La terapia psicológica es muchas cosas… un espacio donde conocernos, un lugar seguro, una manera de transformarnos y convertirnos en quienes realmente estamos llamados a ser.
Como terapeuta, muchas veces me siento como la chica de la imagen que acompaña a este post… perdida en un desierto de arena, es el lugar donde se encuentra el paciente… desconectado, perdido, sufriendo.
Como psicóloga, me aproximo a la mente de personas que sufren y mi trabajo consiste en compartir una hora con cada paciente del día, surcando esos desiertos desolados y llenos de sufrimiento.
Puede parecer una tortura, pero yo lo veo como algo bonito. Poder compartir con alguien un tiempo de su vida para re-visitar esos lugares que le hacen sufrir y para que se dé cuenta de todo el camino recorrido, de su valentía al sobrevivir en un desierto donde no había agua.
La terapia es un espacio donde nos compartimos… el paciente desde su dolor y miedo… el terapeuta desde la curiosidad y el deseo de fomentar el crecimiento en la otra persona.
La terapia es también para mí, un espacio de auto-conocimiento. Muchos de los temas que trato con mis pacientes, los trato también conmigo misma… porque he de conocerme bien para acompañar de la manera adecuada… para ser un ser humano en contacto con otro ser humano.
Suele haber muchos mitos e ideas falsas sobre la terapia y de eso quiero hablarte hoy… además de algunos límites que me parecen esenciales en mi profesión.
Esperar resultados rápidos
El caminante del desierto anhela encontrar un oasis, un lugar en el que descansar, beber agua y admirar el verdor de la vegetación.
Es comprensible que tras muchas jornadas, semanas, meses o incluso años vagando por el desierto, anhelemos un resultado y un cambio rápido… pero el cambio interior requiere algunos ingredientes básicos…
- Paciencia: La palabra “paciente” hace referencia a esta actitud básica para caminar con calma a través de los recovecos de la mente humana. La terapia es, en sí misma, una manera sencilla de aprender a tener paciencia. Creo que la paciencia ha de ir junto a la esperanza… saber que tendremos un buen resultado aunque nos lleve tiempo.
- Constancia: Acudir a las sesiones de terapia, realizar las tareas entre sesiones, reflexionar sobre temas nunca antes abordados, conectar con el cuerpo y practicar la respiración consciente. Estas son algunas de las cosas que la terapia reclama. Y para todas ellas, necesitamos ser constantes. Creo que esto tiene mucho que ver con el compromiso que tenemos con nuestra salud mental y bienestar.
- Curiosidad: Siempre le digo a mis pacientes, que el espacio de la terapia, es un espacio para ellos, para aprender más cosas de sí mismos junto a mí, que les voy guiando en el camino. Y la actitud clave en este caminar interior, es la curiosidad por uno mismo, por descubrir partes que nunca antes se habían visto. La curiosidad va unida a la ausencia de juicio y crítica hacia uno mismo. La terapia es más efectiva cuando dejamos de juzgarnos y empezamos a ser amables.
Es un proceso lineal
Otra de las ideas falsas en torno a la terapia, tiene que ver con la idea de que la terapia psicológica es un proceso lineal y que tras haber superado ciertos “hitos”, éstos no volverán a repetirse.
Nada más lejos de la realidad… en terapia, observamos los patrones repetitivos en nuestras conductas y vínculos emocionales. A pesar de que avancemos y hagamos cambios, ciertas situaciones vitales nos pueden conducir de nuevo a la repetición de patrones.
¿Es esto mala señal?, ¿quiere decir que la terapia no funciona?… No, simplemente es señal de que aún te quedan cosas por trabajar, pero no pierdas la calma… los procesos emocionales nunca son lineales.
Tras el alta, no necesitaré terapia de nuevo
Hay personas que acuden a terapia por meses o años y tras el alta, no necesitarán regresar a terapia.
Hay otras personas que a pesar de hacer lo mismo, necesitan regresar a terapia. Esto no quiere decir que lo trabajado no haya servido de nada… quiere decir que la vida te ha traído algo demasiado grande para manejarlo tú solo.
