La mente humana es tan insondable como el océano. Y tan apasionante como éste.
Echando la vista atrás, me doy cuenta de lo mucho que he aprendido de la mente humana en mi más de una década de experiencia como terapeuta.
He comprendido a la mente desde una perspectiva que los libros de psicología, no son capaces de reflejar.
En el artículo de hoy, quiero mostrarte parte de este conocimiento, porque entender los huesos que componen el esqueleto de mi mente, te ayudará a comprender mejor la tuya.
Los huesos de mi mente
Mi mente está formada por muchas piezas… aunque los huesos esenciales que mantienen en pie mi mente, son…
Mi cuerpo y mi sistema nervioso: Tal vez te sorprenda que el primer “hueso” de mi mente, tenga que ver con mi cuerpo… pero creo que es la base sobre la que el resto de mente, se puede desarrollar. Algunas cosas que he aprendido sobre mi cuerpo son…
- Me protege pero es frágil.
- Se comunica conmigo a cada segundo… debo escucharlo.
- Antes de procesar algo mi mente pensante, mi cuerpo ya lo procesa y siente.
- Mi sistema nervioso autónomo, capta la información del entorno…
- Y en base a ella, siento, pienso y reacciono de una manera concreta.
- Es el lugar donde comunicarme con mis emociones.
- Es el lugar desde el que regularme emocionalmente.
- Hay varios anclas para mi calma: La respiración, sentir los pies en contacto con el suelo.
Mundo emocional: Tras el cuerpo, llegan las emociones, aunque ambos están unidos íntimamente. El mundo emocional es tan complejo, que tengo la sensación de que nunca llegaré a comprenderlo en su totalidad. Algunas cosas que he aprendido, son…
- Las emociones se expresan en mi cuerpo.
- Antes del pensamiento, llega la emoción.
- La primera fase de la regulación emocional, está en el cuerpo.
- La mente pensante depende de la emoción que siento.
- Las emociones se disfrazan de otras emociones (por ejemplo, el miedo se disfraza de ira).
- Solo conoceré cada emoción, si conecto con sus signos en mi cuerpo.
- Las emociones me pueden agotar mucho si no me regulo adecuadamente.
- A veces me anestesio emocionalmente para dejar de sentir.
- La emoción trae un mensaje que debo escuchar.
- Tras esa escucha, la emoción se va… le gusta ser libre.
- A veces las emociones son más duraderas… solo debo sostenerlas con amabilidad.
- Debo atravesar mi emoción para liberarme de ella.
- Me regulo respirando conscientemente, escribiendo, hablando, meditando.
Redes de pensamientos: Como toda PAS, tengo una mente pensante intensa… a veces demasiado. Algunas cosas que he aprendido de mi mente pensante…
- El pensamiento puede ser mi mejor aliado si sé conducirlo bien.
- Tengo una mente analítica que desmenuza toda la información.
- Me encanta comprender las cosas, eso me libera de dudas.
- Mi mente reflexiva es capaz de trascenderlo todo.
- Tengo una mente con un pensamiento arbóreo… de una idea salen miles.
- Soy creativa y conecto ideas distantes.
- Las rumiaciones me hacen sufrir mucho.
- Debo cuidar mi auto-diálogo porque puede ser destructivo.
- He aprendido a transformar mi perfeccionismo y auto-exigencia…
- … Especialmente al tener expectativas realistas.
- Me regulo enfocando mi atención en la respiración o en movimientos corporales.
Creencias: Las creencias son las gafas a través de las cuales, miro al mundo, a mí misma, a los demás y a la vida. De las creencias he aprendido…
- Se gestan en la infancia, influidas por nuestro entorno.
- No importa tanto la experiencia vivida, como la interpretación que hago de ella.
- Las heridas emocionales, programan ciertas creencias… ciertas o no.
- Cambiar las creencias lleva tiempo, consciencia y paciencia.
- Cambio mis creencias cuando compruebo que la realidad es diferente a lo que dice mi mente.
- Puedo cambiar la manera en que me veo a mí misma.
- Un suceso… yo decido si me ayuda a crecer o me hunde.
- Puedo ser la protagonista de mi vida… o la víctima… solo depende de mí.
- Yo decido las gafas con las que vivo… siempre se pueden transformar.
He de confesarte, querido lector, que he disfrutado mucho haciendo este repaso por el esqueleto de mi mente… he aprendido tanto de mí y de otros, que me hace muy feliz poder compartir contigo estas semillas de auto-conocimiento… estoy segura de que arraigarán.
