Niños altamente sensibles

La alta sensibilidad es un rasgo de la personalidad que posee alrededor del 20-30% de la población mundial. 

Los adultos altamente sensibles, hemos sido niños altamente sensibles. La alta sensibilidad significa que tenemos un sistema neuro-sensorial más sensible, procesando más información sensorial que el resto de la población, lo que hace que nos sobre-estimulemos en entornos que aportan mucha información a nuestros sentidos. 

Además de ello, nuestro cerebro neurodivergente, tiende a analizar todo cuanto accede a nuestro cerebro, tendemos a sobre-pensar las cosas y anhelamos conocer las causas de lo que ocurre a nuestro alrededor. Aquello que no comprendemos, se convierte en un enigma que anhelamos desvelar. 

Las neurodivergencias, hacen referencia a aquellos cerebros que funcionan de una manera diferente al de la población general. El autismo, la alta sensibilidad, las altas capacidades o el Déficit de atención (TDAH) son ejemplos de neurodivergencias.  Algunas de las características propias de la neurodivergencias son… 

  • Nos abruma y bloquea saber que alguien nos observa, evalúa o juzga. 
  • Las dinámicas de grupo donde nos observan, nos generan ansiedad.
  • Se reduce el rendimiento o dificulta el aprendizaje con estrés.
  • Tenemos un pensamiento arbóreo, capaz de encontrar soluciones originales. 
  • La empatía nos ayuda a conectar mejor con los demás y a ser cuidadosos. 
  • Nuestro cerebro hace simulaciones y nos anticipamos en exceso. 
  • Todo lo analizamos y le damos vueltas en la mente. 

La alta sensibilidad es un rasgo de la personalidad con el que ya nacemos, de hecho, tiene un componente hereditario, de modo que si uno de los padres es altamente sensible, la probabilidad de que los hijos también lo sean, es muy alta.  

También se habla de la “doble excepcionalidad” para hacer referencia a la presencia de dos neurodivergencias. Es habitual la presencia de alta sensibilidad + altas capacidades.  

Tener un hijo altamente sensible es complejo porque son niños que desde el momento en que nacen, tienen unas necesidad diferentes. Por eso se habla de “niños con alta demanda”, porque requieren unos cuidados diferentes a los niños que no tienen alta sensibilidad u otras neurodivergencias. Estos niños suelen requerir más atención y contacto físico que otros niños.  

Muchas personas no somos conscientes de nuestra alta sensibilidad hasta que llegamos a la edad adulta. Pero llegar a la edad adulta viviendo con alta sensibilidad, no es fácil porque el mundo no está hecho para nosotros. 

El bebé altamente sensible

Desde el momento del nacimiento, el niño altamente sensible (NAS), ya se empieza a comportar de una manera diferente a otros niños. Se puede observar…

  • Se sienten molestos ante luces o sonidos intensos, les asusta y lloran. 
  • La ropa les molesta, especialmente algunos tejidos. Se quejan y lloran, están inquietos. 
  • Demandan mucha atención del cuidador principal, que es el único que les puede calmar. 
  • Lloran mucho cuando se aleja la figura de cuidado principal. 
  • Se asustan fácilmente ante determinadas formas o colores. 
  • Una sorpresa o un cambio en su rutina habitual, les puede desequilibrar emocionalmente. 
  • Sienten angustia y malestar ante lo desconocido e inesperado. 
  • Observan con atención todo lo que hay a su alrededor. 
  • Les cuesta relajarse o dormirse en entornos donde otros bebés se duermen. 
  • Tienen dificultades para dormir y se despiertan mucho a lo largo de la noche porque todo les alarma.
  • Pueden ser muy sensibles a algunas texturas y sabores de alimentos y rechazar algunos de ellos. 
  • Les calma la presencia cálida y la voz calmada que tararea, así se co-regula su sistema nervioso. 

El gran reto comienza justo después del nacimiento. Ser padre o madre de un NAS no es fácil, es muy desgastante y agotador. Pero creo que cuando los padres comprenden este rasgo de la personalidad de sus hijos y se informan, todo cambia. 

