Los seres humanos nos hemos desarrollado en torno a las emociones… nos permiten sobrevivir y más allá de esto, nos permiten crecer y trascender la vida cotidiana.
Vivimos en un mundo en el que las emociones más habituales, son las que nos permiten sobrevivir: miedo, ansiedad, enfado. Estas emociones nos ayudan a sobrevivir, pero nos impiden vivir desde la calma, siendo casi imposible conectar con nuestra esencia.
Al final, solo podemos vivir en un estado… en supervivencia o en crecimiento. Si estamos sobreviviendo, será imposible estar en calma, conectar con nuestras emociones y con el ser esencial que somos.
Lo cierto es que tenemos miedo de las emociones. Y las tememos por muchas razones…
- Llegan de manera intensa y rápida.
- No entendemos los mensajes que traen consigo.
- Nos hacen sentir sensaciones físicas intensas (agradables o desagradables).
- Somos incapaces de escapar de ellas.
- Cambian la manera en que pensamientos.
- Cambian la manera en que actuamos.
Y cuando tenemos miedo de las emociones, comenzamos un proceso de alejamiento de la emoción. En ese momento, empezamos un proceso por el cual, nos ponemos una venda en los ojos para no ver ni sentir nada.
Esto lo solemos hacer con emociones desagradables, pero se nos olvida que al cerrarnos a las emociones desagradables, también lo hacemos a las emociones agradables. Y llega un punto en el que no sentimos nada y la ceguera se vuelve cada vez más real, desconectándonos de toda emoción.
Tal vez sientas que estar desconectado de tus emociones es el estado ideal. He de decirte que si te desconectas de las emociones, también lo haces de ti, de tus procesos internos e incluso de todo lo que ocurre fuera de ti.
Ser un autómata emocional, afecta a todos los ámbitos de nuestra vida. Dejaremos de sentir las sensaciones de las emociones en nuestro cuerpo y la somatización llegará con fuerza.
La somatización no es la emoción natural expresándose… la somatización es la emoción no escuchada durante mucho tiempo, que se acumula en el cuerpo y genera síntomas profundos. La desconexión física es solo una mínima señal de la desconexión que tenemos con nosotros mismos y nuestros procesos internos.
Tal vez creas que la ceguera emocional es una forma de regular tus emociones… en realidad la ceguera emocional es un proceso para aplastar nuestras emociones, nos habla de rechazo, de no querer mirar, de no aceptar a la emoción y en el fondo, a nosotros mismos.
Nuestro mundo emocional es tan preciso, que ha desarrollado dos procesos de ceguera emocional que nos ayudan en momentos de sucesos impactantes o etapas de la vida complejas…
Anestesia emocional
También llamado “embotamiento emocional”, es un proceso por el cual, dejamos de sentir las emociones o las experimentamos más levemente. De esta manera, las emociones dejan de ser tan intensas y se instala cierta apatía e indiferencia por todo cuanto ocurre a nuestro alrededor (sea agradable o desagradable).
La anestesia emocional se puede producir de dos maneras…
- Ante una situación traumática muy impactante que nos lleva a desconectarnos de las emociones para sobrevivir y afrontar lo que nos ha ocurrido.
- Puede surgir como un proceso de alejamiento de nuestras emociones. Querer huir o reprimir lo que sentimos día tras día, mes tras mes y año tras año, nos puede llevar a la anestesia emocional… como una gota que minuto a minuto cae sobre una roca y termina dejando su huella.
Esta sensación de anestesia emocional, es habitual tras vivir una situación traumática y en procesos depresivos, aunque cada vez más, el temor a las emociones y a no saber cómo regularlas, nos lleva a alejarnos de nuestra esencia emocional.
Cuando tenemos emociones muy intensas, la anestesia emocional puede parecer un sueño, la realidad es que cuando estamos anestesiados, la vida deja de ser vivida, porque son las emociones las que dan sentido a nuestra vida interna y externa.
Las consecuencias de esta anestesia emocional, son muchas…
- Tenemos grandes dificultades para tomar decisiones.
- Nos sentimos perdidos, alejados de todo, como autómatas.
- Nos desconectamos de nosotros mismos y de los demás.
- Dejamos de sentir el sufrimiento, pero también la alegría y el bienestar.
- Dejamos de saber cómo somos y lo que queremos.
Anhedonía
Otro proceso interno que acompaña a la anestesia emocional, es lo que en psicología se llama “Anhedonia”.
La anhedonia es un proceso por el cual, dejamos de sentir placer al realizar actividades que antes de la desconexión emocional, nos motivaban y gustaban. Es una pérdida de satisfacción por la propia vida.
La anhedonia es un síntoma propio de la depresión, pero creo que también surge en etapas de nuestra vida donde hemos tenido muchos altibajos emocionales que no hemos sabido regular y nuestra mente, despliega una especie de “airbag emocional”, para dejar de sentir que vivimos en una “montaña rusa emocional”.
La sensación de no disfrutar de actividades que antes nos gustaban, es algo extraña. Es una sensación de alejamiento de la propia actividad o del placer de la socialización. Es habitual que la anhedonia nos lleve a alejarnos de los demás y a aislarnos.
Ese aislamiento al que nos invita la anhedonia, podemos usarlo a nuestro favor. Podemos aprovechar este aislamiento para observar de cerca lo que ha provocado este alejamiento de uno mismo y de la vida. Esta observación la puedes hacer…
- Dedicándote tiempo a ti.
- Observando el contenido de tu mente.
- Siendo consciente de las sensaciones y emociones de las que huyes.
- Conectándote al cuerpo y a sus ritmos, como a la respiración.
- Acudiendo a la naturaleza para re-conectar con tus sentidos.
- Escuchando música y observando las sensaciones que te produce.
Regulación emocional
La clave no está en alejarnos de las emociones, sino en sentirlas y regularlas. Cuando regulo mis emociones, no las niego… las acojo, las abrazo, comprendo sus mensajes y las dejo ir.
La regulación emocional requiere conectarnos al cuerpo, un cuerpo del que nos hemos ido desconectando poco a poco. Por eso, si quieres empezar a regular tus emociones… empieza por lo esencial… por el cuerpo.
Una vez que conectes con tu cuerpo, sus sentires y sensaciones, es momento de pasar a la mente… observa los pensamientos que hay en ella, los bucles en los que te enredas, el monólogo interno que tienes contigo mismo.
Es un proceso de auto-conocimiento profundo… no tengas miedo. Cuanto más sepas de ti, más preparado estarás para afrontar las situaciones complejas de tu vida sin desconectarte emocionalmente.
Y cuando puedas vivir plenamente en tu cuerpo, rodeado de tus emociones, la anestesia emocional se irá y la anhedonia dará paso a una vida vivida plenamente.
Y si sientes que tú solo no puedes con todo este proceso, busca ayuda profesional.
“Nuestras emociones están ahí para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida, ni cegar nuestra visión, ni robar nuestro futuro, ni apagar nuestra energía, porque, al momento de hacerlo, se volverán tóxicas”
– Bernardo Stamateas –