Mucho se habla del Karma, pero pocas veces podemos comprender del todo su significado profundo.
Tendemos a asociar la “ley del karma” al castigo por haber hecho el mal y al premio por haber hecho el bien. Esta mentalidad dual es propia de la mente occidental, sin embargo, el concepto de karma, proviene de las culturas orientales y en ellas, la ley del Karma, tiene muchas otras perspectivas.
Lo primero que has de saber, es que el Karma es una energía. De hecho, los textos orientales, nos indican que el Karma es una de las muchas energías necesarias para que la vida pueda florecer y para que continúe en funcionamiento el Samsara (el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento).
En el fondo, la “ley del Karma” puede ser también llamada, “ley de causa-efecto”. Esta ley nos indica que cualquier situación que vivimos, depende de una causa y de un efecto. Todo acto proviene de una causa anterior y producirá una serie de consecuencias que irán generando nuestro camino de vida.
Esta manera de entender la existencia humana, nos conecta absolutamente con nuestro poder de decisión. Todo lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos, termina materializándose en nuestra vida en diferentes formas.
Cada acción lleva en sí misma cierta energía perjudicial o virtuosa -para nosotros y para otras personas. De modo que las acciones perjudiciales (karma negativo) = crean sufrimiento y resultados negativos y las acciones virtuosas (karma positivo) = crean felicidad y buena fortuna.
En el libro “El Kybalion“, encontramos la explicación filosófica y espiritual de las 7 leyes que rigen nuestro universo. Una de ellas es la “ley de la causación”, que viene a decir lo mismo que las culturas orientales. Nos indica… “hay una continuidad entre todo acontecimiento precedente, consecuente y subsecuente. Existe siempre una relación entre todo lo que ha pasado y todo lo que sigue”.
Estas palabras, me hacen reflexionar y me doy cuenta de que yo creo mi vida con cada emoción, pensamiento y acto. No se trata de premiar o de castigar, sino de la consecuencia de cada acto, no se trata de la “justicia universal”, sino de convertirme en creadora de mi destino.
En el fondo esta manera de entender las cosas nos da miedo porque nos responsabiliza de todo lo que hacemos y todo lo que somos. El hecho de que no haya una figura autoritaria por encima de nosotros que nos premie o castigue, nos llena de temor porque nos confronta con la posibilidad de que, en realidad, solo exista una absoluta indiferencia del creador.
La neutralidad, la ley de causa y efecto no nos gusta, porque nos hace sentir vulnerables. En realidad, esta ley del Karma o de la causa-efecto, es perfecta porque somos cada uno de nosotros quienes creamos la vida que vivimos… y eso a veces es aterrador, especialmente cuando vivimos una vida llena de sufrimiento.
Me gusta ver mi vida y la de otros seres humanos, como una larga cadena, compuesta por eslabones. Cada eslabón es una decisión, un acto, una palabra, que dará lugar a otros eslabones, creando una cadena única. En mi trabajo diario y en mi propia vida, me hago consciente de que lo que vivo hoy, viene determinado por lo que hice en el pasado y lo que hoy decido hacer, crea mi futuro… tenemos todo el poder.
La intención es la clave
Buda dijo… “El Karma es intención”. Buda se refería así al movimiento que ocurre en nuestra mente cada vez que pensamos, hablamos o actuamos. Al hacernos conscientes de este proceso, comprendemos que nuestras emociones, pensamientos y acciones, nos conducen a ciertos patrones de conducta que solemos emitir y éstos determinan lo que vivimos.
Una parte importante del Karma, está en nuestra intención al hacer las cosas. En ocasiones hacemos daño a otros sin querer, en esas ocasiones, no estaríamos acumulando “Karma negativo”. La intención es importante porque creará en nuestra mente estados emocionales y mentales que acabarán condicionando quiénes somos.
Desde el budismo, nos indican que no existe el destino, sino más bien acciones hábiles y acciones no-hábiles. Si tuviéramos un camino fijado para recorrer en la vida, no habría espacio para el cambio ni para tomar decisiones conscientes.
Nuestras acciones crean “buen karma” o “mal karma” y en el budismo se habla de los méritos:
- Mérito Físico = Se refiere a nuestra situación psicofísica La generosidad, paciencia y disciplina, generan “buen karma”. Podemos usar nuestra confusión mental o angustia como un peldaño o ayuda para desarrollar estas virtudes. Cuando practicamos esto en nuestro día a día, podemos alcanzar el mérito de la sabiduría.
