubierto que la meditación también me ayuda a prevenir estados emocionales que me hacen daño, porque me permite crear un espacio en mi mente y cuando me doy tiempo y espacio, todo toma sentido.
Cuando regulas tus emociones, creas la vida que deseas vivir