El presente… tan abstracto, tan imposible de atrapar como el aire… tan sutil que se escurre entre los dedos.
Hablamos mucho del presente pero en ocasiones puedes pensar que no sabes dónde está, y es cierto, el presente dura un segundo… este segundo que lees cada una de mis palabras, este segundo en que inspiras, este segundo en que espiras, este segundo en que tu corazón late… es tan breve… tan rápido…
Vivir en el presente supone precisamente esto… estar presente en cada segundo de tu vida, en cada pensamiento, en cada emoción, en cada inspiración y espiración.
¿Es fácil?
Requiere práctica porque nuestra mente trata de engañarnos, trata de llevarnos a tiempos que ya no existen pero que para ella están muy vivos.
Presente, pasado, futuro… son solo nombres que damos a tiempos que ya pasaron o a tiempos que aún no han llegado, pero la realidad es que solo existe el presente y el ahora es la eternidad.
Toda nuestra vida es presente porque solo podemos vivir ahora, los recuerdos nos pueden transportar al pasado y los sueños al futuro, pero solo aquí y ahora podemos dar otro significado a lo vivido y solo en el presente podemos dar los primeros pasos que nos llevarán a ese futuro que anhelamos.
¿Por qué es tan importante vivir en el presente?
Por lo que he ido aprendiendo, vivir en el presente es importante para tomar las riendas de nuestra vida, para tomar decisiones conscientes y comenzar a crear la vida que deseamos.
Estar en el presente supone estar dentro de nosotros mismos, observando nuestras emociones y pensamientos, aplazando decisiones impulsivas que en realidad son tomadas por nuestras emociones.
En mi experiencia personal, vivir en el presente requiere dedicarme tiempo, tener paciencia y convertirme en detective.
¿Quiere eso decir que las emociones nunca toman el control, que mis pensamientos nunca me enredan?
Para nada… en ocasiones mis emociones toman las riendas y mis pensamientos hacen que me enrede en sus hilos infinitos que me llevan a rumiar y a repasar una y otra vez ciertas situaciones.
Pero esas ocasiones son cada vez menores, duran menos y son las que me ayudan a entrenarme en esta nueva manera de vivir. Porque si mis emociones siempre fueran como una balsa, no podría aprender a regularlas y si mis pensamientos fueran siempre calmados, no sabría cómo funciona mi mente… y a mí me encanta conocerme más profundamente.
Te voy a contar lo que siento yo cuando no vivo en el presente… pero te aviso, esta es mi experiencia y tal vez la tuya sea diferente… llénate de curiosidad y observa atentamente.
Viajando de mis emociones al presente
Cada vez que una emoción intensa llega a mí, tengo que hacer un viaje hacia mí misma… porque yo quiero responsabilizarme de mi vida, de lo que hago, digo, siento y pienso, por ello tengo que hacer un viaje de profunda introspección para saber qué ha ocurrido, para comprender lo que me ha desalineado de mí misma.
Las emociones intensas me hacen sentir cosas extremas, como un gran enfado que nace en mi vientre, como un nudo en mi estómago que me genera molestias o una presión en mi pecho que me impide respirar bien.
Hace unos años, mi mente ansiosa habría comenzado a preocuparse por muchas de las sensaciones intensas que las emociones crean en mi cuerpo. Ahora que me conozco mejor, sé que son sensaciones físicas cuya raíz es energética y emocional. Por eso estas señales me indican que estoy viviendo en otro lugar, en otro tiempo.
Para mí, conectar con las sensaciones de mi cuerpo me ayuda a explorar cosas que a través de la mente es complicado, porque muchas de las emociones que siento son difíciles de observar en la mente… tal vez porque tengo un exceso de pensamientos, planes e ideas que dan vueltas. En ocasiones la creatividad es capaz de ocultar la sutileza de las emociones.
Tal vez te preguntes… ¿cómo conectas con las emociones en tu cuerpo, Elena?… te cuento cómo lo hago.
Primero identifico la molestia, después, me reservo unos minutos para mí, para alejarme de mi trabajo y responsabilidades, cierro la puerta de mi habitación y me siento en calma con los ojos cerrados. Suelo comenzar conectando con mi respiración… en ocasiones con algún ejercicio de pranayama, pero normalmente es suficiente con observar mi respiración natural y conectar con cada inspiración y espiración, momento en que mi mente comienza a silenciarse, a volver al presente, al aquí y ahora.
Tras pasar unos minutos en silenciosa respiración, conecto con la parte de mi cuerpo que me molesta y me quedo ahí, con esa sensación a veces incómoda, a veces tan solo esa sensación viva de que algo se está movilizando en mí.
Y cuando estoy ahí, cuando silencio mi mente y mi cuerpo está relajado, comienzo a sentir la emoción… a veces llega poco a poco, otras veces entra como un huracán en mi conciencia y me echo a llorar. Pero siento que cuando las lágrimas salen de mí, estoy transformando mi energía, estoy liberando mi emoción.
Cuando estoy con la emoción, escucho atentamente… en ocasiones también le pregunto a la emoción qué quiere, por qué está aquí… y la emoción me responde cosas asombrosas, cosas que no podría llegar a saber de mí si solo trabajara en mi mente.
Y este trabajo interno puede durar cinco minutos o veinte, lo importante es que me mantengo junto a mi emoción hasta que la comprendo totalmente, hasta que la libero de la prisión de mi cuerpo y se transforma en otra cosa… en algo más bello y hermoso.
La clave para transmutar mis emociones, para transformar esa energía pesada y lenta en otra más vibrante, es saber que las emociones son amigas, que están vivas y que tienen mucho que decirme. Sé que suena raro al principio, pero prueba a hacer un ejercicio parecido al que te he explicado aquí… sé que te será útil… sé que te sorprenderá.
De modo que si quieres comenzar a vivir en el presente, comienza por tus emociones, comienza por prestarles atención, por escucharlas y acogerlas dentro de ti. Porque cuando las regulas y liberas, comienzas a vivir ahora, en cada inspiración, en cada espiración.
Vivir en el presente requiere esfuerzo, es un aprendizaje que debes realizar poco a poco. Mi deseo es ayudarte en tu crecimiento y evolución, por eso he creado una guía para que puedas empezar a vivir aquí y ahora. La guía “10 pasos para vivir en el presente”, te acompañará por este primer tramo del camino hacia una vida más plena.
Puedes descargarla haciendo click en el siguiente botón.
Vivir en el presente es posible… esta decisión cambiará toda tu vida