El dinero hace nuestra vida más fácil pero a veces la complica.
Solemos tener una relación de amor-odio con el dinero porque lo vemos como un obstáculo que nos impide lograr nuestros sueños, especialmente cuando sentimos escasez.
Otras veces, cuando el dinero llega, no sabemos qué hacer con él o nos podemos llegar a sentir mal. Y terminamos insatisfechos a pesar de tener abundancia económica.
En estos casos, se produce algo curioso… nos sentimos incómodos… ya sea por abundancia o por escasez.
Y es que el dinero nos abre nuevos escenarios y posibilidades, pero a veces también nos puede llegar a obsesionar.
De esta manera empezamos a desarrollar un apego un poco extraño… apego que da lugar a la dependencia, lo que influye de manera directa en nuestro estado anímico y nos genera insatisfacción.
Se trata de crecer… no de poseer
Así es… el dinero nos da la oportunidad de crecer. La necesidad de poseer dinero, cosas, posesiones o personas, solo nos lleva al sufrimiento. Porque la clave está en crecer y compartir.
El dinero, como todo lo que existe en el universo, es energía.
La escasez de dinero nos habla de estancamiento de energía. La abundancia económica nos habla de movimiento, y fluidez.
Para que el dinero se mueva y fluya, debemos primero fluir nosotros interiormente. Por eso nuestras emociones son esenciales.
Desapego del dinero
Es necesario desarrollar nuestro desapego del dinero, porque hemos establecido una relación extraña con él.
Cuando el dinero es escaso… En estas épocas que todos hemos tenido, surge una gran angustia y comenzamos a aferrarnos a él, a ahorrar todo lo posible para “cuando no tengamos”. Esta actitud lo que hace es anticipar que en el futuro, seguiremos teniendo escasez y emitimos esa energía al universo y en todo lo que hacemos.
El miedo y la angustia, nos paralizan, estancan la energía. Cuando sentimos miedo por la escasez, nos apegamos al poco dinero que tenemos y nos fusionamos con él. Establecemos una relación de apego malsana que nos obsesiona y drena la energía.
¿Qué hacer cuando sentimos escasez?… Mostrar nuestra gratitud por lo que tenemos sin valorar que es poco, mantener la esperanza de que ese dinero va a crecer y compartirte con los demás. La generosidad atrae energía positiva a tu vida. No tienes por qué compartir dinero, puedes compartir tu tiempo, puedes escuchar a alguien que lo necesita, puedes enseñar alguna de tus habilidades o compartir conocimientos que has ido adquiriendo en la vida. Estas cosas te aportarán serenidad y te conectarán con la abundancia.
Cuando el dinero es abundante… No siempre es fácil tener etapas donde el dinero llega, porque a veces los miedos adquiridos previamente en etapas de escasez, siguen vivos en nosotros.
Y en esas situaciones, podemos sentir los dientes de la avaricia y de la necesidad de acumular para sentirnos seguros. Creo que cuando la abundancia económica llega, es importante ahorrar, invertir y compartir.
- El ahorro nos dará tranquilidad ante una “mala racha”.
- La inversión nos aportará unas ganancias constantes y pasivas sin necesidad de hacer nada.
- Compartir nuestro tiempo y dinero con otras personas, nos mantendrá en la generosidad y en la abundancia. Puedes compartir saliendo a cenar con tus amigos o familia, puede ser colaborar con una ONG o ayudando económicamente a alguien a quien quieres. Pero ese dinero que salga de ti, ha de hacerlo libremente, sin pensar en la recompensa, hacerlo de corazón.
Ken Honda habla del “dinero feliz” y del “dinero infeliz”.
Dinero feliz… Aquel que se disfruta, que se gasta cuando se tiene que gastar, que paga los impuestos sin dolor ni angustia, sabiendo que eso retornará de nuevo en otra forma o ayudará a otras personas.
Dinero infeliz… Aquel que cuesta soltar, que no se comparte, que se guarda con temor a que desaparezca. El dinero infeliz es el que no compartimos con otros, es aquel que se siente inútil.
Creo que la clave no está tanto en obsesionarnos o preocuparnos por el dinero, como saber aceptar cuando éste llega… ya sea por tu trabajo, por gratitud, por generosidad o por un ser querido que te cuida a través del dinero.
Porque a veces nos cuesta aceptar dinero de otras personas y eso habla de escasez, de mantenernos en una mentalidad en la que sentimos que no nos merecemos la abundancia.
El flujo de la abundancia
“El dinero llama al dinero”. Esta frase popular guarda mucha sabiduría en su interior. Porque cuando nos sentimos abundantes (independientemente de lo que tengamos en nuestra cuenta corriente), esa abundancia regresará a nosotros, creando un gran flujo de abundancia.
Me gusta pensar en el dinero como en crecimiento. Como en la imagen que acompaña a este post, el dinero nos permite crecer y cuanto más crecemos, más dinero llega.
Pero no siempre es fácil crecer, porque a veces nos paralizan creencias limitantes que nos dicen que no nos merecemos la abundancia o que no somos suficientemente buenos para ganar cierta cantidad de dinero.
Yo tenía esos pensamientos… empezaron en la carrera, donde la frase más habitual era… “Es muy difícil vivir solo de la consulta psicológica”.
Me ha llevado años romper ese mito que mi mente creyó. Cuando me abrí a la abundancia en forma de ayuda, comprensión, escucha, generosidad y aprendizaje, la abundancia económica también llegó a mí. Al principio de manera tímida y después de manera más contundente.
Y me di cuenta que los únicos límites con el dinero, es el que ponemos en nuestra mente.
Porque he pasado de “poder vivir de la consulta psicológica” a “prosperar desde la consulta psicológica” y esa transformación, ha sido clave para mí.
De modo que crea una vida abundante, llena de generosidad, empatía, ayuda, compasión y honestidad. Y desde esas emociones, el dinero se sentirá atraído hacia ti.
Se trata de crecer… no de poseer