Se nos ha olvidado el poder de la sanación.
La medicina moderna ha sustituido este bonito concepto por el de “tratamiento” o “curación”. Y aunque estos conceptos nos sean familiares, en realidad solo describen la superficie de la verdadera sanación.
Porque la sanación ocurre siempre de dentro hacia fuera.
Y la medicina trata de curarnos de fuera hacia dentro… y así no funciona.
Nuestro cuerpo y mente tienen sus propias maneras de funcionar y es importante saber cuáles son para comprender los pasos que debemos dar para sanarnos, especialmente a nivel emocional.
Creo que todas las enfermedades tienen un origen emocional
Sé que esta afirmación tal vez te sorprenda, pero es algo que he ido comprendiendo con el tiempo y la experiencia que mi profesión me está dando.
Las emociones nacen en nosotros y aunque pueda parecer que su efecto es limitado, en realidad son las emociones quienes dan las señales al resto del cuerpo para que libere tal hormona, tal neurotransmisor. Y esto es lo que cambia la manera en que funciona nuestro cuerpo.
El estrés nos demuestra el poder de las emociones. Porque no olvides que las emociones crean nuestros pensamientos, por lo que nuestra vida mental y física, depende de las emociones. Cuando no regulamos lo que sentimos, cuando experimentamos amenazas por todas partes, sentiremos estrés y ansiedad.
Pero cuando empezamos a cuidarnos, a dedicarnos tiempo y a regular nuestras emociones, el estrés se convierte en comprensión, la ansiedad se transforma en auto-conocimiento. Y es ahí cuando empezamos a sanarnos. Pero este viaje siempre empieza desde dentro.
El dolor emocional
El dolor emocional es signo de que algo va mal… como la fiebre que experimentamos cuando tenemos una infección.
Y aunque tratemos de ocultar ese dolor emocional, aunque tratemos de taparlo con distracciones, fiestas, alcohol y retos vitales… el dolor emocional siempre sale a flote.
Porque podemos ocultarlo, podemos reprimirlo… pero solo será un engaño que tarde o temprano nuestra mente sacará a la luz. Y tal vez, en lugar de susurrárnoslo a través del dolor emocional, comience a gritarlo por medio de dolores, por medio de infecciones, por medio de enfermedades auto-inmunes.
Y la medicina nos explica el proceso físico de la enfermedad, pero se olvida de sus raíces, de sus causas verdaderas… ese dolor emocional que hemos encubierto, olvidado.
Por eso no debemos huir del dolor emocional, porque es la primera señal de lo que debemos cambiar para vivir mejor. Y este cambio de perspectiva es importante, porque si dejamos de temerle al dolor emocional y empezamos a ver en él a compañero que nos avisa de lo que debemos cambiar, dejaremos de huir de él y de ocultarlo.
Muchas personas sienten que son débiles por sentir ese dolor lacerante en su corazón, por sentirse inseguros y tristes. Debemos comprender que este dolor y malestar, solo nos confronta con nuestra vulnerbailidad.
Porque los seres humanos somos vulnerables, frágiles y precisamente es ahí donde se esconde la magia de la vida… porque no dura eternamente, porque debemos hacer elecciones sabias desde nuestro centro, desde nuestra esencia.
Ser vulnerable es positivo, porque cuando admitimos nuestra vulnerabilidad, estamos preparados para vivir desde nuestras fortalezas. La vulnerabilidad es nuestra verdadera fortaleza, la fuerza que nos empuja a cambiar lo que no funciona, la energía sanadora que es capaz de revolucionar nuestra vida.
Por eso, admite tu dolor, admite tu vulnerabilidad, acepta que eres un ser humano con emociones que guían su vida y permite que la vida fluya… que siga su camino. Ese es el camino de la sanación.
La auto-sanación
Como te he comentado… todo empieza dentro, por eso siempre debemos sanar nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras relaciones y nuestra alma, desde dentro. Situándonos en el lugar correcto.
Pero acceder a nuestro interior, requiere mucha valentía. Porque dentro de ti encontrarás luces y sombras, diablillos y ángeles, representaciones de las lecciones aprendidas, de las creencias arraigadas en ti. Sanarse a uno mismo no es fácil, pero es un camino necesario para vivir serenamente, para vivir en ti.
Este camino de auto-sanación, nace de ti, de tu interior. Pero no quiere decir que sea un viaje que debas emprender tú solo, al menos no todo el trayecto. En mi trabajo como psicóloga, me encargo de acompañar a quien ha decidido dar el salto hacia dentro y auto-sanarse.
Yo me convierto en acompañante, por eso no decido por mis pacientes, no juzgo si lo que necesitan está bien o mal. Porque yo no soy un juez… solo soy otro ser humano con mis luces y sombras. Y al aceptar que las decisiones son de cada cual y de nadie más, libero al otro y a mí misma, de la presión por intentar ser perfecto.
Porque en realidad, creo que solo hay decisiones que nos ayudan en nuestro camino y otras que crean obstáculos. Pero incluso las que traen obstáculos, son útiles porque nos ayudan a identificar las heridas internas, el dolor emocional que revive… y desde ese lugar podernos sanarnos una vez más.
El camino de la auto-sanación es muy particular, cada cual tiene el suyo y por eso es un trabajo individual. Pero en mi andadura vital, me he dado cuenta de que hay ciertas cosas que nos ayudan a sanarnos, entre ellas…
- Dedicarte tiempo: Para mí, la mayor señal de que me quiero y me cuido, es dedicarme tiempo para hacer cosas que me gustan y me conectan conmigo misma. Pero también es decidir descansar y no hacer nada. Si pasamos mucho tiempo desconectados de quienes somos y lo que necesitamos, nos acabaremos perdiendo y tarde o temprano, el dolor emocional llegará a nosotros.
- Meditar: Sé que siempre te hablo de la meditación, pero es que para mí es la gran herramienta de auto-conocimiento, me permite conectar con partes de mí más profundas que la mente es incapaz de atisbar. Meditar supone quedarme con el dolor emocional, con la tristeza, con el dolor físico, con la alegría y la calma. Porque la clave está en no rechazar nada y aprender de todo.
- Mantener una actitud curiosa: Cuando somos curiosos, vamos perdiendo el miedo y lo sustituimos por necesidad de saber. Creo que esta actitud es muy necesaria cuando emprendemos el camino de la auto-sanación. Porque de ese modo, dejaremos de ver enemigos en los pensamientos, emociones y en otras personas, para empezar a ver maestros, amigos que nos ayudan a conocernos mejor.
- Somos eternos aprendices: Cuando vivimos con curiosidad, nos convertimos en lo que siempre hemos sido… aprendices eternos. Estamos en esta vida, en este cuerpo y en esta mente, para aprender más de nosotros mismos. No rechaces las importantes lecciones que el dolor, la tristeza y el malestar, traen para ti.
- Aceptar nuestras emociones: Nuestras emociones son amigas… todas ellas. Incluso la tristeza, la ansiedad, y el miedo. Son solo mensajeras de nuestro estado interno, por eso debemos escucharlas y aceptar su presencia. Te diría incluso que debemos agradecer su presencia.
- Ser nuestra prioridad: Esta es una de las grandes lecciones que estoy aprendiendo de mí misma. Porque me cuesta ser mi prioridad, pensar primero en mí y luego en otros. Mi carácter propio de una cuidadora, me lleva a empatizar y ser compasiva con los demás. Y ahora estoy aprendiendo a serlo también conmigo misma. Es un reto, pero intento dar pequeños pasos que me acercan cada vez más a la meta. Así me sano desde dentro.
Recuerda… todo comienza dentro de ti, incluida la sanación