Infancia y alta sensibilidad

Según van creciendo, especialmente cuando comienzan a hablar, los NAS van mostrando su personalidad de maneras sutiles, aunque sorprendentes para los cuidadores principales e incluso para los profesores… 

  • Son perfeccionistas: Todo niño altamente sensible, es un niño perfeccionista. Y cuando las cosas no salen como él o ella espera, tiende a frustrarse. La clave está en que los padres no perpetúen este perfeccionismo y que el niño sea consciente de que el amor de sus padres es incondicional, solo así se sentirá seguro y podrá desarrollarse plenamente. 
  • Análisis profundo: Es habitual que con 3 o 4 años, el NAS ya empiece a procesar y analizar profundamente información que llega hasta él o ella. Ya no se trata solo de la información que accede a través de los sentidos, sino que comienzan a sobre-pensar las cosas, repasando lo que han hecho o dicho, dando vueltas a errores cometidos o a peleas que hayan podido tener con otros niños o adultos. Les encanta aprender y eso hace que les interesen temas que a niños de su edad no les interesa, lo que a veces les hace sentir aislados o incomprendidos por otros niños. 
  • Tolerancia a la frustración: Los NAS suelen tener una baja tolerancia a la frustración, lo que se observa en un exceso de rabietas y enfados. El enfado es la manera en que el niño altamente sensible, deja salir ese estrés o ansiedad, es su manera de regularse. Cuando un NAS está enfadado, se le debe preguntar cómo quiere que actuemos, le podemos preguntar algo como… “¿Quieres estar solo o te acompaño?” “¿Quieres que te abrace?”. Podemos probar a abrazarle pero si eso genera más enfado, lo mejor es darle espacio.  
  • Elevada empatía: El niño altamente sensible tiene una gran empatía que le conecta con el mundo emocional de las personas que le rodean. Es habitual que cuando los padres o cuidadores de un NAS están nerviosos o enfadados, los niños terminen contagiándose de esas mismas emociones. De ahí la importancia de que se sepan regular los padres. 
  • Se hablan mal a sí mismos: Algo que se repite en mis consultas de padres de NAS, es cómo suelen hablarse mal a sí mismos cuando cometen algún error o fallan en algo que consideraban importante para ellos. Estos comentarios suelen hacerlos en voz alta, por lo que los padres o cuidadores tienen la oportunidad de observar la manera en que se hablan y darles una perspectiva alternativa de lo sucedido. Tienden a criticarse, muestran pensamientos distorsionados y pueden experimentar ansiedad
  • Detenerse y comprobar: Esta es la manera en que un NAS demuestra la ausencia de impulsividad en su carácter. Antes de actuar, el cerebro NAS observa, hace sus cálculos y simulaciones, tiene en cuenta todas las posibilidades existentes y solo después, toma una decisión o actúa.

Pautas para padres de NAS

Debemos tener en cuenta que un bebé, no es consciente de lo que le provoca estrés, él o ella simplemente reacciona a lo que ocurre a su alrededor. Y en los bebés, la reacción a aquello que no entiende o les sobre-estimula, es a través del llanto. Por eso los NAS suelen llorar más que los niños no altamente sensibles.  

Es labor de los padres y/o cuidadores, contemplar las reacciones de los NAS y adaptar el entorno lo posible para evitarles sobresaltos. Algunas cosas que pueden ayudar son…

  • Regular las luces para que sean suaves. 
  • Amortiguar sonidos fuertes o calmarle cuando se altera. 
  • Cuando es bebé, evitar que el sol le dé directamente en la cara o en los ojos. 
  • Ser conscientes de los cambios de temperatura que les pueden afectar. 
  • El contacto piel con piel y la voz que susurra una nana o palabras de amor, son grandes aliados. 
  • Poner música clásica o sonidos de naturaleza, les ayuda a regularse. 
  • Mecer a los bebés o que el niño se mueva rítmicamente hacia delante y atrás o hacia los lados. 
  • En niños algo mayores, en torno a 4 o 5 años, pueden regularse apoyando su espalda en la pared. 
  • La respiración calmada o ejercicios de respiración, siempre son técnicas útiles en niños pequeños. 

Ser padre de un niño altamente sensible no es fácil. Pero comprender este rasgo de la personalidad, ayuda a los padres a no frustrarse tanto con el niño altamente demandante y a comprender cómo está sintiendo el mundo su hijo. 

La clave está en comprender las razones por las que los NAS reaccionan de la manera en que lo hacen. De la comprensión nace un vínculo sano. 

Si eres padre o conoces a algún niño altamente sensible y quieres aprender más, te recomiendo el libro “Niños con alta sensibilidad”, de Karina Zegers de Beijl. 

“Al niño pequeño, a tu pequeño PAS, el mejor regalo que le puedes hacer para el resto de su vida, es rodearle de bondad, de amor y de rituales y ritmos que aumentan la sensación de seguridad”

– Karina Zegers de Beijl –

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