Los seres humanos nos construimos en torno a los sucesos que nos duelen, los que nos desequilibran.
Las heridas emocionales tienen el poder de crear estructuras de personalidad, mecanismos de defensa y de protección, patrones de conducta que tratan de protegernos aunque puedan dificultarnos algunas áreas de la vida.
Por todas estas razones, considero que es tan importante entender qué son las heridas emocionales, cuáles de ellas tenemos y cómo influyen en nuestra vida para tomar consciencia y modificar aquello que nos deja atrapados en el dolor y la angustia.
Tengo la teoría de que todo ser humano, por haber nacido, tenemos algunas de estas heridas… porque la vida nos golpea y es así como vamos creando la idea de cómo somos, de lo que podemos lograr y de lo que no, de lo que merecemos y lo que no y un largo etcétera de cuestiones que determinan quiénes somos, cómo nos comportamos y cómo vemos la vida.
Herida de rechazo
La herida de rechazo es una de las primeras que desarrollamos los seres humanos. Sus características son…
- Origen: Hijos no deseados por sus padres o cuando los padres hubieran deseado que su hijo tuviera un sexo diferente. Deja la sensación en el niño, de que no tiene derecho a la vida.
- Creencias y pensamientos: “Molesto, estorbo, no soy importante”, “qué pinto yo aquí”, “quiero desaparecer, ser invisible”. Necesita mucho reconocimiento externo, de esta manera pide atención, pero cuando tiene esa atención, no sabe aceptarlo y se queda bloqueado.
- Emociones: Es habitual la sensación de inseguridad, siente que debe ser perfecto para ser aceptado y amado, porque si no es así, la herida de rechazo se vuelve a reactivar. El miedo es la emoción habitual, llegando a tener miedo a la vida. No se aceptan a sí mismos ni a los demás.
- Patrones de conducta: Ante el temor de ser rechazado, la persona huye antes de que eso pueda suceder. Es habitual que se rompan relaciones de pareja o amistad cuando existen pequeñas dificultades pero que la persona herida por rechazo, magnifica. Prefiere la soledad antes que volver a sentir el dolor de se rechazado. Huir de algunas relaciones, les hace sentirse más invisible, confirmando la idea de que no merece la atención de los demás y profundizando su herida de rechazo.
- Protecciones y máscaras: Son personas huidizas y solitarias porque temen enfrentarse a la posibilidad de ser rechazados de nuevo. Son muy complacientes, adaptándose en exceso a las necesidades ajenas para no ser rechazados.
Herida de abandono
Es una herida muy temprana en el desarrollo humano y suele aparecer junto a la herida de rechazo. Sus características son…
- Origen: Suele haber algún distanciamiento con los padres. Este distanciamiento puede ser emocional (no se cuida de la manera adecuada) o un distanciamiento físico (pérdida o separación). La muerte de un progenitor, el nacimiento de un hermano o haber sido cuidado por otro familiar que no sean los padres.
- Creencias y pensamientos: “No soy suficiente para ser amado”, “hay algo mal en mí”, “me falta algo y por eso no me quieren”, “nunca es suficiente”, “no soy lo suficientemente importante para atraer la atención del otro”. Se sienten poco merecedores del amor de los demás. Tienden a sentirse víctimas y a dramatizar lo que les ocurre. Les gusta ser el centro de atención y admiración, aunque este vacío nunca se llena.
- Emociones: Se sienten no queridos y creen que nunca reciben suficiente atención, escucha, cuidado, amor y reconocimiento, sus necesidades no están satisfechas. Tienen mucho miedo a la soledad y tienden a tener relaciones donde se fusionan con la otra persona, tratando así de llenar sus vacíos emocionales.
- Patrones de conducta: Tienden a huir de sus relaciones o proyectos vitales cuando sienten que no van a tener el resultado que esperan. Tienen dificultades para poner límites y decir “No”. Son poco constantes con sus planes. El final de las cosas o relaciones, las sienten como un abandono y por ello pueden quedarse mucho tiempo en entornos, situaciones o con personas que no les hacen bien. Tienden a abandonar sus propios proyectos o a sí mismos.
- Protecciones y máscaras: Tienden a desarrollar una actitud de excesiva independencia, tratando de sentir que no necesitan a nadie, aunque esa actitud esconde una gran dependencia. Quienes tienen esta herida, suelen interpretar el papel de cuidadores y “salvadores”.
Herida de humillación
Esta herida suele aparecer en los 3 primeros años de vida. Sus características son…
- Origen: El niño o niña se siente juzgado y criticado por una figura de apego. Los padres o cuidadores, hacen comentarios que les humillan por no hacer cosas como ellos esperan. El niño o niña siente mucha vergüenza. Es habitual la presencia del abuso de poder, no respeto a la dignidad del niño. Esta herida está presente en los niños que han vivido violencia física o incluso sexual, en su familia.
- Creencias y pensamientos: “No he actuado correctamente”, “siempre cometo errores”, “nunca hago nada bien”, “los demás son mejores que yo”. Se sienten comparados con otros, ridiculizados y los castigos pueden ser muy dolorosos. Tienen un gran sentido del deber que les quita libertad. Tienen dificultades para expresar lo que necesitan.
- Emociones: Se sienten avergonzados e impotentes. Se lo toman todo muy personalmente y cualquier comentario lo pueden vivir como un ataque. Tienen muy poco aprecio por sí mismos y una baja autoestima. Puede existir miedo a la autoridad aunque demuestran sumisión o rebeldía encubiertas. Se culpan por todo y tienen un exceso de responsabilidad. Se pueden sentir indignos de amor.
