La Navidad es una etapa donde solemos pasar más tiempo en familia. 

Y aunque esto puede ser positivo, no siempre es así. Porque toca cenar o comer con personas con las que no encajamos del todo. 

En ocasiones se hace difícil compartir la alegría con quien no nos sentimos cómodos y eso hace que una situación vital estresante, sean las propias Navidades. Porque sí… la navidad nos estresa.

Y nos puede estresar por muchas razones… por tener que cocinar de más, por tener que socializar algo más de lo habitual, por trasnochar un poco más. Y solemos hacer todo esto, al tiempo que mantenemos el resto de rutinas, el trabajo, los hijos, cuidando a personas mayores y/o dependientes. 

En resumen… el tiempo en familia es positivo, pero también nos agota. 

Las tradiciones familiares

Mi madre y yo tenemos una tradición familiar.

Es una tradición donde nosotras trabajamos y el resto disfruta… pero nos gusta hacer algo especial para Navidad. 

Nuestra tradición es hacer unas pastas alemanas cuya receta consiguió mi madre en su primer trabajo. Y es una receta original que solo las familias alemanas saben, por eso es tan especial esta tradición. 

Hacer estas pastas de almendra, lleva muchos pasos… Yo hago algunos de ellos y mi madre otros. 

Si te soy sincera, la parte que más me gusta es coger un trozo de masa y extenderla con un rodillo sobre papel de horno. La clave está en dejar una capa fina para que las pastas estén crujientes. 

Después de tener esta masa fina extendida, tomo un pequeño molde y voy haciendo las formas, aprovechando el espacio. Todo esto me conecta de una manera extraña conmigo misma, me relaja profundamente. 

Y el último paso antes de que las pastas vayan al horno, es otro de mis preferidos. Con la punta de un cuchillo, tengo que levantar los trozos de masa que han quedado entre las pastas. Sigo las líneas curvas de esas formas y me relajo aún más. 

Y así hacemos, bandeja tras bandeja, durante 4 o 5 horas. Acabamos cansadas mi madre y yo, pero satisfechas del trabajo realizado. 

Y si te soy sincera, lo hacemos más por los demás que por nosotras. Porque nos gusta hacer ese pequeño regalo artesanal a nuestros familiares. 

Después de esta tradición, vienen el resto de navidad. Y lo cierto es que a mi madre y a mí nos toca siempre cocinar. Es agotador y eso hace que no siempre disfrute de las Navidades como otras personas.  

Cómo pasar tiempo en familia positivo

Creo que este es nuestro gran reto en las reuniones familiares (se produzcan en Navidades o en cualquier otra época del año). 

Es cierto que hay personas con las que es un reto pasar un tiempo positivo, pero creo que todo depende de cómo nos tomamos las cosas. Todo depende de la perspectiva desde la que vivimos en familia. 

A continuación, comparto algunos consejos que tal vez te ayuden a pasar tiempo positivo en familia…

Acéptate tal y como eres: En ocasiones surgen roces con ciertas personas de tu familia. A veces te muestran cosas que no te gustan de ti mismo o de ellos. Nuestros seres queridos suelen ser grandes espejos de lo que rechazamos de nosotros mismos. Tal vez te ha pasado que alguien comenta algo que te duele y respondes con enfado, intentando herir al otro también. 

Te recomiendo que en lugar de responder de esta manera un poco impulsiva, reflexiones sobre la posibilidad de que ese comentario esté re-abriendo alguna herida. Podemos aprender de todo y de todos. Aprovecha estas reuniones para conocerte mejor a través de la mirada ajena. 

Acepta a los demás como son: Este es un gran reto, especialmente con aquellas personas con las que congeniamos menos. Cuando nos fijamos en lo que nos separa del otro, ahondamos en nuestro malestar. Pero cuando aceptamos que cada persona es única y se comporta de una manera única, podemos empezar a separar quiénes somos nosotros de quiénes son los demás. 

Desde el budismo nos indican que no tenemos por qué estar de acuerdo en las conductas o maneras de pensar de los demás, pero sí podemos respetar la humanidad esencial que hay en ellos y el potencial que está oculto en su interior. Aceptar al otro no es que estemos de acuerdo con él, tan solo es ser conscientes de que es alguien único. Podemos enviar amor incluso a aquellas personas con las que no estamos de acuerdo. 

Escucha otras versiones: La escucha es el gran maestro. Quien escucha atentamente, más allá de sus emociones y pensamientos, se asoma al universo interior del otro. Y esto es un gran don, atisbar mundos diferentes al propio. La escucha amplía nuestra mirada, nos hace más flexibles y nos ayuda a aceptar al otro tal y como es… con sus gustos, sus creencias, sus experiencias y las historias que lleva a cuestas. La escucha te calma, te da paciencia y te hace comprender mejor que cada persona es única. 

Saca tu sentido del humor: En las largas noches navideñas, donde las cenas se alargan horas y horas, creo que el sentido del humor es nuestro gran aliado. Ríete, sonríe y cuenta anécdotas que puedan provocar una carcajada compartida. Cuando reímos, nuestro cuerpo vibra en positivo y siente emociones que nos rejuvenecen. Regala tu sonrisa a otros y a ti mismo. 

Volver a tu vida tras las reuniones familiares: Lo sé, es un alivio cuando acaban las fiestas navideñas. Te mentiría si te dijera que no es así para mí. La verdad es que las fiestas me desgastan, me dan un trabajo extra y hacen que me agote por tener que socializar un poco más de lo habitual. Especialmente cuando hay mucho ruido en el entorno o muchas conversaciones a la vez, de modo que no puedo centrarme en lo que dice una persona si estoy oyendo lo que hablan otros. Esto hace que me agote mental, física y emocionalmente. 

Las personas altamente sensibles nos agobiamos con el exceso de estimulación y creo que no hay una época del año donde haya más estimulación que en Navidad. Por eso debemos cuidarnos y descansar un poco más en estas fechas. 

La vuelta a la rutina puede hacerte sentir extraño por la libertad y días libres de las Navidades, es normal. Por eso, adáptate poco a poco a la vuelta a la vida cotidiana. Te aconsejo que Enero te lo tomes con calma, descansa más de lo habitual y haz planes que te llenen de energía.

Toma el tiempo en familia como excusa para conocerte y cuidarte más