Mucho se habla de las emociones, de hecho es uno de mis temas favoritos porque siento que siempre tengo cosas que aprender del universo emocional humano.
El ser humano cuenta con una sensibilidad profunda que nos permite conectar y movernos en un mundo cambiante. La emoción es lo primario que hay en nosotros, es nuestra parte más primitiva tomando el control del mundo racional, mucho más moderno en la evolución del cerebro.
Las emociones nos han ayudado a sobrevivir y por eso hoy tienen el mismo poder que en el pasado.
Pero los humanos modernos, nos hemos hecho expertos en no sentir. Hemos ido tejiendo armaduras y caparazones que protegen nuestro frágil mundo emocional para vivir en un mundo que a veces parece despiadado.
Podemos hablar del “bypass emocional” como una manera de reprimir nuestras emociones. Este atajo emocional, trata de racionalizar e intelectualizar en exceso nuestras emociones. De esta manera, parece que estamos regulando la emoción con pensamientos del tipo “no pasa nada, esto no me afecta”, cuando debajo de esas palabras hierve nuestra ira, tristeza o angustia.
Y es que una de las claves de la regulación emocional consciente y saludable, es aceptar que sentimos una emoción, dejándole espacio en nuestro interior. La racionalización puede venir después, pero antes hemos de sentir la emoción plenamente… aunque no nos guste.
He compartido contigo bastantes cosas sobre las emociones en mi blog, pero hoy quiero darte una perspectiva nueva sobre ellas, acudiendo a la filosofía oriental para profundizar en un tema esencial para la vida consciente.
Para los chinos, las emociones (“Qing”) son la capacidad humana para desear, querer y motivar, pero la emoción también es descrita como: “todas las configuraciones de la realidad”. Otros autores chinos indican que las emociones surgen cuando una persona entra en contacto con su entorno.
Desde esta perspectiva oriental, hablan de “Qingzhi” para referirse a diez emociones: felicidad, ira, preocupación, ansiedad, pensamientos, obsesión, tristeza, dolor, miedo y susto.
Las emociones y los cinco elementos
Los filósofos antiguos y los sabios de épocas pasadas, trataban de comprender el mundo que les rodeaba a través de la conexión de ciertos conocimientos que poseían.
Todas las culturas a lo largo de la historia de la humanidad, han hablado de los cuatro elementos existentes en este planeta: tierra, aire, agua y fuego.
Pero para los griegos, existía un quinto elemento, el éter. En la mitología griega, el éter era la esencia que respiraban los dioses, llenando el vacío del universo. Este concepto me parece tan profundo y bello, que he querido incluirlo en mi conexión con las emociones.
Vamos a recorrer las emociones a través de los cinco elementos y aprenderás a conectar con cada emoción y elemento…
TIERRA: Toda la vida en este planeta, se sustenta sobre la tierra. Representa lo sólido, lo concreto, la practicidad y la estabilidad. Los ritmos de la tierra son lentos porque es necesaria una espera antes de que las cosas tomen su curso. La tierra nos habla de construcción y perseverancia.
La tierra nos habla de nutrir y nutrirnos interiormente a través de nuestras “raíces” y de lo que nos rodea. La tierra nos habla de autenticidad, amor y aceptación del mundo, de otras personas y de nosotros mismos. Es desde la tierra, desde la estabilidad, donde podemos crecer y expandirnos.
Cuerpo energético: Primer chakra, Muladhara. Este chakra se localiza en la base de la columna y también a través de las piernas, que nos conectan con la tierra. Es el chakra raíz porque nos conecta y sustenta, se asocia a la seguridad y protección. Nos habla de nuestro derecho fundamental… Estar aquí, tener, existir.
Prácticas para conectar con la tierra: Caminar descalzo por la tierra (en un parque, bosque o en la playa), cuidar nuestro jardín y tocar la tierra con las manos, cocinar alimentos frescos.
AGUA: El agua nos habla de sensibilidad, de las emociones, de la conexión con nuestro mundo interno. Es adentrarnos en lo intangible. El agua tiene la capacidad de fluir sobre cualquier obstáculo, atravesando objetos pesados y desgastando cualquier cosa que encuentre a su paso.
El agua nos habla de apertura, de mantenernos abiertos a lo que traiga la vida, a fluir con ella, a disolver lo que está estancado o atascado. El agua nos purifica y nos prepara para algo nuevo. Este elemento se refiere a la libertad, el movimiento, el equilibrio emocional, se refiere a la apertura y a la sensibilidad. El agua también nos invita a a aceptar las cosas como son. El agua nos habla de paciencia, perseverancia, gratitud, de apoyo inquebrantable.