El amor es la clave
Siento que cada mente humana es un laberinto con rincones oscuros que explorar y valles luminosos y muy bellos.
Y he aprendido que amar la luz y la oscuridad, es la clave del cambio en terapia.
He de empezar yo… acompaño al paciente a través de sus miedos y dolores con mucha suavidad, con mucha amabilidad. Y como yo no me asusto con sus sombras, el paciente aprende a amarlas, a abrazarlas y a aceptar que forman parte de él o de ella.
Muchos terapeutas son confrontadores… prefieren decir las cosas con cierta brusquedad.
Yo soy amable… como Persona Altamente Sensible (PAS), sé lo mucho que duele que otra persona vea algo que siempre has escondido porque crees que está mal. Y una confrontación demasiado directa, me duele demasiado… me bloquea, aumenta mi auto-crítica, me enredo en pensamientos negativos y aumenta el rechazo hacia mí misma.
Y si eso me pasa a mí… seguro que les pasa a mis pacientes. Porque puedo hacer que el paciente se dé cuenta de muchas cosas, pero lo hago guiando desde el amor, la amabilidad y la aceptación.
Y es que en terapia, soy un modelo emocional para los pacientes. Por eso he de ser cuidadosa, por eso no he de forzar ni dar una opinión personal, no he de decirle al paciente lo que tiene que hacer… es adulto y es él o ella quien debe decidir. Y se toma una decisión que no va a favor de su bienestar… será su manera de aprender lo que le va bien.
Siento que puedo ejercer de esta manera, porque me conozco bastante. Siempre he sido muy introspectiva y los formaciones que he hecho en estos últimos años, me han ayudado a conocerme aún más. Y eso redunda en un mejor conocimiento de la mente y emociones de mis pacientes.
Si deseo vivir desde el amor y la amabilidad para crear un mundo más consciente, he de mostrar todas estas cosas en mi profesión. Siento que lo que un paciente aprende en consulta, es una semilla que crecerá durante décadas en él o ella y que plantará semillas de amabilidad y amor en su entorno.
Siempre me imagino este proceso, como las semillas del diente de león, que vuelan lejos y arraigan en lugares desconocidos. Me gusta que pueda hacer algo parecido con mi trabajo diario.
Aceptar lo que no puede cambiar
El ser humano es un ser en constante movimiento y cambio. Creo que toda persona puede transformarse a sí misma si de verdad lo desea y está dispuesta a invertir tiempo a conocerse más.
Nuestro cerebro es capaz de cambiar las redes neuronales, nuestro cuerpo puede fortalecerse a través del movimiento y la meditación. Somos seres en cambio eterno.
Peeerooo…
Sí, hay un “pero” que he aprendido en este último año.
Hay una estructura básica que no podremos cambiar… como si fuera el hueso central que permite que el resto de esqueleto siga en pie.
A través de la exploración de mi rasgo de la personalidad altamente sensible, me he dado cuenta de que la personalidad es algo que no podemos cambiar completamente.
Nacemos biológicamente marcados con una personalidad u otra… hay quien es introvertido y quien es extrovertido, hay quien prefiere tomar riesgos en su vida y quienes es cauto y precavido, hay quienes son ambiciosos y quienes se conforman fácilmente.
Tratar de cambiar ese pilar esencial de quienes somos, nos hará sufrir mucho porque no podremos hacerlo… y aquí es donde entra la aceptación.
Muchas veces queremos vivir como personas que tienen una biología muy diferente de nosotros… y eso nos lleva al rechazo de quienes somos, produciéndose una batalla interna de la que no saldremos bien parados.
Yo he de aceptar que no puedo vivir como otras personas al ser PAS… no puedo estar mucho tiempo en entornos con sonidos muy altos, luces muy intensas o mucha gente. Si me fuerzo a socializar de esa manera, acabaré agotada y emocionalmente inestable.
Y esto no lo vivo como una desventaja o un drama… creo que puedo dar lo mejor de mí, cuando vivo en entornos que me nutren. Y esa es una decisión que puedo tomar cada día… por lo que todo depende de mí.
Espero que te aceptes tal y como eres… porque la transformación de algunas de tus piezas internas, depende de ello.
Y recuerda… ya eres maravilloso tal y como eres… no tienes nada que esconder.
“Cuando no encuentras la solución a un problema, probablemente no sea un problema a resolver, sino una verdad a aceptar”
– Mandy Hale –


