Solemos pensar que la vida es aleatoria y que lo que nos ocurre, pocas veces tiene que ver con nosotros. Esta manera de sentir, nos conduce a sentirnos víctimas de la vida y eso nos quita mucha fuerza y poder interior. 

Un concepto que viene a mí cuando pienso en esto, es el término “Karma”. El karma no es lo que pensamos en occidente. No se refiere solamente a recibir lo mismo que damos. En realidad, el Karma es una energía capaz de crear. El karma nos habla de cómo las acciones de hoy, tendrán consecuencias en el futuro. 

Según el budismo, cada acción lleva en sí misma cierta energía perjudicial o virtuosa para nosotros y para otras personas. 

Este tema me parece apasionante porque las filosofías orientales nos indican que el Karma es una actitud mental o psicológica, de ahí que debamos cuidar el contenido de nuestra mente. 

La acción del buen karma (ser bondadoso), lleva aparejado una ausencia de mal karma (reducimos la agresividad o maldad). El “buen karma” nos ayuda a mantenernos en equilibrio, mientras que el “mal karma”, nos puede conducir a una mayor destrucción y a la presencia de ansiedad, angustia y sufrimiento. 

Somos nosotros quienes decidimos hacer el mal o hacer el bien. Por eso somos creadores de realidades, todo depende de en qué mundo deseamos vivir. 

Tú creas tu realidad

Yo creo que cada uno de nosotros construimos nuestra vida. Y lo hacemos a través de…

• Emociones: Las emociones son muy poderosas, son capaces de cambiar la química del cuerpo y es energía que transmitimos más allá de nuestro cuerpo, enviando señales mudas que atraen hasta nosotros la misma energía que expandimos al universo. Mucho antes de que el ser humano tuviera su capacidad reflexiva y analítica, las emociones eran las grandes protagonistas, por eso hoy en día siguen teniendo tanto peso… porque el núcleo del ser humano, es emocional. 

• Pensamientos: Dependiendo de la emoción que sintamos, pensaremos unas cosas u otras. El pensamiento magnifica la energía de la emoción y la potencia. Por eso nuestra mente pensante puede ser una gran aliada en la construcción de nuestra vida, pero en ocasiones también es la gran trampa, porque con pensamientos negativos, nos quedaremos atrapados en emociones que nos hacen sentir incapaces de seguir adelante. 

• Conductas: Son la consecuencia de lo que sentimos y pensamos. No solemos dar mucha importancia a nuestras conductas, pero son claves. Porque nuestras decisiones y actos, son los que manifiestan algo que antes solo existía en nuestra mente. Algo que nació como emoción, lo potenciamos con nuestro pensamiento y finalmente lo traemos a la realidad a través de las conductas. 

Por todo ello, siento que yo creo mi realidad. Esto no quiere decir que siempre pueda crear la vida y la realidad en la que quiero vivir, porque en el fondo de lo que siento, pienso y hago, como una suave melodía, se encuentran mis creencias. 

Las creencias son las que nos susurran cada día lo que somos capaces o no de hacer. Las creencias limitantes me invitan a evitar ciertas cosas que en un momento dado, creí que nunca lograría. Las creencias potenciadoras, son aquellas que me dan fuerza y me dicen que soy capaz de alcanzar aquel objetivo o este otro. 

Y estas creencias se han ido gestando a lo largo de mi vida, la mayor parte de ellas se han construido de manera inconsciente, captando las creencias de mis padres y familiares sobre la vida, sobre ellos mismos e incluso sobre mí. Y estas creencias, legadas a través de frases repetitivas, han ido creando los pilares en torno a los que he construido mi yo. 

Como puedes comprobar, la mente humana es compleja y hay miles de condicionantes que nos hacen ser como somos, sintiendo, pensando y comportándonos de una manera y no de otra. 

Co-creamos la realidad

Ahora imagina tu barrio… cada persona que vive en él, emite su propia energía en forma de emociones, pensamientos y actos. Imagina que sobrevuelas tu barrio y puedes ver cómo unos hilos energéticos conectan lo que tú piensas con lo que otra persona siente y con lo que otra persona hace. 

Ahora sobrevuela tu ciudad… tu país… el plantea Tierra. Seguramente veas hilos de luz conectados alrededor del globo terrestre. Así es como co-creamos la realidad. 

Otra imagen que me gusta mucho y me ayuda a comprender mejor cómo entre todos los humanos creamos la realidad que vivimos, es la de una onda en un lago con el agua calmada. Imagina ese lago cuya agua está serena, sin movimiento alguno, ofreciendo un reflejo perfecto del cielo. Ahora imagina que tomas una piedra y la tiras a este lago. En ese momento observarás una onda que se va extendiendo lejos, tan lejos que tu mirada no puede ser consciente de hasta dónde llega. Y esta es solo la onda que pueden ver tus ojos, pero si estuvieras inmerso en el agua, sentirías la vibración de ese acto aislado (tirar la piedra) en toda la masa de agua (la humanidad por completo).

Creo que con estas imágenes en mente, comprendemos mejor el impacto que puede tener en otros una sola acción y cómo cuando muchas acciones se unen, esa onda es más fuerte e intensa. 

Hay un concepto que me parece muy interesante… “Masa crítica”. Este concepto hace referencia a la cantidad mínima de personas que son necesarias para que se produzca una reacción en cadena.

Se dice que la masa crítica la podemos calcular haciendo la raíz cuadrada del 1% de la población mundial. En ese momento, la humanidad alcanzará la energía mínima necesaria para que se produzca un cambio significativo en nuestro mundo y realidad.

A nivel psicológico y emocional, esta masa crítica tiene que ver con el despertar, con hacernos conscientes de que somos nosotros y nadie más quienes creamos la realidad, por tanto, comprenderemos que somos arquitectos de realidades. Este despertar es doloroso porque nos confronta con la idea de que a veces hemos creado situaciones que nos han hecho daño, aunque es probable que no fuéramos conscientes de ello. 

Creo que el punto de inflexión está en el despertar interior que podemos lograr cuando meditamos. Hay muchos experimentos realizados en grandes ciudades donde se hacían meditaciones grupales enfocadas en la paz. Los datos de delincuencia en los minutos en los que se meditó en conjunto, descendieron tanto que no podía deberse a una “casualidad”. 

Comienza haciéndote consciente de tus emociones, pensamientos y conductas. Después, ve ajustándolos hasta que sientas que vives en un mundo y una realidad llena de serenidad, calma y paz. Y comienza a meditar, a conectar con tus profundidades, es el impulso que necesitas para transformarte profundamente.  

Cuando los humanos elevamos nuestro nivel de conciencia, elevamos también la energía del planeta Tierra. Y ese es el verdadero cambio que necesitamos, ese es nuestro gran poder. 

“Todos quieren cambiar el mundo pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”

– Tolstoi –