2020 se despide de nosotros… año turbulento… año importante.
El inicio de un nuevo año suele traer hasta nuestra mente el deseo de cambiar cosas que no nos gustan de nosotros mismos o de nuestra vida. Esa es la atracción de los ciclos… que los finales siempre nos hacen reflexionar en el futuro.
Ya sabes que es muy importante que vivas en el presente, porque lo que hoy sientes, piensas y decides, marcará tu futuro. Por eso es importante que planifiques lo que ocurrirá más adelante, desde hoy, desde este instante.
Porque vivir en el presente no está reñido con planificar y trazar tus pasos futuros. La clave de vivir en el presente es tener proyectos y metas, pero sin aferrarte al resultado, es decir, que si las cosas salen como tú quieres, será maravilloso, pero si no salen como habías planificado, aceptas que la vida es así y te adaptas más rápido a las situaciones que llegan, fortaleciendo tu resiliencia.
Es estupendo que tengas propósitos importantes para este nuevo año, pero para que éstos se puedan cumplir, te voy a dar algunas pautas para que vivas en el presente mientras manifiestas tu futuro.
Creando propósitos conscientes
¿Cómo quieres ser?… Creo que lo primero que debes hacer, es responder a esta pregunta. Este paso es importante porque si no sabes quién eres ahora y quién quieres ser en el futuro, qué haces ahora y qué quieres hacer en el futuro, tus metas no estarán en coherencia con tus necesidades reales y será más probable que las abandones a medio camino.
De modo que reflexiona… ¿quieres conocerte mejor? ¿deseas quererte más? ¿qué cosas quieres pulir de ti porque no encajan con quién eres? ¿qué emociones y pensamientos quieres modificar para sentirte pleno?
Cualquier meta que desees alcanzar en tu vida, primero debe nacer en ti. Si quieres dedicarte a eso que te apasiona y que es tu don, contacta profundamente contigo, conócete bien y después, una vez que hayas creado un espacio interno de abundancia y amor, el mundo que está más allá de tu piel, cambiará y manifestará lo que hay dentro de ti.
Márcate metas alcanzables… Solemos soñar a lo grande, y aunque eso está bien, es importante no perder el contacto con la realidad y con nosotros mismos. Si te planteas una meta muy grande, es probable que en un año no la puedas cumplir porque requerirá tiempo. Para manifestar las cosas materiales en esta tercera dimensión en que vivimos, necesitamos tiempo y para ello es mejor avanzar de poco en poco.
Márcate una meta que requiera esfuerzo alcanzarla pero que no te consuma por el camino. Debes hallar el equilibrio entre el esfuerzo y el auto-cuidado, porque si no te cuidas y te quieres, las metas que te propongas serán grandes obstáculos que te impedirán ser feliz y disfrutar de la belleza de la vida.
En lugar de desear para 2021 ser un meditador experto que mantiene la postura del loto en todas sus meditaciones y que puede practicar 1 hora al día, márcate la meta de iniciarte en el bello mundo de la meditación, meditando cada día 5 minutos o al menos practicando la meditación 4 días por semana. Conocerte profundamente lleva tiempo, no tienes prisa.
Cuídate de las metas muy ambiciosas que solo te llevan al desgaste y al abandono de tus sueños
Traza un plan… Una vez que has elegido un propósito para el nuevo año, traza un plan, crea un hábito para poder ser mejor en eso que hayas elegido. Y como ocurre con las metas, trata de que tu planificación no sea demasiado exigente ni que te robe demasiado tiempo, porque seguir un plan muy estricto te puede agotar, lo que te lleva a procrastinar (postergar la realización de esos pasos intermedios) y finalmente al abandono de tus metas.
Te recomiendo que en tu agenda o calendario del móvil, planifiques cuándo practicarás ese nuevo hábito o proyecto que quieres iniciar y ponte alarmas que te recuerden que estás en el camino.
Vive paso a paso… Vivimos acelerados aunque no tenemos prisa. A veces intentamos correr antes que andar y eso nos lleva a caernos constantemente. El secreto para avanzar de manera constante, es ir poco a poco. De ahí la importancia de limitar las metas muy ambiciosas o los planes que te dejan exhausto.
Cada nuevo propósito es un camino que has abierto en tu vida, ¿quieres correr por ese camino sin ser consciente de lo que te rodea?
Yo prefiero explorar con calma el camino, sus senderos y todo cuanto rodea a cada meta que me propongo, por eso voy lenta, paso a paso. Antes me angustiaba ir así de lenta, pero cada día aprecio más esa capacidad de vivir paso a paso porque de esa manera integro en mí cada lección, cada idea y la creatividad llega a mí porque al tiempo que exploro ese sendero y camino que yo he elegido, también me conozco mejor a mí misma.
Los caminos que escogemos en realidad nos ayudan a conocernos más profundamente… no tienes prisa en conocerte bien… ve poco a poco… vive paso a paso…
Cultiva tu paciencia… Y para caminar un paso cada día, debemos tener paciencia. La ansiedad, el estrés, el deseo, el anhelo y el apego a nuestras metas, son enemigos de la paciencia. Porque la paciencia es solitaria, necesita centrarse en un paso cada vez, necesita silencio y calma.
Si estamos siempre ocupados y llevamos un ritmo frenético en nuestra vida, sentiremos que la paciencia ha huido de nosotros, tal vez malinterpretemos incluso estas señales y creamos que no tenemos paciencia dentro de nosotros.
La paciencia se cultiva como quien tiene una bella flor. Debes regarla cada día, debes hablarle y hacerla saber que estás ahí, junto a ella. El agua que puedes usar para regar a la paciencia, es dedicarte un tiempo diario para ti, para frenar un poco, para estar contigo mismo en silencio.
El mejor ejercicio que puedes hacer para que tu paciencia crezca, es reservar 5 minutos diarios a observar tu respiración calmada. La paciencia está ahí… en cada inspiración y en cada espiración, está también en el latido de tu corazón. Vuelve a ti cada día para que tu paciencia crezca y se fortalezca.
Puedes tener propósitos conscientes… crea una vida con sentido