He descubierto que el secreto para ser fiel a mí misma, es entrar más profundamente en mí. 

Solemos hablar de ser fieles a otras personas, de respetarlas, no engañarlas y tener en cuenta lo que necesitan.

Pero pocas veces pensamos en ser fieles a nosotros mismos… en respetarnos tal y como somos, en no engañarnos y en tener en cuenta lo que necesitamos en cada momento, en ser coherentes entre lo que decimos y hacemos. 

Y lo cierto es que no podemos dar a los demás lo que no tenemos dentro. Por eso es importante emprender el camino hacia nuestro interior, porque solo dentro de nosotros, podemos ser fieles a quienes somos. 

El camino interior

Este camino interior es individual y nadie puede recorrer el tuyo. Aunque a veces sí puedes ir acompañado. 

Cuando emprendes el camino interior, comienzas a convertirte en un peregrino de lo desconocido, de caminos inexplorados y a veces tenebrosos, confrontándote con tus sombras, esas partes de ti mismo que rechazas porque no te representan. 

Pero justamente en esas sombras es donde se esconde todo tu potencial, es donde se esconde el cambio. 

Por eso este camino de auto-descubrimiento solo puedes recorrerlo tú, porque solo tú puedes iluminar esas sombras desde dentro, porque solo tú puedes afrontar los monstruos que viven en ti.

Este recorrido no siempre es agradable, de hecho te encontrarás con recuerdos olvidados, con heridas que pasaron inadvertidas, con emociones intensas que se anclan en tu cuerpo y con creencias que otras personas han instalado en ti. 

Porque nuestra mente viene con un programa básico y desde el primer aliento que tomamos al nacer, vamos incorporando creencias, recuerdos, experiencias. Y todo esto se convierte en nuestras directrices, en el camino que seguiremos el resto de nuestra vida. 

Cuando queremos re-programarnos, debemos zambullirnos en todo ello… en lo bueno y en lo menos bueno, en la luz y en la oscuridad. 

Comenzamos a darnos cuenta de la importancia de recorrer este camino, cuando empezamos a ser conscientes de todo… de quiénes somos, de quiénes queremos ser y de la vida que vamos descubriendo que queremos vivir. 

Porque la vida es eso… caminar junto a ella y descubrir cómo queremos vivir.

Y este proceso es paulatino, porque en una etapa de nuestra vida anhelamos trabajar en algo, pero pasado un tiempo nos damos cuenta de que eso no nos llena y entonces nos hallamos ante una encrucijada, donde el camino se bifurca y caminar por un sendero u otro, es algo que solo depende de nosotros. 

Y eso da miedo… porque al decidir, renunciamos a cosas que podríamos vivir. Por eso es importante entrar en nosotros ante estas encrucijadas y decidir desde nuestro corazón, desde nuestro centro. 

El camino del peregrino hacia lo desconocido, no es fácil. Porque te pierdes en ti, porque a veces la oscuridad interna te atrapa y otras veces es la oscuridad externa la que te impide moverte. 

En esos momentos, te aconsejo que seas paciente… porque todo cambia, todo se mueve, nada dura eternamente. 

Pero cuando estés en penumbras, conócete en ese estado, porque forma parte de ti, porque estás viendo lo que a veces controla tu vida sin que te des cuenta. 

Como puedes comprobar, ser fiel a uno mismo no es nada fácil… pero merece la pena. 

Siendo fiel a mí misma

Acepto que no siempre puedo ser cien por cien fiel a mí misma, porque en ocasiones siento cosas que de decirlas, podría herir a personas que son importantes para mí.

Y aceptar esto está bien, porque a veces debo abandonar ser cien por cien yo misma para evitar herir a otros o incluso para conservar a personas que son importantes para mí. Pero esta es mi decisión y es una decisión consciente.

A pesar de ello, estas decisiones no siempre son fáciles porque experimento emociones encontradas y porque debo regular mi propio malestar. Pero acepto que esto forma parte de la vida. 

Porque a veces, la mayor expresión de fidelidad hacia mí misma, es aceptar que no siempre puedo ser sincera, porque mi objetivo es no dañar a nadie.

En mi propio camino de auto-descubrimiento, me he hecho consciente de lo que supone ser fiel a mí misma (por el momento)…

• Es aceptar que no encajo del todo con otras personas.
• Es sentirme extraña a veces y necesitar refugiarme en mí misma.
• Es sentir que hay cosas que tengo que cambiar en mi vida para sentirme mejor.
• Es ser observadora de lo que ocurre dentro y fuera de mí.
• Es aceptar que los demás son como son y pueden hacer y decir cosas que no me gustan.
• Es sentirme incómoda a veces conmigo misma y con las sombras que también tengo. 
• Es darme tiempo para reflexionar antes de tomar una decisión. 
• Es respetarme y decidir no hacer cosas que sé que me hacen daño a nivel emocional. 
• Es aceptar mis rarezas y apoyarme en ellas para ser mejor persona. 

Debo ser fiel a mí misma para vivir en paz, para ser la mejor versión de mí misma… aunque ese camino no siempre es fácil. 

Ser fiel a uno mismo es convertirse en peregrino de lo desconocido