El budismo nos enseña el camino hacia la liberación de nuestro sufrimiento.

En occidente tendemos a esconder el sufrimiento porque lo tememos. Y así empezamos a poner otras etiquetas al sufrimiento… ansiedad, angustia, depresión, estrés, crisis vital.

La realidad es que todas estas cosas nos indican que estamos sufriendo. 

¿El antídoto del sufrimiento?

Buda nos lo legó en sus enseñanzas…

Las cuatro nobles verdades

Estas enseñanzas forman parte del primer giro de la rueda del Dharma, el camino de sabiduría que recorrió Buda y que nos legó a la humanidad. Estas cuatro nobles verdades son…

Primera noble verdad – el sufrimiento existe: Esta toma de consciencia fue clave en el despertar de Buda. Nuestra mente es una fuente de sufrimiento cuando no conocemos su verdadera naturaleza. El budismo nos habla del dolor del nacimiento, el dolor de la enfermedad, el dolor del envejecimiento y el dolor de la muerte.

Segunda noble verdad – las causas del sufrimiento: Buda comprendió que son las emociones y pensamientos que nos afligen, los que producen nuestro sufrimiento. Estas emociones y pensamientos, nacen de nuestra ignorancia sobre la naturaleza de la mente. Buda identificó tres causas esenciales para la aparición del sufrimiento:

• La ignorancia: surge por tener una visión parcial de la vida y por apegarnos a nuestras creencias y juicios, que nos llevan a la confusión y al sufrimiento. La ignorancia es el engaño principal de nuestra existencia y esta ignorancia, nace de una mente negativa por creer que nuestro “yo” existe más allá de la mente y por laausencia de conocimiento de la realidad.

• El apego: Consiste en aferrarnos excesivamente a las cosas, creencias o personas que nos rodean. Es otro engaño de la mente, donde nos quedamos atrapados y aferrados a aquello que nos gusta o satisface, aunque no siempre nos haga felices. 

• El deseo: Cuando deseamos o anhelamos algo, rechazamos que la vida y las cosas que en ella nos ocurren, son transitorias. Cuando anhelamos algo que está destinado a desaparecer, nos lleva al sufrimiento por la pérdida de eso que deseamos.

Tercera noble verdad – el sufrimiento puede cesar: Buda nos decía que cuando eliminamos el engaño de la ignorancia y comenzamos a comprender la verdadera naturaleza de nuestra mente y de todas las cosas, nos liberamos del sufrimiento. 

Cuarta noble verdad – el óctuple noble sendero: es el camino espiritual que debemos emprender para liberarnos del sufrimiento. Si quieres profundizar en estos ocho pasos, puedes leer más en este otro post

Las cuatro moradas sublimes

En estas cuatro moradas sublimes, Buda nos propone un camino con cuatro paradas. La magia y el reto de este camino está en vivir desde cada una de estas moradas  (Halifax, J., 2019). 

PRIMERA MORADA – BONDAD AMOROSA: Nos ayuda a transformar la sensación de separación con el resto de seres, en amor. Nos ayuda mucho comprender que somos parte de algo más grande que nosotros mismos y que este mundo en que vivimos. Porque somos mucho más que nuestro cuerpo, mucho más que nuestras emociones y pensamientos. 

Y cuando somos capaces de abrirnos a la idea de que formamos parte de algo más grande, de un todo, somos capaces de abrir nuestro corazón a los demás y a nosotros mismos, porque no estamos separados, porque no somos diferentes. 

SEGUNDA MORADA – COMPASIÓN: Ser compasivo supone abrirnos al sufrimiento, haciéndonos conscientes de que no somos los únicos que sufrimos, porque toda la humanidad sufre y por eso podemos comprender mejor al otro y ayudarle, porque transitamos senderos parecidos. 

TERCERA MORADA – ALEGRÍA EMPÁTICA O NOBLE: Para tener un corazón compasivo, debemos desarrollar nuestra empatía, esa emoción que nos une a los demás, que nos hace comprender lo que el otro siente casi como si los experimentáramos en nuestra propia piel. 

CUARTA MORADA – ECUANIMIDAD: La compasión genuina ha de ser incondicional y para ello, debemos desarrollar nuestra ecuanimidad, que para los budistas es la cuarta morada sin límites. El resto de moradas, nacen de la ecuanimidad, de esta capacidad de mantenernos equilibrados en cualquier situación, ante cualquier emoción y pensamiento. La estabilidad mental, nos ayuda a tener el corazón abierto más allá de las circunstancias que nos rodean.

Podemos plantar las semillas de la amabilidad, el amor, la compasión y la alegría. Y todas ellas nos ayudan a vivir los cambios desde el equilibrio en lugar desde la angustia. Las raíces de la ecuanimidad, es el dejar ir, soltar, estar   junto al sufrimiento pero no dejarnos abrasar por él.

La ecuanimidad es un estado del ser. Es un estado en el que acogemos a todos los seres en nuestro corazón, aceptando por igual el sufrimiento y la alegría. La ecuanimidad surge de una mente estable, una que se ha liberado del odio, del apego y la confusión.

Acepta tu sufrimiento como un engranaje más de tu evolución