Los seres humanos somos seres sensibles. Nuestras emociones nos permiten comprender el mundo que nos rodea y a las otras personas. Pero las emociones son cambiantes, al igual que nuestros estados de ánimo.
Existe el mito de que el cambio emocional (pasar de la tristeza a la alegría), son señales de bipolaridad.
Pero en realidad, cuando hablamos de bipolaridad, estamos hablando de un trastorno psicológico y anímico crónico que solo lo padecen el 1% de la población mundial.
El cambio emocional extremo y brusco, es lo que en psicología llamamos “labilidad emocional”, este proceso emocional nos habla del cambio de emociones rápido que nos pueden llevar a la inestabilidad emocional. La labilidad emocional no es un trastorno, sino que tiene más que ver con una regulación emocional no adecuada.
En algún momento de nuestra vida, todos podemos sentir labilidad emocional. Es importante ser conscientes de las etiquetas que usamos, porque la bipolaridad nada tiene que ver con esa inestabilidad emocional puntual que podemos sentir.
El trastorno bipolar
Como te decía un poco más arriba, el trastorno bipolar es un trastorno emocional crónico que padece el 1% de la población normal. Genera un impacto importante en la vida de la persona que lo padece.
El trastorno bipolar, es un trastorno que se desarrolla en 3 fases cíclicas…
Fase maníaca o hipomaníaca: En esta fase, se suele experimentar un exceso de energía, donde la actividad mental y conductas, están aceleradas. En esta fase pueden surgir alucinaciones (percibir imágenes, sonidos u olores que no existen en la realidad externa) y delirios (interpretación errónea de la realidad). Se estima que la duración de esta etapa dentro del ciclo bipolar, es de 13,3 semanas. Otros síntomas habituales de esta etapa son…
- Hablar más de lo habitual y a un ritmo rápido, conectando ideas rápidamente.
- Sensación de aceleración de pensamiento.
- Gran distracción y dificultades para fijar la atención.
- Implicación excesiva en actividades placenteras con alto potencial de consecuencias dolorosas, tomando riesgos o acudiendo al consumo de drogas.
Fase depresiva: En esta fase, la persona está agotada por la explosión de energía de la fase maníaca y se presenta un estado de ánimo depresivo, con poca energía, agotamiento, aislamiento, se deja de hablar y el pensamiento se hace denso, se presenta una necesidad de dormir muchas horas y de estar solo. En esta fase se produce un embotamiento o anestesia emocional, llegando a sentir un profundo vacío, como si todas las emociones se hubieran apagado o desaparecido. Se estima que la duración de esta etapa dentro del ciclo bipolar, es de 15,8 semanas.
Fase de eutimia: Esta fase es una especie de descanso entre la fase maníaca y la depresiva. Es en esta fase en la que el paciente suele sentirse equilibrado emocionalmente.
Para que comprendas todo esto de manera más sencilla y rápida, te dejo el siguiente esquema, que forma parte de mi libro, “Habilidades emocionales en atención primaria”.
Respecto al tratamiento del trastorno bipolar, requiere el uso de psicofármacos que ayuden a estabilizar el estado del ánimo para evitar las oscilaciones extremas a nivel emocional. Se suele utilizar el litio como estabilizador del ánimo, aunque se suelen combinar con antipsicóticos en la etapa maníaca y con antidepresivos en la etapa depresiva.
Los pacientes con trastorno bipolar, suelen tener poca adherencia al tratamiento. Especialmente en la fase maníaca, donde la euforia es grande, el paciente puede decidir no tomar la medicación.
El papel de la psicología
Si bien el trastorno bipolar es un trastorno que ha de ser tratado con psicofármacos, la psicología puede aportar bastante en estos casos. Creo que algunas aportaciones pueden ser…
- Terapia cognitivo-conductual: Este enfoque de terapia, ayuda al paciente con trastorno bipolar a identificar cuándo aparecen los delirios y alucinaciones, llegando a interpretar la realidad de una manera más ajustada. También ayuda a tener un mayor conocimiento del trastorno y a vivir en una vida en la que no siempre es fácil vivir.
- Elevar la consciencia emocional: Todo ser humano debe desarrollar una buena consciencia emocional, es decir, saber identificar y regular sus emociones. Las emociones intensas pueden llegar a provocar impulsividad. Cuando somos conscientes de nuestras emociones, nos permitimos sentirlas, sabiendo que son pasajeras, sin necesidad de responder de manera precipitada.
- Higiene del sueño: Es importante tener unas buenas rutinas de higiene del sueño. Más allá de la presencia de un trastorno psicológico o no, te recomiendo leer un post donde hablo de las causas del insomnio y cómo prevenirlas. Puedes leerlo haciendo click aquí…
- Identificar los cambios emocionales que preceden a las fases de la bipolaridad: Al elevar el nivel de consciencia emocional, la persona puede hacerse más consciente de los sutiles cambios emocionales y mentales que indican la llegada de una etapa de manía o de depresión. Esto puede ser fundamental para acudir al psiquiatra o iniciar el tratamiento recomendado para cada etapa del trastorno bipolar.
- Auto-conocimiento: Creo que conocernos a nosotros mismos, es una de las mejores cosas que podemos hacer. En el trastorno bipolar, conocerse bien, ayuda a identificar las situaciones (estrés) o etapas del año en que es más probable que se desencadene la fase maníaca o depresiva. Esto ayuda a anticiparse, equilibrarse e iniciar el tratamiento adecuado para cada etapa de este trastorno.
- Auto-cuidado: Va de la mano del auto-conocimiento, porque cuanto más me conozco, más me puedo cuidar emocionalmente, comprendiendo cuándo necesito soledad, cuándo necesito hablar o cuándo hacer actividades que me equilibran emocionalmente.
- Aprender a vivir en el presente: Aprender esto es uno de los grandes retos de los seres humanos porque tenemos una mente viajera que insiste en llevarnos al pasado o al futuro. El presente es esto… este segundo que dedicas a leer esta palabra, el presente es liberador.
“El trastorno bipolar te roba lo que eres. Puede quitarte el núcleo mismo de tu ser y reemplazarlo con algo que sea completamente opuesto a quién y qué eres realmente”
– Alyssa Reyans –