La Procrastinación

Desde hace unos años, se ha puesto de moda el concepto “procrastinación”. Pero como con todos los nuevos conceptos, creo que no llegamos a entender la extensión de esta acción humana. 

El diccionario nos indica que procrastinar es “diferir, aplazar”. Para mí, la procrastinación es aplazar la realización de ciertas tareas que deben ser realizadas en un plazo de tiempo concreto

La consecuencia de dejar para después una responsabilidad o tarea que debemos realizar ahora, es que nos distraemos con actividades no prioritarias. 

A veces, sentimos que el móvil nos atrapa y nos hace procrastinar. La realidad es que en muchos casos, es el aburrimiento o la falta de energía las que nos hacen dejar para después algo que debemos hacer ahora. 

Y como tomar el móvil y perdernos en las redes sociales o en los chat es más fácil, el móvil se convierte en el “chivo expiatorio” de nuestra procrastinación. 

Es cierto que el móvil nos atrapa, pero es importante saber si lo tomas como excusa para esconder tu falta de energía o de interés. Porque si la procrastinación está detrás del uso excesivo del móvil, deberás trabajar con las emociones que te empujan a dejar para después algo que deberías hacer ahora. 

Para mí, la procrastinación tiene mil caras, y por ello te voy a hablar de las emociones dentro de la procrastinación y de las conductas concretas que hacemos para procrastinar. 

Emociones en la Procrastinación

Las investigaciones más recientes sobre la procrastinación, indican que se trata de un problema de regulación emocional. 

Ansiedad y estrés: El estrés prolongado se puede llegar a convertir en ansiedad. En el ámbito laboral, es habitual que una sobrecarga de trabajo abrume a las personas y esto les haga vivir en constante aceleración interna, con una sensación de que hay amenazas por todas partes. Cuando pasa el tiempo y el estrés no disminuye ni se regula, puede surgir la ansiedad, anticipando la presión que tendremos que soportar en el trabajo. El primer paso para prevenir la procrastinación, es regular nuestro estrés. 

Tristeza: Muchas personas sienten una profunda tristeza en su vida que no son capaces de identificar ni de regular. Cuando la tristeza se cronifica, nos conduce a una profunda desmotivación, la vida pierde el sentido y lo que hacemos cada día, se convierte en un castigo o condena. Mantente en contacto con tus emociones y siéntelas para que no te obliguen a procrastinar. 

Aburrimiento, desmotivación y apatía: El gran problema del siglo XXI, es el aburrimiento. Estamos tan sobre-estimulados y activados, que terminamos por perder el interés en lo que hacemos. Hay tareas rutinarias que nos pueden llegar a aburrir, lo que nos conduce a la desmotivación y apatía. El aburrimiento y la apatía, son los medios por los cuales la procrastinación, toma fuerza. 

Perfeccionismo y miedo al fracaso:Desear hacer todo perfecto, no cometer errores y ver el fracaso como señal de debilidad, son razones más que suficientes para abandonar ciertas actividades aunque sean nuestra responsabilidad. Se trata de ver a los errores como maestros porque de esta manera, el fracaso desaparece. También te animo a aceptar que la perfección no existe y nunca la vas a alcanzar… esto es bueno porque te permite seguir aprendiendo y creciendo… eres un ser humano en expansión. 

Malestar por no cumplir: Unido a lo anterior, surge el profundo malestar y sufrimiento por no ser capaces de cumplir con nuestras responsabilidades y faltar a los compromisos que hemos adquirido. Esto sirve para crear un auto-diálogo interior muy negativo, lleno de reproches, insultos y juicios. Se trata de comprender qué es lo que te conduce a la procrastinación, no de maltratarte. 

Culpa y vergüenza: Cuando procrastinamos algo, nace en nosotros la culpa por no hacer lo que debemos y podemos llegar a sentir vergüenza por faltar a nuestra palabra o al compromiso adquirido con otras personas. La culpa aumenta el auto-diálogo negativo y el rechazo hacia quiénes somos. La vergüenza nos invita a escondernos y alejarnos de los demás, temiendo el momento en que los demás se darán cuenta de que somos un impostor

Entusiasmo puntual: En la procrastinación, también hay momentos puntuales de entusiasmo muy intenso. A veces podemos sentir euforia al hacer alguna tarea o actividad que nos motiva mucho, lo que desgasta nuestra energía de manera intensa y nos arrastra de nuevo a la apatía, al agotamiento y aumenta la procrastinación. Se trata de administrar bien nuestra energía. 

Pasiones variadas: Quienes procrastinan, tienden a tener pasiones e intereses variados que no siempre pueden explorar porque las obligaciones les dejan sin tiempo para explorar su curiosidad. Por eso tienden a aplazar sus obligaciones para conectarse con la energía arrolladora de la curiosidad y el aprendizaje, con la motivación.

