La depresión es un paraje desolador… como el de la fotografía de este post.
La diferencia está en que este paraje desolador vive en nuestro interior, haciéndonos sentir incapaces de seguir adelante, agotados por intentarlo y superados por la incomprensión de otras personas.
La depresión es silenciosa de piel hacia fuera, pero profundamente ensordecedora de piel hacia dentro
Desde fuera se puede ver que nos aislamos, que nos movemos menos, que hablamos más lento, comemos menos, dormimos más o menos y que nuestra mente vive en el polo negativo. Es muy fácil juzgar desde fuera a quien sufre de depresión, es suficiente con decir… “Podrías hacer más, ¿esperas que la solución llegue sola?”
Desde dentro, la experiencia es muy diferente… el aislamiento llega porque las relaciones sociales agotan profundamente y porque tienen que fingir estar bien, porque aunque se muestre la depresión, otras personas no pueden saber lo que se siente por dentro. Por eso quienes tienen depresión, viven a través de máscaras que ocultan su malestar.
Quien está en depresión, se mueve menos y habla más lento porque no tiene energía. Se experimenta un agotamiento tan profundo, que duele… duele el cuerpo, duele la mente, duele el alma. Se habla más lento porque el cerebro está saturado de pensamientos negativos y de bucles.
Cada persona es única y ocurre lo mismo en depresión… hay quien siente que tiene más apetito y hay quien siente menos, llegando casi a dejar de comer. Hay quien duerme poco y quien necesita dormir mucho para tener un poco de energía para afrontar el nuevo día.
Los despertares de quienes padecen depresión, ya es la primera batalla del día. Una batalla que se tiene con el propio cuerpo y la propia mente.
El polo negativo de la vida, parece el único existente entre quienes tienen depresión… lo que no es extraño al sentirse incomprendidos, sin energía y tener que continuar con su vida como si nada ocurriera en su interior.
Y si un día, quien tiene depresión, se ríe… los demás piensan que no estará tan mal como dice cuando es capaz de reírse y disfrutar.
Lo que no sabemos quienes no padecemos depresión, es que el cuerpo y la mente se adaptan a lo que haga falta para sobrevivir y pueden convivir en nuestro interior sensaciones y emociones encontradas… como la alegría efímera de una risa y la profundidad del dolor y la tristeza.
La mente deprimida cambia por completo la vida de quienes tienen depresión. Y la palabra clave es tienen… porque no son la depresión personificada, son seres humanos vulnerables (como todos), solo que su vulnerabilidad les impide llevar una vida “normal” (sea eso lo que sea).
Elementos de la mente deprimida
La mente deprimida tiene muchas caras. Algunos de sus elementos son…
- Pensamiento negativo: La depresión llega… a veces tiene un origen claro, otras veces más difuso. Pero cuando llega, cambia la manera en que pensamos. Puede ser que la persona antes de la depresión fuera optimista, alegre y sociable, pero de repente lleva unas gafas oscuras que le impiden ver las cosas como antes. Con estas gafas, todo es una señal de que algo va a salir mal, anticipamos un futuro oscuro y sin esperanza. Y es así como el pensamiento negativo, al igual que una espesa niebla, se cuela por todos los rincones de la mente humana.
- Rumiaciones: La mente depresiva tiene una predilección natural por los enredos mentales. El cerebro está saturado de pensamientos negativos y comenzamos a engancharnos a un pensamiento en el que entramos y producimos más y más pensamientos, creando una cadena o una madeja de pensamientos en la que somos capaces de perdernos durante horas y horas.
- Tríada cognitiva: En psicología, hablamos de una tríada que se produce a nivel mental que consiste en: Visión negativa de uno mismo, del mundo y del futuro. Es importante saber que el pensamiento negativo no se centra solo en el mundo y en el futuro, sino que es muy intenso relacionado con cómo nos sentimos con nosotros mismos. Las gafas oscuras de la depresión funcionan hacia dentro y hacia fuera, adquiriendo un doble filtro mental.