Porque la vida, como la terapia, no es lineal… está lleno de dunas, llanuras, montañas y verdes pastos. Para mí, una señal de responsabilidad emocional, es ser consciente de que hay algo en nuestra vida que no podemos afrontar solos… y buscar la ayuda de un terapeuta es algo muy positivo.
Yo he dado altas a muchos pacientes que evolucionaron muy bien pero que tuvieron que volver a terapia por un período de tiempo porque la vida les trajo cosas muy duras. Nada de lo trabajado en terapia se pierde, de hecho ese regreso a terapia es diferente… suele ser un regreso por un período de tiempo más corto y se nota el trabajo emocional de base.
Acudir a terapia por otra persona
No… no puedes acudir en terapia por tu pareja, por tu familia, por tus amigos… Solo puedes acudir a terapia por ti.
Porque la terapia es un proceso íntimo, donde conectarás con partes de ti que nunca antes habías visto y la motivación principal para ir a terapia, ha de ser el anhelo de sentirte mejor contigo mismo. La terapia tiene momentos difíciles y si no estás convencido, será fácil abandonar este proceso.
La terapia solo consiste en hablar
En terapia se habla… especialmente habla el paciente. Los psicólogos solemos escuchar mucho más de lo que hablamos. Y lo que hablamos, está bien pensado, es un diálogo dirigido a una meta concreta. Como psicóloga, además de hablar, hago otras cosas…
- Escucho con todo mi cuerpo y mis sentidos.
- Exploro el desierto emocional del paciente a través de preguntas.
- Uso los silencios como herramienta de introspección.
- Guío la atención y consciencia del paciente para que se vea internamente.
- Le enseño dónde debe mirar para conocerse mejor.
- Le muestro el camino de la regulación emocional con técnicas.
- Enseño técnicas de respiración y acompaño en la meditación.
- Le enseño el poder del dibujo, la escritura o la danza para su regulación.
Como puedes ver… en terapia se hace mucho más que hablar.
Los límites del terapeuta
Los psicólogos tenemos ciertas responsabilidades éticas que nunca debemos olvidar…
Hablar de mis experiencias, sí… pero con mesura: Sin duda alguna, compartirme yo misma en las sesiones de terapia, es una herramienta muy potente. Pero he de usarla con mesura, sin olvidar que el protagonista de la sesión es el paciente. Con la experiencia, llega esa intuición básica de cuándo podemos y debemos compartir una experiencia personal para que el paciente no sienta que solo a él le ocurren cosas. Cada vez que cuento alguna experiencia personal siento que el vínculo terapéutico, se fortalece.
La necesidad de regularnos: Los psicólogos pasamos buena parte de nuestro día acompañando a otros en el sufrimiento. Y eso deja una huella en nosotros que debemos atender y cuidar. Necesitamos regularnos mucho para seguir ayudando. Creo que el auto-conocimiento es la consecuencia natural de todo terapeuta… porque si no nos conocemos nosotros, ¿cómo guiaremos a otros en su auto-conocimiento?.
No debemos tener una relación personal con un paciente o ex paciente (amistad o de pareja): En la terapia, como psicóloga, ejerzo un rol donde me convierto en una persona segurapara la otra persona. Me convierto en una figura que no desaparecerá ni se enfadará haga lo que haga él o ella. Para muchos pacientes, soy la primera figura segura de su vida.
Si decido romper esa separación entre lo personal y lo profesional, no podré ser neutral porque mis propias emociones y patrones, me conducirán a reaccionar de determinadas maneras, dejaré de dar ese espacio de libertad para que el paciente pueda expresarse tal y como es.
Para mí, esta línea está muy marcada… tal vez sea un poco rígida con este tema, pero comprendo las implicaciones emocionales que podría tener para el paciente, transgredir esta línea. Y creo que esto nos hace más confiables.
Como psicólogos, en el entorno de la terapia, decidimos priorizar el bienestar del paciente por encima del propio. Y eso supone renunciar a cosas… aunque ganamos muchas otras.
Espero que este artículo te haya ayudado a tener una perspectiva más realista de lo que es y de lo que no es la terapia psicológica.
* Contenido creado por un ser humano en su totalidad. No ha sido consultada ninguna Inteligencia Artificial (No IA).
“Lo que uno puede llegar a ser, uno debe serlo”
– Abraham Maslow –