Cuerpo energético: Segundo chakra, Svadhisthana. Este chakra se asienta sobre nuestro ombligo y nos invita a explorar el mundo que nos rodea, conectando con la sexualidad y la vida que hay en nosotros, dejándonos llevar, moviéndonos libremente. Nos invita a sumergirnos en nuestras emociones para llevar a cabo una profunda transformación. Es la fuente de nuestra vitalidad. En este chakra, se liberan las emociones estancadas y ocultas del subconsciente, ascendiendo a nuestra consciencia.
Prácticas para conectar con el agua: Nadar, ver el mar, ducha consciente, beber agua fresca.
FUEGO: Nos habla de brillo, calor, deseo, alegría y es el impulso esencial para la vida. Nos habla de pasión y deseo, nos conecta con la energía y su poder creador, también indica limpieza y purificación. Del fuego nace nuestra impulsividad y competitividad. El fuego es expansivo, nos habla de crecimiento (en ocasiones de crecimiento excesivo que es capaz de arrasar con todo).
El fuego es una invitación a limpiarnos, a quemar lo que ya no sirve. Nos habla de destrucción para volver a crear. El elemento fuego, se relaciona con el miedo, la ira, la ansiedad y las preocupaciones. También nace de él la empatía.
Cuerpo energético: Tercer chakra, Manipura. Este chakra se localiza en el plexo solar, bajo el diafragma y en la zona de las glándulas suprearrenales (encima de los riñones). Es un pequeño sol lleno de energía. El objetivo de este centro energético, es transformar la materia y la inercia en movimiento consciente que determine nuestra actividad voluntaria, recuperando nuestro poder.
Prácticas para conectar con el fuego: tomar el sol, observar una hoguera, quemar calorías a través del ejercicio, mover nuestro cuerpo, conectar con otras personas.
AIRE: Representa a la energía, libertad, el aire contiene en su interior mucha información. Nos permite el desapego, la toma de perspectiva, indica libertad. Es sinónimo de vida, de respiración. Nos habla de cambio, de movimiento, de flujo. Cuando se produce un exceso de movimiento, nuestra mente tiende a aferrarse con fuerza a los pensamientos.
El elemento aire, al hablarnos de cambio, nos ayuda a comprender que las emociones son impermanentes, que cambian, se transforman. El proceso de transformación mental y emocional que nos aporta el aire, es alcanzar la percepción clara. Es fácil quedarnos atrapados en las historias negativas que nos cuenta la mente, pero cuando vivimos desde el amor, la compasión, la aceptación y la curiosidad, podremos liberarnos de los juicios, el perfeccionismo y la responsabilidad extrema o escasa.
Cuerpo energético: En nuestro cuerpo sutil, el elemento aire se relaciona con nuestro cuarto chakra, Anahata. Este chakra se asienta sobre el corazón. Nos habla de la compasión, del amor incondicional, de consciencia y profunda conexión con uno mismo. Las sensaciones de rechazo y abandono, se asientan en este centro energético. Nos habla de equilibrio interno y externo, se relaciona con la expansión, la apertura, la ligereza y la respiración.
Prácticas para conectar con el aire: Respirar conscientemente, acudir a espacios abiertos con aire fresco y natural.
ÉTER: Los filósofos hablaban del éter como del quinto elemento y lo definían como un fluido sutil, invisible, imponderable y elástico que llenaba todo el espacioy, por su movimiento vibratorio, transmitía la luz, el calor y otras formas de energía. Esta definición me recuerda a la de “campo punto cero” o “campo cuántico”, que indica que todo lo que nos rodea, está entretejido en un campo energético invisible.
Creo que el éter se refiere a nuestra espiritualidad, a lo intangible pero que da lugar a lo tangible. Hace referencia a la energía que está presente en todo, aquella que da lugar a la vida y a nosotros mismos, incluso al mundo tridimensional en el que vivimos. Las emociones que nos conectan con esta energía que nos rodea a todos es la gratitud, la bondad amorosa, la conexión profunda, el desapego y la intuición.
Cuerpo energético: Sexto chakra, Ajna. Este chakra se localiza entre las cejas, en la glándula pineal. También es llamado“tercer ojo”porque nos permite ver más allá del mundo físico, nos aporta una visión adicional que nos permite comprender las cosas más profundamente. Ajna nos habla de trascender la vida cotidiana, de conectarnos con la divinidad, la fuente de todo lo que existe. Es también una profunda conexión con nuestra conciencia.
Prácticas para conectar con el éter: meditar, prácticas espirituales, conexión con la naturaleza.
Espero que este recorrido alternativo sobre las emociones, te haya gustado. Seguiremos explorando juntos la mente, las emociones y cómo vivir más plenamente. Gracias por acompañarme.
“No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera”
– Proverbio Chino –