Nuestro cerebro es secuestrado por un estado de supervivencia cuando identificamos alguna amenaza en nuestro entorno. Neurológicamente, la mente dramática se asienta en la amígdala, el centro emocional por excelencia, la alarma general.
Cada cual tiene un nivel de amenaza diferente… hemos ido programando nuestra mente y sistema nervioso en base a nuestras experiencias. Si vivimos mucho tiempo en un entorno amenazante, acabamos por tener una alarma demasiado sensible que nos bloquea ante estímulos o situaciones que realmente no son una amenaza.
La mente dramática se desarrolla a lo largo del tiempo. Quienes padecen ansiedad cotidiana, comienzan a tener un pensamiento diferente… más angustioso, anticipando problemas, sintiéndose incapaces de decidir qué quieren en su vida, sintiéndose siempre amenazados, teniendo que huir o luchar para sobrevivir.
Con el paso de los años, la mente dramática se instala en nuestra vida y podemos llegar a olvidar lo que es vivir con una mente que se toma las cosas con serenidad.
La buena noticia es que todo es reversible… aunque requiere trabajo interior. Podemos cambiar nuestra mente dramática, podemos vivir más allá de la angustia, podémoste ser los arquitectos de nuestra propia vida.
La mente dramática tiene unas características concretas… ¿las exploramos juntos?
Componentes de la mente dramática
La mente dramática tiene unos componentes claros…
- Todo son amenazas: Quien tiene este tipo de mente, vive en un estado de alerta constante porque su sistema nervioso capta amenazadas por todas partes… aunque realmente no sea así. La amenaza puede ser sutil, como un gesto o una palabra que nos hace sospechar del rechazo o la crítica ajena. La amenaza puede ser más clara en momentos de conflicto con otras personas. Sea como sea, si sentimos que en nuestra vida todo es amenazante, terminaremos por responder de dos maneras… luchando o huyendo. Y ambas respuestas, activan el estrés en nuestro cuerpo. Es probable que se luche incluso cuando no es necesario.
- Anticipaciones oscuras: La mente dramática vive la mitad del tiempo en un presente muy amenazante y la otra mitad del tiempo, vive en el futuro. El futuro de la mente dramática, es apocalíptico, todo son desgracias, vivirá eternamente en un bucle de sufrimiento y malestar. Nuestro cerebro se cree estas anticipaciones porque la mente dramática utiliza ejemplos de situaciones pasadas para construir ese futuro horrible. La anticipación es la creatividad que se pone al servicio de la ansiedad.
- Ocurrirán catástrofes: La mente dramática es selectiva cuando decide elegir los recuerdos que revisa. Tiende a repasar todo lo malo que nos ha ocurrido… su intención inicial es buena: ayudarnos a sobrevivir, protegernos de las cosas negativas. El problema es cuando la mente decide enfocarse solo en lo malo y obviar las cosas neutrales o positivas que también hemos vivido. No… no todo son cosas negativas en la vida. Las catástrofes son menos habituales de lo que creemos. La clave no es lo que nos ocurre, sino qué hacemos con eso que vivimos.
- Locus de control externo: En psicología, este concepto nos habla de la pérdida de control. Quiere decir que lo que nos ocurre, es controlado por una persona o situación que está fuera de nosotros. Lo peor de sentir esta pérdida de control, es que empezamos a creer que nuestras acciones y decisiones, no son capaces de cambiar ese destino terrible al que estamos condenados. La mente dramática cae en su propia trampa y dejar de tener el control de aquello que creía que podía manejar.
- Soy víctima: En la mente dramática, el único lugar que podemos ocupar, es el de víctima. La víctima siente que no tiene ningún poder de decisión sobre lo que le ocurre… y eso es lo que nos genera tanto sufrimiento. La víctima está a merced de algo externo que controla su vida, nos conecta con la vulnerabilidad y con sentimientos de incapacidad. Quienes han experimentado algún trauma, pueden llegar a sentirse víctimas de la vida o de otras personas y si esto no se trabaja a nivel emocional y psicológico, se pasarán la vida entera lamentándose por el papel que les ha tocado en la vida.
