Diciembre ha aparecido en nuestras vidas de puntillas y casi sin darnos cuenta, ha pasado otro año. 

Diciembre es el mes de las celebraciones, y es que las Navidades, lo cubren todo con sus excesos. Siempre he sentido que estas fiestas navideñas, me dejan agotada. 

Es cierto… soy una Persona Altamente Sensible (PAS). Y desde que lo descubrí hace 5 años, me conozco mejor. 

Cada año que pasa, trato de ajustar mejor mi vida para poder vivirla plenamente, sin sentirme “rara” por necesitar más tiempo que otras personas para recuperarme del agotamiento o por mi necesidad de socializar menos y pasar más tiempo a solas. 

Sin duda alguna, las Navidades son un reto para las PAS. Por eso hoy, quiero hablarte de cómo vivimos las Navidades quienes tenemos una sensibilidad más alta que la población general y darte algunas pautas de lo que hago yo para estar lo más regulada posible. 

Las dificultades que tenemos las PAS, se debe a las cuatro características básicas de nuestra personalidad, que se pueden resumir en…

Seas o no PAS, los consejos que aquí comparto, estoy segura de que te van a venir genial. 

Riesgos de la Navidad

Las fiestas navideñas, nos exponen a muchas de las cosas que nos hacen daño a las PAS, especialmente cuando estas situaciones duran mucho tiempo o son muy intensas… y ambas características se dan en las Navidades. Los “problemas” a los que me enfrento como PAS, son…

• Sobre-estimulación: Esta es la experiencia universal de toda Persona Altamente Sensible (PAS), ya que nuestro cerebro procesa entre 8 y 10 veces más información que un cerebro menos sensible. El resultado es que en entornos con mucha estimulación, nuestro sistema se “llena” antes y nos sentimos exhaustos y agotados aunque no hagamos esfuerzos. En la Navidad, siento que todo brilla demasiado, que todo está demasiado alto, que hay demasiadas luces y demasiadas personas hablando a mi alrededor… y eso me agota física, mental, emocional y energéticamente. Con un sistema neurosensorial tan afinado, debemos cuidarnos el triple en estas fechas. 

• Exceso de socialización: Si algo define a las Navidades, es la vida social. Suelo decir que para mí, las Navidades son “demasiado”… demasiada gente, demasiado ruido, demasiadas celebraciones seguidas, demasiado cansancio. La socialización siempre me ha agotado y las reuniones familiares, donde hay emociones (propias y ajenas), me agotan por tener que hablar, por conectar con las emociones de otros y con las mías, por sentir tensiones puntuales, por tener que socializar tantos días seguidos sin apenas recuperarme.  

• Abrumados por las emociones: Algo propio de las PAS, es que sentimos demasiado intensamente… para nosotros, una emoción no es un visitante silenciosa… para las PAS, las emociones son huracanes que alborotan lo que hay en nuestro interior. Y al socializar, los “huracanes emocionales” propios, se unen a los “huracanes emocionales” que captamos de las personas que nos rodean. Es así como se crea una gran tormenta emocional que nos puede dejar sin energía muy rápido. Además, si hemos perdido a algún ser amado, la pérdida es más sentida en estas fechas y esa melancolía nos puede conectar con la tristeza. 

• Falta de descanso: Tener dos fechas festivas seguidas donde comer y cenar con gente… me abruma profundamente. Y el día de los Reyes Magos (6 de Enero), donde en un solo día tienes que ir a ver a varios núcleos familiares… es el remate final para mi ya agotada mente y cuerpo. Las PAS podemos llegar a necesitar 2 o 3 días de descanso y reposo cuando acumulamos agotamiento. Y si no nos cuidamos, la Navidad nos puede dejar fuera de juego. En Navidad, cambiamos nuestros horarios, nuestros hábitos y rutinas y esto puede provocar un peor descanso nocturno. 