- Patrones de conducta: Terminan por hacer difícil su vida para así justificar su frustración y enfado internos. Siempre encuentran obstáculos para ser quienes quieren llegar a ser y pueden vivir instalados en la queja constante.
- Protecciones y máscaras: Para protegerse adopta una estrategia masoquista, se hacen daño antes de que otros se lo hagan. También trata de ocultar su herida haciendo un sobre-esfuerzo para sentirse útil, pudiendo caer en la sumisión en su búsqueda de sentirse valorado y aceptado.
Herida de traición
Esta herida se suele desarrollar entre los 2 y los 4 años. Sus características son…
- Origen: Los progenitores o cuidadores, no cumplen las promesas que le hacen al niño y eso le hace sentirse traicionado. También se puede producir esta herida cuando el niño siente que el progenitor no cumple las expectativas que tenía.
- Creencias y pensamientos: “Tenía grandes expectativas sobre ti y no las has cumplido”, “me has defraudado, me has traicionado”, “me dijiste una cosa e hiciste la contraria”, “no puedo confiar en los demás, siempre me dejan en la estacada”. Necesidad de ser reconocido, aprobado y amado que genera la necesidad de tener poder e influencia sobre el mayor número de personas, para que el reconocimiento sea permanente. Muy hábiles para percibir las expectativas de los otros y decir lo que desean escuchar. Les gusta decir la última palabra. Son fuertes, talentosos, previsores, exigentes, competitivos y rápidos.
- Emociones: Suelen sentirse vulnerables y por eso dan la imagen de personas fuertes que nada les afecta. Temen que otra persona les controle o se aprovechen de ellos. Valoran mucho la lealtad y ellos mismos son muy leales. Confunden ayuda con control y tienden a organizar la vida a los demás. Son desconfiados y temen la mentira. Suelen ser celosos por temor a ser traicionados de nuevo.
- Patrones de conducta: Dificultades para delegar y les cuesta depositar su confianza en los demás. Se rodean de personas que saben que van a responder a sus necesidades y expectativas.
- Protecciones y máscaras: Su estrategia es el control. Sienten que para sentirse seguros y que los demás cumplan sus expectativas, necesitan controlarlo todo y a todos.
Herida de injusticia
Sus características son…
- Origen: El niño o niña siente que no puede expresarse libremente ni puede ser quien es porque en su entorno le castigan o le indican que no es adecuado lo que hace o dice. Es habitual en entornos donde los padres son intolerantes, autoritarios, críticos o severos.
- Creencias y pensamientos: “No me siento apreciado o respetado”, “no recibo lo que creo que merezco”, “No puedo soportar este dolor, cierro mi corazón para no sentir”, “tengo que ser perfecto para que me quieran”. Suelen ser muy duros consigo mismos, se exigen mucho. Tienen mucha fuerza de voluntad y mucho auto-control.
- Emociones: Son muy sensibles, pero no se permiten expresar sus sentimientos, lo que hace que sean percibidos como emocionalmente fríos y distantes y evitan mostrarse vulnerables. Al sentir de pequeños que se les aprecia más por lo que hacen que por lo que son, les cuesta pedir ayuda. No escuchan las señales de agotamiento de su cuerpo. No se conectan con sus emociones.
- Patrones de conducta: Temen equivocarse y su perfeccionismo les lleva a nunca estar satisfechos con lo que hacen. Acaban siendo muy injustos consigo mismos. Son muy exigentes consigo mismos y con los demás. Tienden a compararse con personas que consideran que son mejores que ellos. Tienden a disculpar los errores de otros pero son muy duros consigo mismos.
- Protecciones y máscaras: Suelen ser muy rígidos. Tienen una mentalidad donde solo existen los extremos (bueno-malo). Sienten emociones muy intensamente pero las esconden y no las expresan, bloquean su sentir y dan la imagen de ser muy fríos.
Sanando las heridas
Antes de continuar, quiero decirte que tal vez algunas cosas de estas heridas encajan contigo o con sensaciones y pensamientos que has tenido puntualmente, pero tal vez no tengas esa herida.
El ser humano siente una variedad enorme de emociones y sentir una emoción puntualmente, no te hace estar herido. Hay que diferenciar bien entre la herida emocional y rasgos de personalidad. Por eso te invito a acudir a un profesional de la salud mental que te ayude en tu exploración de las heridas emocionales.
Respecto a la sanación de las heridas, no quiero extenderme más, tan solo comparto contigo los puntos clave que yo considero para trabajar y sanar las heridas emocionales…
- Identificar las heridas que tenemos.
- Ser conscientes de cómo actuados desde la herida.
- Hacernos conscientes del dolor asociado a la herida.
- Distanciarnos de las emociones intensas.
- Actuar más allá de los patrones de las heridas.
- Ponernos retos para ir superando poco a poco las limitaciones de las heridas emocionales.
Creo que las heridas emocionales se pueden sanar, pero no pueden desaparecer. Pueden dejar de tener la influencia en cómo nos sentimos y cómo reaccionamos, pero la cicatriz se quedará con nosotros porque hemos crecido y madurado en torno a las heridas.
Conócete, acéptate, ámate.
“El perdón es para ti porque te libera. Te permite salir de la prisión en la que estás”
– Louise Hay –


