La energía que da vida

La vida recorre nuestras venas a cada segundo, somos una pequeña central energética. El planeta Tierra contiene en cada ser, en cada planta, en cada nube e incluso en la atmósfera, esa energía que da vida. 

Porque la energía vital impregna a todo lo que habita este planeta. Hemos evolucionado a través de ella y gracias a ella. La energía dadora de vida, transforma todo lo que hay a nuestro alrededor. 

Me gusta mucho ver crecer a las plantas. Me asombra cómo se puede introducir una frágil y pequeña semilla en un tiesto lleno de tierra, y hundir esa semilla que tiene el potencial de un bosque entero. Y en la oscuridad de la tierra, esa semilla comienza a crecer bañada por el agua y el sol. Y aunque no podamos verlo… algo mágico sucede en el interior de la maceta… la raíz se rompe y comienzan a desarrollarse unas pequeñas raíces para sostener toda la fuerza del árbol o planta que está por ver la luz. 

En realidad, la energía dadora de vida está en todas partes… un poco en la tierra, un poco en el aire, otro poco en el sol y gran parte de ella en el agua. De pequeños ingredientes unidos, surge la vida… así de maravillosa es esta energía dadora de vida. 

La energía se esconde en todos los lugares, en nuestro planeta, en los animales y en los seres humanos, porque todos hemos crecido bajo un mismo cielo. 

Un planeta vivo

La Tierra está viva y lo podemos ver allá donde miremos, por eso hay teorías que indican que nuestro planeta es un ser vivo en sí mismo, Gaia.  

  • Terremotos: La mayor señal de que nuestro planeta está vivo, lo encontramos con los terremotos y volcanes. Porque el núcleo de la tierra está lleno de energía que da vida y necesita reducir su presión a través de movimientos de la tierra. El terremoto es un movimiento telúrico que nos dice que la tierra tenía demasiada energía contenida que ha necesitado liberar. La corteza terrestre se mueve y modifica la superficie de la tierra… aunque a veces es capaz de crear un verdadero caos para el ser humano. La tierra no tiene intención de hacer daño… solo necesita equilibrarse y liberar el exceso de energía. 
  • Árboles: Me intrigan mucho los árboles, me asombran las investigaciones recientes que indican que los bosques son una comunidad donde se protegen entre sí, donde ayudan a los jóvenes árboles a desarrollarse y se apoyan mutuamente. Me encanta la idea de que los árboles puedan comunicarse a través de las raíces como los humanos hacemos a través de la comunicación hablada. Leí hace un tiempo que el Instituto Heartmath, estaba estudiando que a través de la actividad eléctrica de los árboles, se podría predecir un terremoto hasta dos semanas antes de que se produjera. La naturaleza es maravillosa. 
  • Piedras: Las piedras parece que están muertas, pero los minerales que contienen, están llenos de vida. Cada mineral vibra en una frecuencia energética muy concreta. Y donde hay vibración, hay vida. El cuarzo es uno de los minerales con mayor potencia energética, al contener grandes cantidades de oxígeno y silicio, el cuarzo es un catalizador de otras frecuencias energéticas. La shunguita es otro mineral muy potente que tiene la capacidad de protegernos del exceso de ondas elctromagnéticas que hoy en día nos rodea por el wifi y los dispositivos móviles. La madre tierra nos protege y equilibra a través de los minerales. 
  • Huracanes: Me fascina la función de los huracanes. Sí, son devastadores y pueden destruir ciudades cuando tocan tierra, pero la función del huracán es sencilla: bajar la temperatura del mar. Cuando la temperatura del mar es muy elevada, la tierra despliega a los huracanes para aliviar esa calidez, por eso los huracanes son más habituales en el caribe… aunque con el alza de temperaturas en el mar, tal vez veamos en un futuro no muy lejano, que los huracanes llegan a Europa. De hecho, el huracán comienza como una tormenta tropical que se convierte en huracán cuando la temperatura del agua es elevada. Y en los últimos años ya han llegado coletazos de huracanes al norte de España (Galicia) y a Reino Unido. 
  • La atmósfera: La atmósfera terrestre tiene siete capas (troposfera, estratosfera, mesosfera, termosfera y exosfera). La atmósfera es una capa de gases que nos protege especialmente de las tormentas solares y de otras ondas cósmicas que pueden llegar. Algo que me sorprende mucho, es la existencia de la resonancia Schumann, que se expande entre la superficie terrestre y la ionosfera. La resonancia Schumann es nuestro escudo protector y también nos ha acompañado en nuestra evolución humana, insuflándonos vida a través de sus energías sutiles. El cuerpo humano no puede vivir sin esta energía de la Tierra, lo que nos indica la procedencia de cada uno de nosotros…somos hijos de la Tierra

Seres humanos vivos

La vida en la Tierra se ha desarrollado lentamente… año tras año… siglo tras siglo… milenio tras milenio. 

Hoy en día podemos mirar atrás y puede parecernos un viaje rápido, pero en realidad ha sido una travesía basada en la supervivencia… los mecanismos que nos han ayudado a sobrevivir, se han mantenido y los que no, han desaparecido. 

El ser humano procede de una ameba ancestral que creció, se dividió y reprodujo. En nuestra historia evolutiva, tenemos mucho de pez porque algunas respuestas de nuestro sistema nervioso, se originaron con peces primitivos. Somos uno, formados de partes de muchos otros que nos precedieron, desde el prototipo de humano hasta el homo sapiens. 

Los seres humanos nos hemos desarrollado en el planeta Tierra… hemos bebido de su agua, hemos respirado su oxígeno, nos hemos alimentado de la enorme variedad de flora y fauna que ha creado la madre Tierra. Aún hoy vivimos sostenidos por ella, aunque nos olvidemos de su ternura y amabilidad. 

El ser humano ha sido creado en la Tierra y por eso veo difícil que podamos vivir en otro planeta… sería tener que exponernos a una serie de energías que tal vez se contradigan con la huella energética humana. 

Comprendo por qué hablan de la madre Tierra… porque el planeta tiene esta energía dadora de vida, contenida en cada átomo, nos acompaña en cada paso, nos acoge hasta que ella misma debe regularse… porque la huella del hombre y la mujer en la tierra, está siendo demasiado intensa, destruimos demasiado en nuestro afán por vivir. 

Conectar con la energía dadora de vida

La evolución humana está en constante cambio y nos está llevando al precipicio, nos aproximamos a un punto de no retorno donde destruiremos tanto a la madre Tierra, que ésta terminará expulsándonos. 

No puedo conectar con la energía dadora de vida en una ciudad… necesito acudir a la naturaleza, a lugares donde escuchar el sonido del mar y el canto de los pájaros, donde sentir el murmullo de los árboles comunicándose entre sí. 

Un lugar natural donde poder mirar el cielo diurno y perderme en el horizonte para aliviar mi mente y tomar perspectiva. Un lugar donde poder zambullirme en el cielo nocturno, soñando con lo que habrá más allá de las estrellas y sintiendo el flujo y reflujo de la luna. 

A pesar de ello, puedo exponerme a una imitación de la naturaleza a través de los sonidos… puedo escuchar música con sonido de pájaros y del río que avanza por su cauce, puedo mirar fotografías de un bosque ancestral e imaginar que camino entre esos majestuosos troncos. Una parte de mí sabrá que eso no es real… pero casi puedo convencerme a mí misma. 

Para conectar con la energía dadora de vida, necesito acudir a entornos naturales, es la manera de sentirme en mi hogar… ¿y tú, qué necesitas?

“La primera ley de la ecología es que todo está relacionado con todo lo demás“

– Barry Commoner –

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