• Exceso de pensamientos: Creo que a todas las PAS, nos ocurre que cuando estamos más agotadas, nuestra mente es más vulnerable a enredarse en preocupaciones y en un auto-diálogo negativo. Esto nos hace interpretar la vida desde un filtro oscuro y nos puede costar mucho trabajo salir de esos bucles de pensamientos que nos invaden. La clave está en no caer en la trampa de la mente pensante y no pasar mucho tiempo con esos pensamientos. 

Como has podido comprobar, en Navidad hay muchas “trampas” que las PAS debemos sortear. 

Cuidándome

Tal vez pienses que las Navidades son un drama para las PAS. Y lo puede ser si no nos regulamos bien. Pero he aprendido algunas maneras de cuidarme en estas fechas que han marcado la diferencia… aunque me siga cansando… 

• Enfocarme en los pequeños detalles: En Navidad hay miles de cosas diferentes a las que conectarnos. A nuestros cerebros altamente sensibles, les encantan los detalles. Algo que suelo hacer, es perder mi mirada en las luces del árbol de Navidad, me conecto a la decoración del árbol y exploro con calma los detalles, observo con serenidad lo que hay a mi alrededor y eso tiene un gran poder relajante para mí.  

• Tomo descansos… muchos descansos: Algo que debemos aprender las PAS, es a identificar bien nuestro nivel de energía y cuándo nuestro cuerpo y cerebro nos indican la necesidad de un descanso. Cuando siento mi atención dispersa, no me puedo centrar en nada y siento tensión física y nerviosismo, me doy un descanso. En las cenas y comidas navideñas, suelo hacer descansos cortos pero a menudo… voy a la cocina a fregar o a preparar platos para sacar a la mesa, salgo al balcón de mi casa para respirar aire fresco, me voy al baño, me retiro un poco de las conversaciones en paralelo de la mesa para conversar con alguien con más calma. Te invito a que pruebes estos “micro-descansos” que tan bien nos vienen. 

• Reservarme tiempo a solas: A las PAS, la soledad nos nutre. Necesitamos caminar a solas, estar solos y un poco aislados en nuestro cuarto o leer en silencio. Si bien las Navidades no son muy propicias para la soledad, debemos buscar huecos diarios donde estar a solas y tranquilos porque eso nos recarga de energía. Y si puedes tener vacaciones esos días navideños, lograrás cuidarte más y descansar mejor. 

• Acudir a la naturaleza: Desde que acudo al menos un día del fin de semana a un entorno natural, siento que el resto de la semana me “pesa” menos, me siento más conectada a mí, mi atención está más enfocada y me siento más regulada y equilibrada. El otoño y el invierno son momentos perfectos para conectar con una naturaleza menos explosiva, pero por eso mismo, más solitaria y tranquila. 

• Regular mis emociones: En Navidad atravesamos esos “huracanes emocionales” más a menudo, por eso es esencial que nos regulemos de la manera adecuada. Lo que me ayuda a mí a regularme es: dar espacio a la emoción, permitirme sentirla y regularla haciendo cosas como… escribir, caminar por la naturaleza, escuchar música, hablar con alguien de confianza, reflexionar con calma y profundamente, buscar momentos de soledad para analizar lo que siento y cómo puedo actuar sin que la emoción me secuestre. 

• Regresar a mi rutina cuanto antes: Las PAS somos seres de rutinas. Las rutinas y hábitos, nos dan un marco predecible y elimina riesgos innecesarios y agotadores, de esta manera, no tenemos que estar tan activos buscando amenazas inesperadas en nuestro entorno. Es importante mantener unas rutinas básicas en Navidad y regresar a las rutinas habituales, lo antes posible. 

Las Navidades son, como cualquier otra época del año, una buena oportunidad para conocernos mejor y cuidarnos más. Si eres PAS y quieres conocer más cosas de este rasgo de tu personalidad, tengo un curso hecho a tu medida. Te invito a ampliar informacion desde aquí

Espero que disfrutes de unas Navidades conscientes y que puedas practicar alguno de los consejos que he compartido hoy contigo. 

“Incluso una estimulación moderada y familiar, como un día de trabajo, puede hacer que una persona altamente sensible necesite silencio por la noche”

– Elaine Aron –