Siempre he pensado que cuidar a otro, es el mayor acto de amor que podemos hacer.
El cuidado es muy amplio…
Puede ser algo tan sencillo como preguntarle a alguien que nos importa cómo está, dedicarle nuestro tiempo y escucha, prepararle su comida favorita o elegir una película que sabemos le gusta.
El cuidado es también anhelar regalar algo que la otra persona quiere, es desear pasar tiempo junto al otro, aunque solo sea para caminar o leer juntos.
Cuidar es una palabra grande que esconde gestos aún más grandes. Cuidar es un acto de amor que todos podemos realizar.
En las historias de vida que escucho de mis pacientes en terapia, son muchas las veces que me cuentan cómo sus abuelas les preparaban comidas que sabían que les gustaban… siempre veo un acto de amor en dedicar tu tiempo a cocinar para otros.
Cuidar es un acto de amor, pero nunca debemos olvidarnos de cuidarnos a nosotros mismos. Porque la persona más importante de tu vida, siempre serás tú.
Cuidando a otros
El amor, para seguir viviendo, hay que regarlo, cuidarlo. En el día a día, hay pequeños gestos que hacen que el amor sobreviva… porque la vida ya es demasiado dura, por eso debemos ser amables y cuidar al amor y a quien nos ama…
- Comunicándonos con amabilidad, desde nuestras emociones.
- Regalando besos y abrazos, que afianzan el vínculo emocional.
- Riendo y haciendo reír al otro… las risas nos conectan.
- Acompañando en las lágrimas y en el sufrimiento.
- Dando nuestra atención por medio de una escucha profunda y consciente.
- Pidiendo ayuda cuando solos no podemos.
- Cocinando comida que le gusta a nuestro ser querido.
- Teniendo planes de futuro y proyectos.
Hay miles de maneras de cuidar y amar a diario. Pero la vida, en muchas ocasiones, nos trae otros retos…
Cuidar en la enfermedad física: Cuando un ser querido enferma, muchas cosas cambian. Las rutinas se modifican, las prioridades diarias y vitales se transforman, el tiempo libre puede desaparecer y debemos acompañar también a nivel emocional.
Algunas cosas que podemos hacer para cuidar cuando nuestro ser querido enferma, son…
- Escuchar. Tu ser querido tal vez quiera hablar de lo que le preocupa… tal vez no. Pero siempre mantente abierto a la escucha… incluso en el silencio expresamos nuestras emociones.
- Establece contacto físico. A veces, la incertidumbre y la angustia nos impiden hablar. Por eso es tan importante tomar la mano del ser querido, abrazarlo, tocar sus hombros o espalda. Es una comunicación silenciosa llena de amor.
- Hacer preguntas… sin que sea un interrogatorio.Se trata de hacer preguntas que le hagan reflexionar a nuestro ser querido, pero si vemos que le incomoda, podemos volver al tacto y a compartir ese espacio y momento en silencio… el acompañamiento es suave, amable y se adapta a todo.
- Hacer cosas que siempre le han gustado. Tu ser amado es el mismo que antes, solo que con más angustia, tristeza e incertidumbre. Si le gusta cierta comida, cocínasela… es una forma de consuelo. Si le gusta cierto tipo de música, ponla en alto… si hay alguna actividad que siempre le ha motivado, anímale a que la realice si aún puede hacerla y si no puede, adáptala.
Se trata de ser creativo y de expresar el amor que sientes en tus actos y palabras.
Dependencia y vejez: A veces la vida nos trae el gran reto… cuidar de un ser amado dependiente. Y aunque es algo muy bello, lo cierto es que es agotador…
- Es agotador físicamente: Por tener que realizar tareas de cuidado que requieren gran esfuerzo físico como llevarles al baño, ducharles o darles de comer. Las movilizaciones se convierten en un miedo a afrontar por temor a dañar a la persona dependiente y no ser capaz de movilizar a la persona.
- Es agotador emocionalmente: Ver cómo tu ser querido va perdiendo poco a poco su independencia, no es fácil para quien cuida. Si además existen problemas de demencia o Alzheimer, el proceso es aún más agotador y lleno de tristeza, por ver cómo tu ser querido se va perdiendo poco a poco en las brumas del olvido.
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Cuidar a otros sin olvidarnos de nosotros mismos… ese es el gran reto.
Cuidándote a ti
Los límites del cuidado a otros, siempre están en no olvidarte de ti. Para cuidar bien a otros, necesitamos dedicarnos tiempo, descansar y regular nuestras emociones.
Si nos saltamos el auto-cuidado, caemos en la trampa del sacrificio extremo. Y los cuidadores somos almas amorosas… necesitamos tiempo y descanso. El sacrificio sin sentido, solo nos conduce a sentirnos quemados y a alejarnos emocionalmente de nuestro ser amado.
Hay miles de maneras de cuidarnos, cada cual debe encontrar la suya. Para mí el auto-cuidado básico sería…
- Descansar: Es necesario que duermas al menos 7 u 8 horas diarias. El día ya te consume demasiadas energías como para no recuperarlas en el descanso nocturno. Adapta los horarios para llegar a esas horas de descanso.
- Comer: Debes comer… sé que parece obvio, pero muchos cuidadores, en su mal entendido sacrificio por cuidar a otros, dejan de comer y así se sienten débiles y cansados.
- Momentos de soledad: Todo cuidador necesita momentos a solas. Yo me recargo emocional y energéticamente cuando estoy a solas, cuando camino por la naturaleza, cuando leo o medito. Esos momentos son pequeños regalos que me hago a mí misma.
- Ocio y relax: El cuidador sigue teniendo vida más allá del cuidado. Por eso es importante seguir socializando de la manera habitual, haciendo actividades de ocio que te motiven y teniendo momentos de relajación para conectar con otras cosas más allá del cuidado.
El cuidado es un acto de amor hacia otra persona, pero tú también mereces tu tiempo, amabilidad y cariño. Los límites del cuidado están en incorporarte a tu propia vida, en tenerte en cuenta y dedicarte espacios para ti.
“Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela”
– Pitágoras de Samos –


