La serenidad es un estado físico, mental y emocional, que nos permite vivir desde el presente, navegando con la vida sin luchar ni resistirnos. 

Para mí, la serenidad es un estado que siempre busco porque me aporta claridad mental y equilibrio. La serenidad tiene mucho que ver con la ecuanimidad. Ese estado de ausencia de resistencia a lo que es, nos permite vivir la vida tal y como es en cada momento, sin tratar de cambiar nada. 

La sensación de falta de serenidad y tranquilidad, me suele conducir al caos interior, sintiéndome incómoda en mi propia piel, en mi propia vida. Hay muchas cosas que me alejan de la serenidad…

• Las preocupaciones. 
• Tratar de controlar las cosas para que se ajusten a lo que yo quiero. 
• Los conflictos con otras personas. 
• Un entorno con mucha estimulación. 
• Sentirme desconectada de mi interior. 
• Una mente llena de pensamientos y rumiaciones. 
• Sentir que estoy limitada para alcanzar alguna meta u objetivo. 

Te invito a que averigües qué cosas te quitan tu paz y serenidad internas. Ese conocimiento te ayudará a rectificar cuando sientas que todo es complicado en tu vida. Vamos a seguir profundizando en este estado del ser que es la serenidad. 

La serenidad se siente…

Como todo estado emocional, la serenidad solo puede ser experimentada. Podemos reflexionar sobre la serenidad pero solo nos zambulliremos en ella cuando estemos dispuestos a sentirla. Y la podemos sentir de diferentes maneras… 

• En cuerpo… El cuerpo sereno se siente relajado, sin tensión muscular, sentimos el cuerpo suave, flexible. Es un estado de homeostasis fisiológicadonde todas nuestras células vibran al unísono, se sincronizan las ondas cerebrales y la frecuencia cardiaca. Ese estado físico y eléctrico de nuestro cuerpo, nos produce la sensación de que todo está bien, que podemos relajarnos porque no hay peligros. Físicamente, la serenidad se produce por un aumento de la serotonina en nuestro cuerpo. 

• En mente… En estado de serenidad, la mente se ralentiza. Tenemos menos pensamientos, las rumiaciones o bucles de pensamientos desaparecen para conectarnos al mundo interior y al mundo exterior. En el mundo exterior, nos conectamos a lo que nos rodea a través de los sentidos, haciendo una interpretación neutral de lo que sucede. En nuestro mundo interior, sentimos paz y tranquilidad, acompañados por esa vibración eléctrica de nuestro cerebro, órganos y sistema nervioso autónomo, cuyas ondas nos equilibran e inducen una sensación de abandono.   

• En emociones… La serenidad es en sí misma una emoción, pero trae consigo otras compañeras. La serenidad va asociada a una reducción de la actividad de la amígdala, por lo que dejamos de sentir ansiedad y la felicidad subyacente al estado de serenidad, silencia (físicamente) a la amígdala. La serenidad nos quita la ansiedad, pero trae consigo la alegría, la paz, la esperanza. Y empezamos a vibrar en un estado ecuánime que nos permite vivir la vida sin agobios, plenamente presentes en nuestro cuerpo y en nuestra vida. 

La serenidad nos hace mejores humanos, más empáticos y más conectados a nosotros, el mundo y los demás. Por eso es esencial sentir esta emoción de manera habitual. 

Sistema nervioso sereno

Nuestro sistema nervioso autónomo conecta lo que hay fuera de nosotros, con lo que hay dentro de nosotros. Nos permite interpretar lo que ocurre a nuestro alrededor y nos moviliza, desconecta o tranquiliza.  

Para experimentar serenidad, ocurre algo casi mágico en nuestro sistema nervioso autónomo… se tienen que superponer dos estados vagales, creando un estado hibrido que nos conecta con la trascendencia. 

En todo estado híbrido, la suma de las partes da como resultado unas sensaciones internas profundas. Vamos a comprender cada estado por separado y cómo cuando se activan estas dos ramas del nervio vago, experimentamos serenidad…

• Dorsal = Es un estado de desconexión e inmovilización que se activa cuando interpretamos que estamos viviendo una experiencia que pone en peligro nuestra supervivencia. Es el estado de supervivencia en el que desconectamos el cuerpo de las emociones. La fisiología se ralentiza, hay menos energía moviéndose en el sistema porque estamos en un estado de conservación de los recursos y nos volvemos invisibles. 

• Ventral = Es un estado de conexión y seguridad. Nos permite colaborar y comunicarnos para movernos por el mundo y crear seguridad. Es un estado fisiológico donde la homeostasis baña a todos los órganos, hay salud, crecimiento y restauración física y mental. Somos más empáticos y nos conectamos a otras personas. 

• Dorsal + Ventral = Cuando se activan al mismo tiempo estas dos ramas del nervio vago, ocurre algo mágico. Se produce un estado de quietud y serenidad profundo. Conectamos desde la calma con aquello que nos rodea. Los circuitos vagales antiguo y nuevo, deben trabajar juntos para inmovilizarse sin miedo. 

Nuestro sistema nervioso siempre está disponible para nosotros y su máxima responsabilidad es con nuestra supervivencia. Cuando dos estados contrapuestos del nervio vago se activan al mismo tiempo, experimentamos estados más profundos que nos invitan a trascender.  

La serenidad se nutre…

Como todo estado del ser, la serenidad se debe nutrir. Al ser un estado muy marcado por nuestra fisiología y por la activación del nervio vago, debemos acudir a actividades que nos ayuden a activar la inmovilización segura  (Ventral + Dorsal). Las maneras más efectivas de nutrir nuestra serenidad, son… 

• La naturaleza: Acudir a un entorno natural, promueve la producción de serotonina y nos induce un estado de serenidad. Los estudios nos indican que observar una fotografía de un entorno natural, también genera este mismo estado en nosotros. Te invito a observar unos minutos la fotografía que acompaña este post para profundizar en tu serenidad. 

• La música: La música instrumental o relajante, puede ser un bálsamo para nuestra mente inquieta. Si escuchas música con sonidos de pájaros, activarás tu nervio vago ventral. Y si cantas en voz alta o recitas, también estarás fortaleciendo tu nervio vago y, por tanto, aumentando la conexión cuerpo-mente. 

• La meditación: Los estados meditativos nos ayudan a conectar con nuestro cuerpo y a observar la mente pensante sin discutir con los pensamientos. Todo esto nos ayuda a construir una serenidad que sentiremos más allá de los momentos de meditación. 

• El movimiento físico consciente: El cuerpo siempre nos ayuda a conectarnos con el presente y a salir de la mente pensante. Si nos movemos de manera consciente, sintiendo todo nuestro cuerpo, activaremos estados de calma y serenidad. La danza consciente, el caminar consciente por un entorno natural, son buenas prácticas cotidianas.

• Hablar con otro ser humano: El nervio vago tiene muchas ramas en torno a nuestras cuerdas vocales, los ojos y la boca, por lo que hablar de manera consciente y pausada con una persona de confianza, refuerza nuestro nervio vago y en esa interacción nos co-regulamos, conectando con otro ser humano de manera profunda. 

La serenidad es tu mejor aliado para vivir una visa con sentido, trascendente y llena de calma. Explora aquellas cosas que te aportan serenidad e inclúyelas en tu vida para navegar serenamente por la vida.

* Contenido creado por un ser humano en su totalidad. No ha sido consultada ninguna Inteligencia Artificial (No IA). 

“Un sendero calmado crea un pasajero tranquilo”

 – Mehmet Murat İldan –