- Miles de emociones: Solemos pensar que quien tiene depresión, solo siente tristeza. En realidad, las personas con depresión sienten miles de emociones… melancolía, nostalgia, alegría puntual, tristeza, culpa, ira, vergüenza, inutilidad, soledad, fatiga profunda, desesperanza y en ocasiones brilla un rayito de esperanza de que las cosas puedan cambiar. En general, quienes padecen depresión, siente que la vida ha dejado de tener sentido y un propósito. En ocasiones estas emociones llegan poco a poco, pero otras veces llegan de manera atropellada todas en un mismo día… por eso llega el profundo agotamiento, porque las emociones nos desgastan.
- Ideación suicida: Sintiendo que la mente tiene vida propia, que somos incapaces de salir de esta rueda y que la vida ya no tiene sentido, muchas personas experimentan ideas suicidas… no porque quieran dejar de vivir, sino porque quieren dejar de sufrir. La depresión no tiene por qué acompañarte toda la vida… hay esperanza, porque las emociones no son eternas y cuando cambian nuestras emociones, todo cambia.
Estos signos de la mente deprimida, también pueden llegar con la ansiedad, especialmente las rumiaciones. Para diagnosticar depresión, hay que tener en cuenta otros elementos, por lo que este artículo no pretende ser una guía de diagnóstico de la depresión, sino un camino para comprender la mente de quienes padecen depresión.
Te invito a leer otro post de mi blog donde hablé de los mensajes de la depresión. Puedes leerlo haciendo click aquí
Transformando la mente deprimida
Esta transformación es lenta, hay que ir poco a poco y si podemos ir acompañados por un profesional de la psicología, recorrer este camino será más sencillo. La paciencia es una gran compañera porque transformar la mente deprimida va unido a un profundo autoconocimiento, pero para ello es esencial tomar un compromiso profundo con uno mismo… es un compromiso basado en el amor a ti mismo y en las ganas de seguir viviendo.
Algunas de las cosas que ayudan a transformar la mente deprimida, son…
- Activación conductual: Así llamamos los psicólogos a introducir cambios en la conducta y actividades que activen a la persona que padece depresión. Se trata de introducir actividades que sean placenteras y que provoquen bienestar, ya que de esta manera, será más probable que la persona con depresión, repita esas actividades de manera habitual.
- Eludiendo los enredos mentales: La mente depresiva no solo entra en los bucles mentales… también los crea. Al principio parece algo inocente dar toda la atención a un pensamiento negativo, pero cuanta más atención le damos, más lo alimentamos y más grande se hace. Cuando sientas que el bucle comienza a absorberte, distráete, divide tu atención entre una actividad y tu mente, así el enredo mental perderá fuerza.
- Moviendo el cuerpo amablemente: La depresión nos invita a quedarnos en la cama, a estar tumbados o sentados cómodamente en el sillón. La tentación es demasiado grande, especialmente cuando no tenemos energía. Pero si mueves lentamente tu cuerpo, comenzarás a conectarte con otras cosas, te harás consciente de que vives en un cuerpo que tiene vida y sentir tus músculos y la energía que hay en ti, te hace recordar que sigues vivo. Puedes estirar tu cuerpo, bailar, hacer yoga o caminar por un lugar rodeado de naturaleza… tú escoges el ritmo que necesitas para recargarte de energía.
- Escribiendo o dibujando para soltar: En la depresión tenemos mucho que soltar… heridas pasadas, dolores profundos, tristeza del pasado, miedos del futuro, lágrimas atrapadas. Cuando simbolizas lo que hay en ti a través de los trazos del dibujo o de las palabras, le das forma a todas estas cosas que sientes a nivel emocional y al darles forma, pueden salir de ti y liberarte. No seas crítico, no juzgues tus palabras ni tus trazos, permítete sacar lo que tienes bloqueado en tu interior.
Estas pautas solo son el principio de un profundo camino transformador. No tienes que afrontar solo este duro paraje desolador. Hay muchos profesionales que estamos deseosos de poder ayudarte. No te rindas, todo tiene solución, todo cambia.
“Nadie puede juzgar. Sólo uno sabe la dimensión de su propio sufrimiento, o de la ausencia total de sentido de su vida”
– Paulo Coelho –