La mente humana sigue siendo el gran enigma y los enigmas nos generan curiosidad, por eso la neurociencia y la psicología están en auge.
Tenemos una mente reflexiva y una mente vagabunda.
La mente reflexiva es consciente, dirige su atención a un tema concreto, busca soluciones utilizando la lógica y los conocimientos adquiridos previamente.
La mente vagabunda es inconsciente, teje su magia en el silencio y la oscuridad del inconsciente. No podemos ver el recorrido de la mente vagabunda, aunque sí podemos tener sensaciones e intuiciones que nos guían. Es por eso que la mente vagabunda, hace buenas predicciones, porque toma el aprendizaje que hemos realizado a través de nuestra experiencia en la vida.
Tal vez pienses que la mente vagabunda es un vestigio del pasado… en parte es cierto, pero nos ayuda mucho en nuestro día a día porque nos permite tomar decisiones y buscar soluciones, de una manera más rápida y eficaz.
En realidad, nuestro cerebro ha cambiado poco desde hace miles de millones de años… lo cual no es sorprendente porque sus mecanismos han funcionado, nos han hecho llegar con vida hasta el siglo XXI.
Vamos a explorar la mente vagabunda desde el cerebro y en sus dos versiones (una que considero constructiva y otra que nos conduce al malestar a través de la rumiación)… ¡Comenzamos el viaje!.
La red neuronal por defecto
El cerebro humano posee muchas redes neuronales especializadas en diferentes funciones, aunque una de las que más se está estudiando en los últimos años, es la red neuronal por defecto (RND).
Se llama así porque se ha descubierto que es una red muy activa, es el estado al que tiende el cerebro. Como dice Nazareth Castellanos, el cerebro humano siente una atracción natural para funcionar en este estado. Es el estado habitual del cerebro cuando no tiene que ejecutar ninguna tarea específica. Los procesos que se producen esta red neuronal por defecto, son no conscientes, ocurren más allá de nuestra voluntad.
Tu cerebro se encuentra en este estado, siempre que no te enfocas en hacer algo, aunque parezca que tu cerebro está descansando, en realidad está muy activo a través de esta red neuronal. Funciona así… se activa la RND cuando no hacemos alguna actividad y se desactiva cuando atendemos de manera intencionada y consciente.
Se cree que el 47% del tiempo que estamos despiertos, tendemos a esta RND. Atender y enfocarnos, es un esfuerzo constante. Se cree que esta RND, hace simulaciones de cómo podría ser el mundo. Se sabe que las Personas Altamente Sensibles (PAS), activamos más la red neuronal por defecto.
Esta divagación es necesaria para nuestro cerebro porque lleva a cabo importantes funciones…
- Se centra en el diálogo interior con nosotros mismos.
- Crea la narración del mundo en que vivimos.
- Recupera información de nuestras memorias biográficas.
- Repasa los problemas que tenemos, tratando de hallar una solución.
- Hace tareas de planificación.
- Se activa cuando pensamos en el futuro (hacemos predicciones).
- Muy activa ante la toma de decisiones morales.
- Implicada también en la empatía.
- Esta red está hiperactiva cuando sentimos emociones muy intensas.
- Es esencial para conectar y desarrollar nuestra creatividad.
- Implicada en la intuición, de ahí su aparición inesperada.
Visto así, parece fundamental que el cerebro humano funcione en este estado automático e inconsciente. Esta red es muy extensa y abarca diferentes áreas cerebrales, por lo que no esta localizada en un solo lugar del cerebro.
Divagación constructiva
La Red Neuronal por Defecto, se encarga de la divagación mental. Como todo, existe una divagación constructiva, que es aquella que no nos atrapa, que podemos entrar en ella pero también somos capaces de salir de ella.
Este tipo de divagación, sería la sensación típica que tenemos cuando “soñamos despiertos”. Esta sensación suelo experimentarla cuando entro en contacto con la naturaleza. Puedo sentir cómo mi mente viaja suavemente a través de las colinas del pasado para repasar alguna experiencia reciente que he vivido, mi mente también sobrevuela el futuro, imaginando posibles situaciones que podría vivir, preparándome para experiencias que tal vez viva en algún momento.
Este tipo de divagación, es placentera, es relajante. Me permite descansar en un pensamiento que no requiere de mí grandes esfuerzos porque llega sola. Para conectar con este vagabundeo mental constructivo, es necesario reducir nuestra exposición a estímulos… por eso suele aparecer cuando estoy en entornos naturales.
En esta divagación constructiva, puedo conectar con mi creatividad e intuición, razón por la cual suelo tener muchas ideas sobre temas de los que quiero escribir o de futuros cursos que quiero impartir para que la gente se conozca mejor a sí misma.
Divagación y rumiación
Una de las cosas que más observamos los psicólogos en terapia, es el pensamiento rumiativo. Es un tipo de pensamiento recurrente que da vueltas y vueltas al mismo tema… habitualmente se zambulle sin parar en los aspectos negativos de las situaciones vividas. ¿Quién de nosotros no se ha quedado atrapado en el pensamiento negativo?
Solemos entrar en este estado de divagación rumiativo, cuando tenemos problemas vitales que no sabemos resolver o cuando nuestro mundo emocional está convulso.
La rumiación es un bucle del que nos suele costar mucho salir, llegando a obsesionarnos por comprender lo incomprensible o haciéndonos preguntas que no tienen respuesta. Este tipo de pensamiento, se produce en la Red Neuronal por Defecto (RND).
El problema de la rumiación, es que nos quedamos atrapados en nuestra propia mente. Estos pensamientos aparecen en cuadros clínicos de ansiedad y depresión. Ansiedad por desear predecir un futuro que no podemos conocer y depresión por quedarnos atrapados en un pasado que ya no existe. Por eso nuestro bienestar, depende de que aprendamos a vivir en el presente, aunque podamos visitar de vez en cuando los tiempos pasados y los que están por venir.
Los estudios indican que una mente muy rumiante, es una mente menos feliz… por lo que aprender a gestionar este tipo de pensamientos, es algo urgente si queremos vivir satisfactoriamente. La mente errante puede ayudarnos a vivir mejor… si sabemos cómo acallarla y observarla.
Acallando la mente vagabunda
Con todo lo que te he contado hasta ahora, pareciera que no pudiéramos observar la Red Neuronal por Defecto y, por ende, a la mente divagante.
Lo cierto es que sí hay formas de observar la mente vagabunda… la meditación es la técnica más estudiada.
Cuando meditamos, ocurre algo mágico… la mente se observa a sí misma. Y esa toma de perspectiva de la propia mente, es la que consigue acallar la mente vagabunda… la consciencia lo transforma todo.
Cuando meditamos, cuando nuestra mente se observa a sí misma. Desarrollando esa mirada de la conciencia testigo, logramos convertirnos en espectadores en lugar de protagonistas. Y cuando podemos alejarnos un poco de los pensamientos, somos capaces de poner orden en el caos.
La meditación nos ayuda a tomar decisiones coherentes con quiénes somos porque limpia o depura esa mente divagante donde hay demasiado ruido, demasiadas distracciones.
Observar nuestra respiración al tiempo que la hacemos más lenta y profunda, es también otra manera de salir de la red neuronal por defecto en su modo rumiativo.
Si te ha gustado este tema y quieres explorar más, te sugiero la lectura del libro “Divagando” de Moshe Bar y “El puente donde habitan las mariposas”, de Nazareth Castellanos.
* Contenido creado por un ser humano en su totalidad. No ha sido consultada ninguna Inteligencia Artificial (No IA).
“Intuir es mirar dentro”
– Nazareth Castellanos –