Esta radiografía emocional de lo que ocurre en la procrastinación, creo que es bastante profunda. Te invito a analizar alguna situación en que procrastinas y observes lo que se cumple en tu caso y lo que no. 

Conductas en la Procrastinación

Las emociones que sentimos, determinan lo que hacemos en nuestra vida, por eso ahora te quiero hablar de qué acciones o consecuencias tiene en nosotros la procrastinación… 

  • Paralización de tareas: Esta es la manera básica en que se expresa la procrastinación, pero creo que es solo la “punta del iceberg”. Cuando procrastinamos, dejamos de hacer tareas que tendríamos que realizar. A veces es porque necesitamos mucha energía para acabar esa tarea y en ese momento no la tenemos, otras veces es porque sentimos que la tarea es un gran reto y no estamos seguros de poder acabarlo. Al paralizar la tarea, nos enfocamos en actividades que no nos exigen tanto, como mirar las redes sociales, jugar, ver la TV, escuchar podcast, etc. 
  • Agotamiento, aislamiento: Cuando procrastinamos, tendemos a aislarnos porque sentimos que estamos haciendo algo prohibido o que está mal. El agotamiento suele estar presente antes de dejar para después alguna actividad, pero el aislamiento y ocupar nuestro tiempo con distracciones vacías, aumenta nuestro agotamiento. 
  • Estallidos de energía: Quien procrastina, tiene de vez en cuando estallidos de mucha energía, que aprovecha para hacer lo que se ha ido acumulando y así se vuelve a agotar rápidamente. La procrastinación también tiene que ver con una mala gestión de la energía. 
  • Organización y planificación no adecuadas: En ocasiones, la procrastinación llega porque nos organizamos y planificamos de manera no adecuada. Una planificación excesiva puede ser sentida como una cárcel y por eso hay que analizar bien qué tipo de organización y planificación encaja mejor contigo. 
  • Espacios desordenados: El desorden interno que sentimos cuando procrastinamos, se expresa en nuestro entorno… la mesa de trabajo o nuestra casa. El espacio que nos rodea, nos estabiliza o desestabiliza. A veces, una buena manera de ver cómo nos sentimos internamente, es echar un vistazo a los espacios en los que vivimos. 

Estas son algunas de las cosas que he aprendido sobre la procrastinación, acompañando a pacientes que la experimentaban. Tal vez en tu caso haya otras sensaciones y experiencias… explóralas. 

Cómo procrastinar menos

Cada persona es única y expresa la procrastinación de manera única. Por eso es importante que identifiques cómo es en tu caso, las actividades o tareas que te conducen a aplazar su realización, identificar las emociones y pensamientos que te generan. 

Tras este análisis, te sugiero algunas pautas para regular tu procrastinación y vivir mejor…

  • Regulación del estrés: Si sientes que el estrés es excesivo, re-interpreta la situación que estás viviendo, date tiempo de descanso, aliméntate de manera saludable, haz actividades que te gusten y motiven. 
  • Regulación emocional: La emoción es el inicio de todo, de modo que conecta con tus emociones, siéntelas, dales espacio y dales una salida (habla con alguien de lo que sientes, llora, escribe sobre tus emociones, dibújalas, medita, etc.). 
  • Planificación flexible: Algo que he descubierto con mis pacientes, es que una planificación muy rígida, tiende a agobiar aún más a las personas que suelen procrastinar. Por eso te sugiero una planificación flexible. Mejor haz un listado de 2 o 3 cosas que tienes que hacer al día, pero no las encierres en un horario concreto. 
  • Empezar con tareas que te motivan: Solemos empezar por actividades o tareas que nos gustan poco y cuando llevamos un tiempo procrastinando, esto es algo que complica aún más nuestro día a día. Te sugiero empezar el día con una tarea que te motive y te guste, esa energía positiva, te ayudará a realizar el resto de tareas. 
  • Hacer descansos controlados: Nuestro cerebro y cuerpo necesitan descanso, pero es importante que tengan una duración concreta. Quien procrastina es capaz de estar 4 o 5 horas muy enfocado en tareas de alto rendimiento, para después, agotarse mucho. El objetivo es hacer descansos de 10-15 minutos cada 2 horas de trabajo intenso. 
  • Aumentar tus niveles de Dopamina: Hay muchas maneras de aumentar los niveles de dopamina cerebrales, pero queremos que sea una dopamina saludable. Para ello te sugiero… plantearte objetivos a corto plazo (1 semana) y a medio plazo (3 – 6 meses), camina por la naturaleza, toma alimentos ricos en tirosina (chocolate, sandía, almendras, plátanos, aguacates, té verde, lácteos, arándanos, soja). 

Espero que este completo artículo, te ayude a comprender mejor por qué procrastinas y que sea el inicio de una vida que desees vivir. 

“El secreto para salir adelante es simplemente empezar”

– Mark Twain –

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