Existen miles de emociones con miles de combinaciones posibles. Por eso los seres humanos tenemos un mundo emocional tan rico y variado.
Para mí, las emociones son claves en nuestra vida, porque sin ellas iríamos a ciegas. Las emociones nos han ayudado a sobrevivir en la selva y lo siguen haciendo en las ciudades.
Solemos estar familiarizados con las emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, sorpresa, vergüenza, culpa, etc. Pero hay ciertas emociones complejas que se forman tomando otras emociones. Y una de ellas es la decepción.
Vamos a explorar esta emoción…
Qué es la decepción
Esta emoción es difícil de explicar y en ocasiones también de detectar cuando la estamos sintiendo.
La decepción podemos sentirla hacia nosotros mismos, hacia otras personas o incluso hacia la vida. Porque cuando las cosas no salen como esperamos, es probable que la decepción aparezca.
Para comprender mejor esta emoción compleja, vamos a dividirla en sus componentes, porque la decepción guarda muchas cosas en su interior.
Tristeza: Esta es la emoción que resuena de fondo como una melodía cuando nos sentimos decepcionados. A veces la podemos sentir y a veces no, depende de lo intensos que sean el resto de componentes de la decepción.
La tristeza es una emoción que nos ayuda a adaptarnos a esa desilusión que sentimos cuando algo no tiene el resultado que esperamos. También nos ayuda a distanciarnos del resto de personas para poder gestionar esta sensación de pérdida que a veces sentimos.
La tristeza nos ayuda especialmente en la decepción, porque podemos dar muestras de esta emoción y si otra persona es capaz de ver lo que nos ocurre, se puede producir una conversación donde liberarnos de nuestro dolor. Por eso la tristeza también nos ayuda a buscar consuelo externo.
Aflicción: Esta emoción es una mezcla de tristeza y abatimiento. Y creo que la clave está en el abatimiento, en sentir que no podemos hacer nada para cambiar la situación que estamos viviendo. La aflicción nos habla de sufrimiento y también de dolor emocional.
Sorpresa: La decepción suele ir unida a la sorpresa porque lo que nos aflige, suele ser algo inesperado, algo que no habríamos podido anticipar aunque hubiéramos querido.
Enfado: En ocasiones, cuando sentimos decepción, nuestra primera reacción es enfadarnos. La ira nos da la fuerza necesaria para seguir adelante. Te recomiendo que cuando sientas decepción, no respondas de manera impulsiva, mejor date un tiempo para gestionarla.
Expectativas frustradas: Cuando planeamos algún proyecto en nuestra vida, cuando llevamos en secreto la preparación de un regalo que creemos le puede gustar a alguien, estamos creando expectativas acerca del resultado de nuestras acciones.
Por lo general, anticipamos que la otra persona reaccionará con alegría y sorpresa y también solemos creer que un proyecto bien elaborado y trabajado, tendrá resultados positivos.
Pero la vida es impredecible y esas expectativas y resultados no siempre se cumplen. Y precisamente en ese momento, es en el que la decepción entra en nuestra vida con fuerza. No pasa nada… sentir decepción es natural.
Heridas re-abiertas: Todos tenemos heridas que se han abierto a lo largo de nuestra vida. Las heridas más profundas y las que más nos duelen, son las que se han producido en la infancia.
Y estas heridas, si no las hemos sanado, se pueden re-abrir en nuestra vida ante sucesos que nada tienen que ver con el origen de la herida. En el caso de la decepción, las heridas que se pueden abrir son muchas…
- La herida del rechazo (cuando alguien no reacciona como esperábamos).
- La herida del abandono (al sentirnos poco apoyados por alguien importante para nosotros).
- La herida de sentir que no somos suficiente (suficientemente inteligentes, trabajadores o guapos).
- La herida de humillación (al sentirnos poco valorados por los demás o sentir que no nos hacen caso).
- La herida de la traición (sentir que no podemos confiar en nadie).
- La herida de la injusticia (sentir que no nos apoyan y no lograr alcanzar las expectativas marcadas).
La decepción es una emoción que puede re-abrir estas heridas. Si somos conscientes y estamos en un proceso de crecimiento interno, tomaremos esta emoción para acceder a nuestras heridas y sanarlas para que continúen guiando nuestra vida.
La decepción es una emoción compleja que lleva muchas cosas en su interior. La próxima vez que sientas esta emoción, observa las diferentes emociones que sientes y las posibles heridas que se han vuelto a abrir en ti.
Cómo aceptar la decepción
La decepción, como cualquier emoción, desea ser escuchada. Y aunque es un reto escucharla porque nos hace sentir mal, las enseñanzas que nos muestra son muchas.
A continuación, te daré algunos consejos para que puedas aceptar la decepción y crecer desde ella.
Siente el dolor: Este es el primer paso. La decepción la podemos sentir como un latigazo interno, un golpe que nos daña. Este golpe puede venir de fuera pero también puede venir de dentro. Observa el dolor, observa de dónde viene, observa las causas de su aparición.
Observa las emociones que trae consigo: Además de sentir la tristeza, la aflicción y la sorpresa, reflexiona sobre las razones por las que aparecen cada una de estas emociones. Escucha sus mensajes para comprenderte mejor.
Reduce tu apego al resultado: Solemos aferrarnos mucho a los resultados de las cosas que hacemos (proyectos, regalos, planes). Es algo natural, pero ten en cuenta que nunca podemos estar seguros del resultado de cualquier cosa que hacemos, porque la vida es impredecible, las personas somos impredecibles y cada cual cargamos con nuestra mochila de problemas, temas a resolver y heridas de la infancia.
De modo que si algo no sale como tú esperabas, recuerda que es natural, que es la vida.
Explora tus heridas: Creo que la decepción es una oportunidad única de explorar nuestras heridas de infancia. Lo primero es saber cuáles son tus heridas y después tienes la opción de sanarlas.
La sanación de heridas emocionales es un proceso profundo que requiere tiempo y paciencia. En muchas ocasiones, es aconsejable que un profesional te acompañe. Si sientes que tienes heridas abiertas, ya sabes que yo estoy disponible. Solo tienes que escribirme qué te ocurre desde aquí.
Siguiendo estos consejos, aprenderás a vivir conscientemente la decepción y el resto de emociones que la acompañan. La clave está en observarte y darte tiempo para sentir y diluir la emoción.
La decepción es una oportunidad para conocerte mejor