El silencio es, para mí, una especie de descanso. Es en el silencio interior donde trasciendo mi día a día, adentrándome en mi esencia. 

El silencio es también aceptación, abandonar toda lucha y resistencia… dejar de hablar, dejar de actuar, dejar de moverme. Esa parada de todo lo que hay en mí y de lo que me rodea, es una sensación liberadora. 

El silencio nos asusta porque nos deja a merced de esa vocecita interna que nos habla constantemente… la que nos reprocha cosas, la que nos culpa y nos juzga. Por eso tantas personas temen la soledad y el silencio, porque su propio ser interior les confronta con quiénes son. 

La meditación es un ejercicio de silencio… silencio exterior que nos permite limpiarnos internamente, que deja nuestra mente expuesta y podemos observarla desde la distancia, con amabilidad y comprensión. 

La meditación, al igual que el silencio, nos confronta con algo que suele darnos miedo… los momentos de transición. Esos momentos donde algo está acabando y algo nuevo aún no ha nacido, son fuente de sufrimiento porque sentimos que estamos suspendidos en el vacío, en la nada. Las transiciones hablan de cambio y movimiento, pero nos confrontan con lo desconocido. 

Los grandes sabios, nos invitan a habitar ese momento de transición… ese espacio en el que algo ha muerto pero aún no ha nacido lo nuevo… ese es el instante en el que nos podemos cobijar. Para mí, ese momento de transición, se encuentra en esos microsegundos entre cada inhalación y cada exhalación… ese microsegundo donde hago una pausa natural, donde no hay movimiento, donde no respiro. 

El silencio está en todas partes… en el espacio entre latidos, en la apnea natural entre la inhalación y exhalación, entre un pensamiento y el siguiente, cuando acaba una sensación física y aún no hay otra esperando salir a la superficie, en el espacio del canto de los pájaros que conversan, en el viento que mece los árboles y de repente se para, en la ola que se deshace y otra nueva nace. 

Y es que tenemos que aprender a ver los silencios allá donde estemos. Porque los silencios nos hablan de un descanso, de tomarnos un respiro, de abandonarnos y permitirnos no hacer nada. 

El silencio a través de los sentidos

En el mundo sobre-estimulado en que vivimos, nuestros sentidos están desbordados de información. Una buena manera de cuidarnos y descansar, es desconectar nuestros sentidos de toda información que pueda entrar por ellos… o al menos reducir la cantidad de información que accede a nuestro cuerpo. 

• El silencio de la vista… una de las experiencias que más me gustan, es poder cerrar mis ojos para sentirme más… sentir mi cuerpo respirando y latiendo, sentir lo que me rodea sin conectar con ello a través de mi mirada. La vista es el sentido que más usamos y eso hace que estemos ciegos a otra información más sutil que accede a nosotros por otros canales que se abren cuando los ojos se cierran. 

• El silencio del oído… Dejar de escuchar es bastante liberador para mí. Mi día a día transcurre a través de la escucha de emociones, pensamientos, experiencias. Y al final del día, solo quiero silencio. A veces, este silencio auditivo es cien por cien silencio, otras veces son sonidos que me conectan y limpian mi mente de lo vivido y escuchado en el día… ya sea música o sonidos de naturaleza.  

• El silencio del tacto… A veces, el tacto es demasiado intenso. Creo que para sentir el silencio del tacto, necesitamos entrar en contacto con nuestra piel, sentir la presión y la caricia para después no tocar nuestra piel y sentir ese silencio del tacto. 

• El silencio del olfato… No podemos controlar los olores que nuestra nariz capta, es un canal abierto que recibe informacion constantemente. El silencio del olfato, lo podemos sentir más intensamente tras oler un aroma potente… como el olor del limón o un perfume intenso. Y después, pasados unos segundos… podremos notar ese silencio del olfato. 

• El silencio del gusto… Al igual que el tacto y el olfato, la mejor manera de conectarme al silencio del gusto, es exponerme a un sabor fuerte, potente. Dejar que mis papilas gustativas se relajen, me ayuda a degustar el silencio del gusto. Beber agua es otra forma de sentir el silencio del gusto… que sigue existiendo aunque de manera silenciosa. 

Silencio para escucharme

Como toda Persona Altamente Sensible (PAS), necesito mucho silencio. El silencio me regula, me equilibra, me ayuda a descansar y a recuperar las energías desgastadas. 

Necesito silencio para escucharme, para observar lo que hay en mis emociones… porque en el silencio externo, puedo conectar con la tormenta emocional que arrasa en mí. Y dejarme invadir por las emociones, es la mejor manera de regularme.

Necesito silencio para observar lo que hay en mi mente… una mente siempre pensante, analítica, conversadora, curiosa. Solo en el silencio, cuando no hago nada más que observar mi mente, puedo limpiarme internamente de creencias e interpretaciones erróneas, basadas en una emoción temporal. 

Para mí, escucharme es una de las cosas esenciales que tengo que hacer para mantenerme regulada, en equilibrio con quién soy y con lo que hago. La coherencia interna se convierte en coherencia externa cuando me doy el tiempo y el silencio suficientes para ahondar más en mí, para contemplar mi verdadera naturaleza.

Los beneficios del silencio

Para mí, el silencio tiene muchos beneficios, aunque los tres principales son…

• Me regula… La ciencia ha demostrado que el silencio, ayuda a activar el sistema nervioso parasimpático, responsable de la relajación, reduciendo así el estrés. Es así como nos recuperamos del desgaste diario. 

• Me conecta con la creatividad… Al reducirse la estimulación proveniente de mis sentidos, mi cerebro puede funcionar más libremente y se activa mi parte creativa, conectando ideas que parecen desconectadas, pero que en realidad están interconectadas. 

• Mayor claridad mental… El silencio me ayuda a salir de mi ego, ese personaje que he creado a lo largo de mi vida y que se siente herido fácilmente, aquel que tiene creencias fuertes y ve la vida de una manera polarizada (“bueno-malo”). Solo así puedo ver más claramente lo que me ocurre y quién soy. 

Espero que puedas hacer inmersiones en el silencio y conocerte mejor. 

* Contenido creado por un ser humano en su totalidad. No ha sido consultada ninguna Inteligencia Artificial (No IA).

“No aspiro a contemplar, sino a ser contemplativo, que es tanto como ser sin anhelar”

– Pablo d’Ors –