- Historia vital basada en el drama: Una víctima solo puede vivir en el drama perpetuo… aunque ese drama lo cree su propia mente. Perpetuamos la sensación de ausencia de decisión en nuestra vida. Y cualquier cosa que ocurra, aunque no sea negativa, la vivirá como una re-apertura del drama. Vivir desde aquí, nos lleva a un lugar oscuro, tan profundo e insondable, que podemos llegar a desarrollar una depresión. La historia vital la podemos cambiar.
Saliendo de la mente dramática
La mente dramática nos desgasta, nos quita las ganas de vivir, nos agota y abruma. Por todo esto, es necesario que transformemos nuestra mente dramática. Algunas maneras son…
- Tomar perspectiva: La mente dramática te atrapa con emociones como miedo, ansiedad, tristeza, rabia. Cuando estás secuestrado por estas emociones, no puedes ver las cosas con claridad. Por eso debes tomar perspectiva, salir de esas emociones y ver las cosas desde fuera. Si tú solo no puedes, pide ayuda o acude a un profesional y mantén tu mente abierta… salir de las sombras de la mente dramática es doloroso… sé amoroso contigo mismo.
- Salir del rol de víctima: No eres la víctima de tu vida, siempre tendrás el poder de cambiar las cosas, de responder de otro modo. Tus decisiones y acciones lo cambian todo. A veces, el papel de víctima nos ayuda a justificarnos, a sentirnos menos responsables de lo que ocurre, a culpar a otros o a la vida de lo que nos ocurre. Convertirnos en el protagonista de nuestra vida, supone también responsabilizarnos de nuestras decisiones, acciones y de sus consecuencias.
- Explora tus heridas emocionales: La mente dramática es una mente que se ha ido creando en torno a las heridas emocionales. Tal vez tu herida de rechazo te conduce a sentir que no eres suficiente, tu herida de abandono te haga sentir que tu destino es la soledad por el rechazo ajeno. La herida de injusticia te puede hacer sentir que hagas lo que hagas, todo será injusto y saldrás perdiendo. La herida de humillación te conduce a esconderte por temor a ser criticado y que expongan tus errores en público. O tal vez sea tu herida de traición la que te hace no confiar en nada ni en nadie… ni siquiera en ti mismo. Hay tantos matices en las heridas emocionales, que es necesario trabajarlas para romper el control absoluto que parecen ejercer contra ti.
- En la vida pasan cosas…: Y no te pasan solo a ti, no eres la diana del universo que te envía sufrimiento. Aceptar que el ciclo de la vida es que ocurran cosas, nos quita un gran peso de encima. Porque las personas hacen cosas, impulsadas por sus heridas, su dolor, sus emociones y pensamientos. Pero cuando entiendes que esas cosas NO te las hacen a ti, eres capaz de trascender el dolor y quererte más. He aprendido que en la vida, no es tan importante lo que ocurre, como lo que hago con lo que ocurre.
- Re-interpreta los sucesos: La clave para transformar la mente dramática, es re-interpretar lo que nos sucede y también ser conscientes de qué nos lleva a interpretar las cosas como un drama. Tú y solo tú decides entrar en el rol de víctima y tú y solo tú, podrás salir de ese papel vital. Toma distancia, regula tus emociones y verás cómo cuando las emociones se desintegran, interpretas las cosas de otra manera.
- Respira: Es la base de la vida… cuando respiras conscientemente y con calma, oxigenas tus órganos y cerebro, calmas tu amígdala, esa parte del cerebro que te secuestra y solo ve amenazas. Cuando respiras con calma y de manera consciente, activas tu lóbulo frontal y estas neuronas son las que te sacan del papel de víctima. Así que… respira. Y si quieres aprender a respirar conscientemente, te lo pongo fácil… puedes descargarte una técnica de respiración que he grabado para ti. Solo tienes que hacer click aquí…
Espero que puedas identificar tu mente dramática y recuerda que todo se puede transformar… depende de ti.
“La mente es como un jardín, lo que siembras en ella, lo cosechas en la vida”
– Proverbio Chino –


