El ser humano posee una mezcla única de lo terrenal y lo sutil.
Nuestro cuerpo es lo terrenal, sus sentidos es un puente entre lo terrenal y lo sutil. La mente sería sutil porque es energía, es electricidad que se propaga a través de las neuronas y compuestos químicos (hormonas), que se expanden por el cuerpo.
Me gusta pensar en los sentidos del cuerpo como en puentes que conectan el mundo externo con nuestro mundo interno. Por eso digo que están en transición entre lo terrenal y lo sutil, porque transforman en experiencias, estímulos y energía que existen más allá de nosotros.
Las emociones forman parte del reino de lo sutil, del reino de la mente. Sin embargo, las emociones se conectan profundamente con nuestros sentidos, tanto que incluso una estimulación externa, puede hacernos sentir emociones intensas y profundas.
Siento que el ser humano tiene dos canales de comunicación… uno que funciona de fuera hacia dentro y otro que va de dentro hacia fuera.
Lo que entra en nuestro organismo a través de los sentidos, puede cambiar no solo la química del cuerpo, también puede dar un vuelco a nuestro mundo emocional. Este canal suele estar siempre abierto, aunque no siempre nos permitimos sentir las emociones que provoca lo que accede a nuestro cuerpo.
El canal que va de dentro hacia fuera, es aún más difícil de expresar. Es habitual que por miedo, por no mostrar nuestra vulnerabilidad o porque hemos creado una coraza protectora, no permitamos expresar aquello que nos conmueve, aquello que nos hace sentir frágiles. Y eso hace que en ocasiones, estemos llenos de esa energía emocional a la que no damos salida.
Cada persona tiene calibrados sus sentidos de una manera… por eso la realidad de cada cual, es única.
Otro día te hablaré de las tempestades emocionales que sentimos en nuestro interior… hoy es momento de conectar los sentidos con las emociones.
La vista
Es el sentido que tenemos más desarrollado, tanto que cuando tenemos los ojos abiertos, el resto de sentidos pierden potencia y no llegamos a conectar del todo con la información que nos proporcionan el resto de sentidos.
Me gusta usar la vista no solo para ver, sino para observar con detenimiento lo que hay a mi alrededor. Me gusta poder detener mi mirada en los pequeños detalles que me rodean porque eso me hace conectar más profundamente con el entorno que me rodea.
Esta capacidad de observación me encanta, pero me puede llegar a saturar cuando hay mucha estimulación, por eso a veces necesito fijar mi mirada en un solo punto y detenerme en cada pequeño detalle. Me gusta hacer esto especialmente en la naturaleza.
También soy consciente de hay muchas cosas que existen y que mi vista no puede captar, por eso tiendo a no creerme todo lo que me dice la vista.
Me he dado cuenta de que tengo una mirada externa que ejercito cuando abro mis ojos, pero tengo una mirada interna a la que solo puedo acceder cuando cierro mis ojos. Cuando esto pasa, cobran vida otras cosas en mí… escucho con más detalle, capto mejor el tacto y el olor, capto mi cuerpo y me conecto a él.
Cuando medito, cierro mi mirada externa y abro mi mirada interna… y es sorprendente lo mucho que existe en mi interior. Me gusta cerrar mis ojos para sentir el mundo a través de los otros sentidos, más sutiles que la vista.
La audición
Este sentido me parece esencial porque nos conecta más profundamente con los demás y con el mundo. Siendo psicóloga, la escucha es fundamental para mí. Y aunque escucho con la mirada y con el resto del cuerpo, lo cierto es mi sentido de audición es la clave.
A través de la escucha, no solo conecto con el mundo que me rodea y con el mío, también conecto con los mundos de otras personas, con universos maravillosos en los que me convierto en espectadora. Mi escucha va más allá de las palabras y más allá de los silencios, es una escucha profunda llena de conexión emocional con la otra persona.
La música es esencial para mí. Siento que tiene miles de funciones para mí… me hace conectar con universos extraños, me relaja, me calma, me conecta con mi yo verdadero, me hace viajar a mundos fantásticos y a los confines del universo, me conecta con mi espiritualidad y es un canal para drenar mis emociones.
No siempre puedo regular las emociones en el momento en que surgen, por eso la música actúa de catalizador, desencadenando en mí un torrente de emociones que había dejado oculto y que al escuchar esa música, al fin puedo darle salida.
Escuchar los sonidos de la naturaleza, la risa de un niño o de un adulto que disfruta como el niño que fue, escuchar las notas del piano, escuchar el mar y perderme en su inmensidad… todo esto me conecta más allá de lo terrenal, me conecta con mi espiritualidad.
El olfato
Este sentido ha sido olvidado, pero a nivel emocional, tiene la capacidad de desencadenar recuerdos del pasado y eso nos conecta con nuestras emociones.
Los olores nos pueden hacer viajar a momentos pasados de nuestra vida, nos conectan con lugares y personas que ya no están, pero que siguen en nuestro interior. Esto ocurre mucho en el duelo, cuando un olor desencadena una cascada de recuerdos del ser amado que se ha ido.
El olfato conecta la sutileza del aroma de un perfume, una flor o una comida, con el banco de experiencias y recuerdos almacenados en nuestro cerebro. Como verás, podemos viajar al pasado a través del cuerpo.
El sabor
El mundo de los sabores es un mundo extraño que teje embrujos desde la lengua hasta más allá.
La comida nos conecta con otras culturas, nos conecta con otras personas y comer un alimento o sentir cierto sabor, nos puede transportar muy lejos de donde estamos, tanto a nivel físico como a nivel emocional.
Siempre recordaré el chocolate que hacía mi abuela materna el día de Reyes y el sabor del roscón mojado en él. Cuando vuelvo a tomar chocolate… estos recuerdos regresan a mí… mezcla de alegría y nostalgia.
El tacto
Se dice que la piel es el mayor órgano del cuerpo humano. Creo que el tacto es la manera primitiva de comunicación, es fuente de consuelo, de dolor, de placer, de apoyo y relajación.
El tacto nos habla de amor… o de odio, nos habla de la parte física de nuestra existencia y también de la sutil al acariciar a alguien para consolarlo, para demostrar nuestro apoyo y presencia.
El tacto es una comunicación silenciosa que nos conecta con otros y con nosotros mismos. El simple hecho de darnos un masaje de manos, nos conecta con el amor, creando en nuestro interior hormonas como la oxitocina. Porque el amor (propio o de otros) se siente en la piel.
Te invito a experimentar por ti mismo la realidad a través de tus sentidos. Para sentir plenamente la audición, el tacto, el olfato o el gusto, te invito a cerrar los ojos para que tu mirada pueda viajar a lo sutil.
Porque este mundo es una mezcla de física, química y espiritualidad.
“Nuestros sentidos convierten la energía carente de masa en sonido y vibración, forma y solidez, textura y color, fragancia y sabor”
– Deepak Chopra –