- Mérito de Sabiduría (jñana) = Los pensamientos y emociones, nos ayudan a alcanzar la sabiduría cuando estamos conscientes y despiertos a la naturaleza de la realidad (nosotros creamos el camino que recorremos). Así podemos despertar y liberarnos del miedo e ignorancia propias del ego.
En occidente, entendemos la ley del Karma como el “ojo por ojo”, donde aquel que hace el mal, será castigado con las mismas acciones que ha hecho a otros. Para Buda, la clave no está en pagar los errores del pasado ni ser recompensado por las buenas acciones pasadas, sino que somos lo que hacemos o intentamos hacer, porque nuestras acciones dan forma a nuestra vida.
Karma y reencarnación
Culturas orientales como la hindú, creen que no morimos cuando nuestro cuerpo deja de estar vivo.
En el budismo, se habla de “la rueda del Samsara”, el ciclo eterno de nacimiento-muerte-renacimiento. Se dice que cada ser sintiente, vaga vida tras vida por este ciclo eterno de vidas impuras, experimentando el dolor y el sufrimiento al cambio. Solo podemos liberarnos del Samsara, cuando nos iluminamos como hizo Buda, liberándonos de todo sufrimiento y alcanzando el Nirvana.
Permanecemos en el Samsara por tres razones: el deseo sensual, el deseo de existir o alcanzar ciertos estados o metas y nuestra ignorancia para poder comprender la verdadera naturaleza de las cosas.
Buda introdujo la idea de que el Samsara existe como una serie infinita de procesos causales, de modo que cada una de nuestras acciones, es causa de las acciones previas y las acciones del presente, tendrán su consecuencia en nuestra vida. De este modo, no necesitaba la existencia de un Dios o creador que decidiera si las cosas eran justas e injustas.
En la noche en que Buda se iluminó, se dice que recordó 100.000 vidas pasadas. Si bien Buda no daba especial importancia al renacimiento, incorporó ciertas creencias de la India de su época.
Estamos inmersos en ciclos de nacimiento, muerte y renacimiento en nuestra vida cotidiana: el latido del corazón, nuestra respiración, los ciclos de emociones y pensamientos. Todo esto es una muestra del ciclo del devenir. Cuando este ciclo se centra en la codicia, el odio y el engaño, viviremos en ciclos interminables de sufrimiento.
Viviendo cuidadosamente
A continuación voy a compartir contigo algunas pautas que te pueden ayudar para vivir de manera cuidadosa y consciente, lo que te ayudará a crear tu cadena vital.
- Cuida tus emociones: Lo que sentimos, determina lo que pensamos, lo que hacemos y decimos. Es decir, que para vivir de manera equilibrada y cuidar nuestro Karma, debemos cuidar nuestras emociones. Esto lo puedes lograr, quedándote presente con tus emociones, comprendiendo sus mensajes, observando tu mente, respirando con calma y permitiendo que la emoción salga de ti (escritura, dibujo, hablar con alguien de confianza, caminar por la naturaleza…).Las emociones reguladas permiten decidir tus pasos.
- Cuida tus pensamientos: Lo que sentimos determina nuestros pensamientos. Evita quedarte atrapado en bucles o rumiaciones de pensamientos negativos. Cuando te sientas atrapado, mueve tu cuerpo o respira con calma para regresar al presente. Medita un poco para distanciarte de tu mente y re-conecta con el observador que eres en realidad.
- Cuida tus palabras: Las palabras manifiestan nuestro mundo interior en la realidad externa y dan forma a quienes somos. Habla conscientemente y usa palabras que te lleven a abandonar las mentiras, evitar calumnias y bulos, evitar diálogos vacíos y siendo plenamente consciente de lo que dices.
- Cuida tus acciones: Lo que sentimos, pensamos y decimos, genera nuestras acciones. Cuando cuidamos los contenidos de nuestra mente, también estaremos cuidando nuestras acciones para que sean conscientes. Evita responder de manera impulsiva, tómate un tiempo para regular las emociones intensas, evita dañar a otros y piensa en las consecuencias de tus actos.
El Karma es mucho más que un premio o un castigo. Se trata de cómo construimos nuestra vida.
“Si quieres conocer tu vida pasada, contempla tu estado presente; si quieres conocer tu vida futura, contempla tus acciones presentes”
– Padmasambhava –